Francisco González inicia su formación tras acabar entre los 100 mejores
12 may 2025 . Actualizado a las 13:57 h.La pasada semana los mires con los 3.500 mejores puestos eligieron destino para realizar su formación como médicos internos residentes. Treinta se decantaron por el área sanitaria de Santiago, entre ellos tres de los cien primeros puestos: Antonio Sánchez Cabello (neurología, 33), Francisco González Nogueira (cardiología, 82) y Pedro Vieites Pérez (dermatología, 97). Faltan días para que termine el proceso de selección y el CHUS confía en cubrir las 104 plazas que ofrece, 40 en la especialidad de medicina de familia y 64 en otras disciplinas hospitalarias. El problema principal será el de familia, ya que en los últimos años han quedado vacantes.
Pero mientras unos se preparan para iniciar su vida como residentes otros dicen adiós a esta fase supervisada y comenzarán su andadura como adjuntos. Este año terminan en el CHUS 81 médicos, 28 de familia y 53 del resto de especialidades. Durante esta semana los jóvenes mires que eligieron el área sanitaria se pusieron en contacto con las unidades docentes del hospital en el que pasarán muchas horas en los próximos cuatro o cinco años. Algunos ya lo conocían y otros no, como Antonio Sánchez, un granadino que obtuvo el puesto 33 en el mir y no tiene ninguna relación con Santiago salvo lo que les gustó a él y a su pareja la ciudad, tantos que ambos han decidido venir a la capital gallega.
Para otros, los pasillos y consultas del CHUS son lugares comunes. Francisco González, 82 en el mir, visitó el pasado miércoles el servicio de cardiología del Clínico, a sus compañeros y al que será su jefe, José Ramón González Juanatey. En este servicio hay dos residentes por año. Miguel Mejuto está a punto de finalizar el segundo y da buenos consejos al que pronto será su «r» pequeño: «sobre todo es importante entrar con humildad. Al principio estás un poco perdido pero vas aprendiendo poco a poco, tanto de tus residentes mayores como de los adjuntos».
A Francisco ganas de trabajar no le faltan. Este joven (Silleda, 2000) llegó a dudar entre varias especialidades, como dermatología, otorrino y anestesia —su hermana es anestesista en el mismo hospital—, pero finalmente se decidió por cardiología, «al final siempre estuvo por encima, tiene mucha fisiopatología y de alguna manera puedes entender las causas de la mayoría de las enfermedades y atajarlas, solucionándolas o mejorando su calidad de vida».
Su R3 —así lo será cuando Francisco empiece la residencia— no oculta el trabajo de estos años de formación, «la intensidad del trabajo es importante, hacemos unas cinco guardias al mes y son intensas, en las que habitualmente se duerme poco», explica Miguel, quien recuerda que al trabajo y las guardias se suma el estudio, «porque hacer la residencia requiere estudio». Francisco sabe que va a ser intenso y que al principio tendrá que apoyarse «en los residentes mayores y en los adjuntos». «Es una etapa para intentar aprender lo máximo posible, y aunque sé que las guardias son ‘malas’, sobre todo cuando eres residente, las quiero ‘malas’ para aprender más», dice.
Si tuvo dudas a la hora de escoger especialidad, este joven no tuvo ninguna al elegir hospital. «Para mí es el mejor servicio de cardiología de Galicia». Cerca de su casa, se formó en él, «es muy completo y tiene un buen volumen de pacientes». Curiosamente, aunque sus padres no se dedican a ello, tanto él como sus dos hermanas —una de ellas su melliza— han elegido esta profesión.
Así como el Clínico era sin duda su primera opción para formarse, respecto a su futuro no se cierra puertas, «dependerá de las ofertas de trabajo», explica, «por supuesto que me vería trabajando en Galicia, pero si me tengo que ir a otra ciudad también lo haría».