
Mención especial para el cementerio en los prestigiosos CityScape Awards
22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En algo más de dos semanas cumplirá un año la ampliación del cementerio lalinense de A Romea, un rompedor proyecto arquitectónico que fue bautizado como A Fraga do Alén y que contó con una inversión de 1,7 millones de euros. Antes del aniversario, el trabajo diseñado por el estudio Promove y firmado por los arquitectos Abel Mato y Martín Toimil fue reconocido en los prestigiosos premios internacionales de arquitectura paisajística CityScape Awards.
A Fraga do Alén fue reconocido con una mención especial en este certamen de primer nivel que se celebró el viernes en Milán. Un evento que reúne a profesionales, universidades administraciones públicas y entidades privadas de todo el mundo comprometidas con la transformación sostenible del territorio.
Para el arquitecto Martín Toimil supone su segundo reconocimiento internacional después del obtenido en China en el 2013 por «El jardín celta», un área verde que corona la ciudad de Jinzhou. En cuanto a los CityScape, en la edición donde resultó galardonada A Fraga do Alén participaron más de 300 propuestas de 18 países. Entre los premiados destacan el plan de regeneración de la ribera de La Gavia, en Madrid, o el parque de las Canteras de Cinisello Balsamo, en Italia. La diversidad geográfica de los galardonados refleja la creciente importancia del diseño paisajístico como herramienta para afrontar los retos ambientales, sociales y culturales de la actualidad.
Reinterpretación
El proyecto de Promove fue reconocido por el jurado por su capacidad para reinterpretar el espacio funerario desde una perspectiva ecológica, simbólica y profundamente enraizada en el paisaje y cultura de Galicia. Situado en una fraga en los alrededores de la capital dezana, el proyecto propone un cementerio contemporáneo que se entrelaza con la naturaleza, alejándose de la concepción tradicional de estos lugares y centrado en la idea de continuidad entre la vida y la muerte.
La intervención apuesta por una arquitectura mínima y respetuosa, empleando materiales locales como la piedra sexa, la madera y la tierra prensada, así como integrando caminos sinuosos, zonas de reflexión y espacios de memoria entre robles, castaños y abedules.
El diseño evita la monumentalidad y prioriza la experiencia íntima y emocional del visitante, ofreciendo un lugar de silencio, belleza y conexión con la naturaleza. Por otro lado, A Fraga do Alén también incorpora criterios de bajo impacto ambiental, drenaje natural y biodiversidad, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el diseño puede humanizar y dignificar los espacios de la muerte.