El libro blanco que encargó el Gobierno hace unos años para la racionalización de horarios laborales distingue entre lo que es estar en el trabajo y lo que supone realmente laborar. El operario hispano duerme una media de cuarenta minutos menos que el europeo y pasa más tiempo en su puesto, aunque no por ello saca mejor nota en cuestiones de productividad.
En estos tiempos de recesión, las multinacionales representan curiosamente en muchos casos un ejemplo de racionalización horaria, reconocido incluso por algunos sindicatos. Hewlett Packard llegó a establecer un programa contra empleados que consideró adictos al trabajo. Más ejemplos: Sanitas cierra a las seis de la tarde y en Novartis las reuniones finalizan a las 17.30 horas. Otro tanto se puede decir de Microsoft.
Tutorías
Por su parte, Ernst&Young ha llegado a poner un tutor a los recién llegados, de modo que puedan recibir orientación sobre cómo conciliar vida laboral y familiar. El libro blanco para la racionalización de horarios lo redactó una fundación independiente, con el concurso de siete ministerios, ocho comunidades, sindicatos, la patronal y once universidades y asociaciones.