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Alba Varela lleva 12 años al frente de este restaurante situado en la casa restaurada de sus tatarabuelos
30 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Alba Varela Diéguez, (Rodeiro, 1990), es la pequeña de tres hermanos. Se crio en los establecimientos de sus padres que tuvieron una sala de fiestas, un bar y, su madre, una pastelería. Desde hace 12 años regenta Casa Achacán, un restaurante en Rodeiro, que rinde culto a los productos de proximidad y ofrece «cociña caseira con sabor natural».
Del corral familiar sale uno de los platos más demandados: el capón de casa que se cocina a fuego lento en el horno de la cocina de leña. Una alimentación totalmente natural de los pollos, criados en libertad, confieren un sabor único al plato. El capón se acompaña con otros ingredientes salidos de la huerta que nutre al establecimiento de todo tipo de verduras. Los pollos se matan en casa, se despluman y apunta «deixámolo macerar un día para serenar as carnes».
Asegura que no le gusta adobar demasiado las carnes para no matar su sabor natural. El día que lo prepara lo corta, le echa un poco de manteca de cerdo con un poco de ajo y perejil esmagado y lo deja reposar dos o más horas. Después «botámos uns dentes de allo enteiros no aceite de oliva e pasamos os cachos de capón volta e volta para selar a carne e que quede dourada». Luego, en ese aceite «botamos as verduras: un pemento verde, un pouquiño de pemento roxo, cebola, unha guindilla e un pouco de viño branco por encima na pota e o metemos no forno de leña».
Una vez listo se acompaña en la mesa con cebollitas pequeñas y castaña y «facemos as patacas douradas, redondiñas, pequenas, que aquí se lle chamaban as patacas da festa. As cocemos primeiro cun pouquiño de sal e colorante, dámoslle un fervor, as escurrimos e van a freidora. Logo as botamos na pota con un pouco de viño branco e un pouco da auga de habelas cocido e un pouco de salsa do capón e con iso están».
El tiempo de cocción del pollo en el horno es «dúas horas largas, máis ben tres». Se trata de guisarlo lentamente. Al capón de un año «lle leva unhas dúas horas e media máis o tempo de douralo», señala.
El proyecto del restaurante, explica Alba, nació después de que ella completará cinco años de estudios de cocina, pastelería, panadería y de servicios en las escuelas de Vilamarín y Santiago. Sus padres, cuenta, «habían empezado a restaurar a casa dos meus tataravós» con todo el gasto que ello suponía y «estaban xa a piques de xubilarse». Aunque reconoce que «eu era moi nova e houbérame gustado facer prácticas en máis sitios e antes de empezar poder coñecer algún outro lugar porque sempre aprendes cousas novas» tocó arrimar el hombro y se lanzó a la aventura.
Hasta entonces «traballara de camareira e tamén nalgún outro sitio pero tiven que aprender sobre a marcha». Ahora, tras más de una década de trabajo y con el restaurante asentado, ultima una ampliación de la línea de negocio con el alquiler de tres habitaciones como hospedaje. Un servicio que cree puede tener tirón entre los peregrinos que pasan por el Camiño de Inverno «porque non hai moitos sitios onde aloxarse» y entre sus propios clientes que podrán prolongar las cenas con calma quedándose a dormir y evitando tener que coger el coche.
El entorno natural junto con el encanto y solera que desprende esta gran casa se añade a una cocina elaborada con mimo y productos de kilómetro cero.
La huerta familiar surte al restaurante de habas, pimientos, tomates, puerros, lechugas y berzas de tres tipos, entre otros productos. Dada la formación de Alba, los postres son también todos caseros. Entre sus especialidades se encuentran los milhojas de crema y de merengue y también los típicos del cocido como las cañas de crema, las rosquillas, las filloas o las torrijas, además de otros también de elaboración propia como el coulant de chocolate.
En este época triunfa el cocido, que es uno de los platos que más se sirven. Otras especialidades son las carnes a la brasa, el bacalao al horno con patatas panadera y en temporada la carne de caza, especialmente corzo y jabalí. Aunque, indica Alba, «facemos calquera cousa por encarga» destacando que en la actualidad no es fácil encontrar establecimientos de restauración donde preparen carnes de caza.
En el último concurso de tapas de Rodeiro, Casa Achacán presentó un cachopo de corzo que incorporaron después a la carta.
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