El grupo constructor y de servicios ACS -dueño del 12% de Iberdrola y del 40% de Unión Fenosa- ha reconocido en un comunicado enviado a la CNMV que ha mantenido conversaciones con la empresa pública francesa EDF sobre el interés de esta por la eléctrica Iberdrola y el mercado español en general, pero sin haber llegado a acuerdos. Admitió igualmente que alimenta el proyecto de consolidar «un gran grupo energético español donde ACS pueda ser protagonista junto al resto de sus socios».
La compañía que preside Florentino Pérez fue requerida por la Comisión Nacional del Mercado de Valores para aclarar la situación, en una jornada de fuertes rumores y cruce de declaraciones y comunicados. Por la mañana, en rueda de prensa, el presidente de Banca March, Carlos March, había dejado entrever que ACS mantiene contactos con los grupos energéticos europeos EDF, E.On y RWE, pero también con la petrolera Repsol YPF y con Gas Natural, sobre el futuro del sector energético español.
Sus palabras tuvieron gran repercusión. March invierte a través de Corporación Financiera Alba, accionista de referencia y propietaria del 22% del capital de ACS, y esas declaraciones se interpretaron como confirmación de los rumores sobre el proyecto de formación de un gran conglomerado energético español, formado por la petrolera, la gasista y las eléctricas Iberdrola y Unión Fenosa.
Repsol YPF, que desmintió de forma rotunda haber tenido cualquier tipo de contactos con ACS o Corporación Financiera Alba, expresó su rechazo a la propagación de estos y parecidos rumores, que calificó de «interesados». Un portavoz aseguró que la compañía estaba dispuesta, de seguirse produciendo esos comentarios, a denunciar la situación ante la CNMV.
Tan dura respuesta movió a actuar al regulador. Corporación Financiera Alba remitió entonces a este una serie de puntualizaciones. Aseguró que «ni sus administradores ni sus representantes han mantenido conversaciones respecto a la reordenación del sector energético con otras compañías o grupos empresariales». Y, de forma más concreta, añadió que tampoco se habían producido esos contactos con otras entidades «sobre posibles operaciones corporativas que impliquen a Iberdrola». «Lamentamos que en la rueda de prensa [...] hayan podido extraerse conclusiones absolutamente erróneas», concluía la firma de Carlos March.
Vino después la confirmación de ACS. El grupo constructor y de servicios reconoció a la CNMV que «ha mantenido conversaciones con EDF sobre el sector energético europeo y sobre su interés por Iberdrola y el mercado español en general, sin que en esas conversaciones se haya concretado ningún tipo de acuerdo y por tanto, sin que nada se haya sometido al consejo de administración».
Precisó que este tipo de conversaciones son «normales entre operadores energéticos», y recordó que la estrategia de ACS es «la consolidación de un gran grupo energético español donde ACS pueda ser protagonista junto al resto de sus socios». Por último, se comprometió a «cumplir lealmente la política energética del Gobierno» y a «asegurar que la mayoría de los activos energéticos españoles estén en manos de accionistas españoles».