Salvar su banca le costó ya 340.000 millones a siete grandes Estados

ECONOMÍA

Las operaciones, antes denostadas, permitirán sustituir a los gestores o lograr beneficios para las arcas públicas

22 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Una leyenda griega atribuye al rey Gordias el mérito de atar el carro de Zeus con un nudo tan fuerte que nadie pudo soltarlo. Hasta que llegó Alejandro. De aquel mito salió la expresión nudo gordiano. Trasladado al siglo XXI, el nudo gordiano de la crisis actual lo provocó la banca más especulativa y el Alejandro de turno -o, al menos, quien está mostrando la salida más eficaz- es el Estado. Las inyecciones públicas de capital o nacionalizaciones, totales o parciales. Siete de las grandes economías del planeta han desembolsado directamente unos 340.000 millones de euros desde el inicio de la crisis para salvar su sistema financiero. Tanto como todo el presupuesto anual de gasto del Estado español.

Entienden esos Gobiernos que es la mejor salida y la que evitará que se repitan casos como el de Lehman Brothers, firma que cayó en Estados Unidos ante la inacción de su Gobierno. «La única respuesta es la nacionalización. Esos bancos están en bancarrota», afirmaba hace apenas un mes el economista Joseph Stiglitz. Otro premio Nobel, Paul Krugman, decía en su bitácora de Internet: «Esos rescates son de todo caso necesarios; y hasta en EE.?UU. resultarían más digeribles si los contribuyentes consiguieran, a cambio, librarse de holgazanes».

Es precisamente la economía norteamericana la que más dura se está poniendo con el asunto. Ha auxiliado con 300.000 millones de dólares -221.000 millones de euros- a veinte firmas de diferente tamaño, desde gigantes como Citigroup hasta Freddie Mac, Morgan... El Reino Unido ha seguido esos pasos, con otros 44.000 millones repartidos solo en cuatro grandes firmas. La primera, el Royal Bank Of Scotland. Su gigante mundial HSBC ha rechazado cualquier ayuda.

Francia, con otros 8.200 millones -ha intervenido, entre otros, Dexia o BNP-, Holanda -el caso más célebre es el de ING-, Dinamarca -Roskilde-, Bélgica -de Dexia a KBC- y, fuera de la UE, Suiza -UBS- han seguido esos pasos. En total, esos 340.000 millones de dinero público para convertir al Estado en accionistas de la compañía bajo la fórmula de acciones preferentes. «Es la mejor opción, porque tienes derecho a voto si no hay beneficios, y puedes sustituir a los gestores, pero si hay beneficios, estos van para las arcas públicas», observa Miguel Córdoba, economista del CEU. Suecia o México ya vivieron situaciones similares mucho antes de la crisis actual.

La banca española recela de esas medidas y hasta el presidente de la patronal AEB ha pedido que se deje caer a las entidades insolventes. Ven además esos casos como una competencia desleal porque algunas firmas extranjeras, resucitadas con dinero público, operan en España. Pero los expertos no ven esa solución como un anatema en España. «A estas alturas, no se descarta nada», agrega Xosé Carlos Arias, catedrático de la Universidade de Vigo. Para Caja Castilla-La Mancha, en absorción por Unicaja, está prevista la primera inyección directa de dinero público en España.