El premio nacional de artes plásticas que descubrió los troncos de Wily

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

LALÍN

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Pedro G. Romero participó en el disco editado con canciones del lalinense

28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace unos días podemos admirar en el museo municipal de Lalín desde dibujos y acuarelas a grabados en madera o esculturas de Antonio Taboada Ferradás Wily (Lalín 1962-2006). Parte de esas obras pertenecen a colecciones particulares y se exhiben por primera vez. Una parte del amplio legado que dejó el artista dezano, donde también tiene cabida la música o la poesía. De esta última se quiere promover alguna iniciativa en el 2025, pero hace algo más de cuatro años se presentaba en sociedad a edición de un libro y un vinilo con tres canciones de Wily, así como un fragmento de una entrevista radiofónica.

Un guiño a ese patrimonio musical del polifacético artista de Botos que vuelve a la actualidad. El reciente ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas 2024, Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964), participó en aquel proyecto en torno a Wily. El creador onubense, que además de artista y comisario de exposiciones también es director de cine, operador de teatro o escritor, firma un delicioso texto en el libro que acompaña el vinilo con las canciones del lalinense. Bestiario III. Los troncos de Wily trenza mimbres entre sus figuras escultóricas y su música.

«Los troncos de Wily tienen expresivas formas y, a su modo, cuando salen a la calle, pues sí, hablan con locuacidad», remarca Pedro G. Romero, para incidir en que «tienen la capacidad de no necesitar poda alguna, ni tan siquiera el derribo de los árboles; la condición biológica y biográfica de la obra de arte, como el niño en la escuela, no necesita de pediatría». No falta una mención a su parecido con las esculturas de Francisco Leiro: «puede que sean su hijas bastardas, como las de Leiro lo fueron —hijos impropios— de las figuras figurativas de artistas alemanes e ingleses de los primeros años ochenta. Obvio. Influencias extranjeras del arraigo». Y tira con dardo: «pero en la suficiencia de Leiro al observar los troncos de Wily se esconde algo de su fracaso, algo que explica porqué sus figuras están atrapadas en las rotondas de colecciones, instituciones y salones confortables... Ese paternalismo del artista como maestro es atroz. ¡Liberar a Leiro mejor que liberar a Wily!, eso expresan los troncos con una voz clara y absoluta, como de infantes que recitan las tablas de multiplicar en el colegio».

«Salen a la calle a cantar»

Resalta el premiado este año en Artes Plásticas que «los troncos de Wily nos desafían» y considera que parecen entre ellos que «se agarran y pelean. Son como borrachos que hacen de la agresión, abrazo; y acaban riendo, sí, risotadas altas y fuertes. A esas agarradas lo llaman conversación, también en la taberna o en la comisaría o en la sala de exposiciones. ¿Por qué piden estos troncos salir a la calle? Los troncos de Wily salen a la calle a cantar». Y a continuación enhebra con fino hilo a veces y cáustico en otras la vinculación entre las esculturas y la música, los vinilos. Lo hace sumando a otra consideración previa, que «son muebles que incorporan aire y una forma primitiva de hablar».

Que un premio nacional como Pedro G. Romero destacase la relevancia de Wily y sus esculturas sin duda refrenda el mucho camino aún por recorrer para poner en su justo valor al artista lalinense. Aquella publicación, que también incluía un artículo de Germán Labrador Méndez, fue coordinada por el crítico y comisario de arte de Lalín, Ángel Calvo Ulloa, mientras el diseño —a partir de dibujos del propio Wily— fue obra de Misha Bies Golas. Lluvia de primavera, Nada te importa y Francés son los temas incluidos, con letra y música den Wily, que grabó en el 2003 en Radio Lalín.