Después de intentar la operación con CajaSur, de tantear a Catalunya Caixa -promovido por la Generalitat- y de cortejar durante meses al Pastor, el Sabadell ha cerrado la gran operación corporativa que buscaba desde hacía años. La catalana es una pieza estratégica en la banca española gracias a su política de fusiones que le llevó a integrar el Atlántico, el Herrero, el Urquijo y el Guipuzcoano (el año pasado), o firmas en Estados Unidos. Pero con la CAM da un salto cualitativo en tamaño. Es la cuarta operación corporativa del año en el sector. A aún hay un actor por encajar, el también intervenido Banco de Valencia. Por el medio, la propia Comunidad Valenciana ha visto evaporarse su sistema financiero.
¿Qué riesgos asume el Sabadell?
Muchos menos de los que se temía al inicio de la operación, y por lo que se echaron atrás gigantes como el Santander o La Caixa. Habrá un saneamiento previo de 5.249 millones y por el escudo de protección ante pérdidas durante 10 años. «Incorporamos una entidad previamente saneada y sin riesgos sustanciales adicionales a los de su propia franquicia», admitía ayer el propio presidente del grupo barcelonés, José Oliu. El Sabadell pretendía que los 4.000 primeros millones de pérdidas tras la compra los asumiera el Estado, pero eso no se ha aceptado. Si el agujero estimado es de 20.000 millones, el Sabadell -que deberá llevar a cabo una ampliación de capital- tendrá que poner unos 4.000. El Sabadell, además, tendrá ahora que cumplir con los requisitos de capital que marcará Europa, al convertirse en banco sistémico.
¿Qué está haciendo el resto de la banca?
Pocas entidades hay paradas. Para los cinco grandes, la prioridad es recapitalizarse cuanto antes y llegar al 9?% de core capital. Bankia y Popular, además, tienen que cerrar sus fusiones. En el resto, hay dos operaciones en marcha: Unicaja-Caja España-Duero, y la alianza vasca. Y hay que ver qué pasa con Novagalicia Banco y su captación de inversores este mes.
¿Qué puede pasar el próximo año?
Más movimientos corporativos, sobre todo con entidades pequeñas (Caja 3 o Unnim), o fuertes que tienen que sumar (Ibercaja o Liberbank). Y habrá que ver qué pasos da Mariano Rajoy, porque se espera que la reforma financiera esté entre sus prioridades. ¿Banco malo?