La ultraderecha griega rompe la baraja

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El Gobierno de Papademos se desmorona por la oposición a los recortes que exige Europa

11 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Europa no se fía de Grecia. Por eso el jueves prefirió esperar y ver antes de dar su bendición al segundo rescate heleno. «No podemos vivir a base de promesas que se repiten una y otra vez. Queremos acciones concretas», resumió muy bien el jefe del Eurogrupo, Jean Claude Juncker. Y, visto lo visto ayer, la decisión fue más que acertada. Apenas 24 horas después de haber pasado por el aro de Bruselas y ponerse de acuerdo con sus socios en el Gobierno de unidad (los socialistas del Pasok y los conservadores de Nueva Democracia) para sacar adelante las nuevas medidas de austeridad que exige la troika, el líder de la formación ultraderechista Laos, Yorgos Karatzaferi, rompió la baraja. Dio marcha atrás y se descolgó del pacto, argumentando: «Nos han quitado nuestra dignidad, hemos sido humillados. No puedo aceptarlo, no voy a permitirlo». No dejó pasar la oportunidad Karatzaferi de cargar las tintas contra la canciller Merkel, a la que acusó de estar jugando a un peligroso juego de póker: «Grecia no puede caer. Si lo hace arrastrará a muchos países con ella, incluso a toda Europa al final. La señora Merkel tiene una pareja de cincos y finge tener un póker de ases».

Poco después, llegaba la dimisión de los cuatro miembros con los que contaba la formación en el Ejecutivo: el ministro de Transportes y los viceministros de Defensa, Agricultura y Marina Mercante. En principio, nada demasiado alarmante, en tanto en cuanto que Laos ocupa 16 de los 300 escaños del Parlamento, lo que significa que su apoyo no es imprescindible para sacar adelante lo prometido en Bruselas el jueves.

Lo preocupante es que no fueron los únicos. Al carro se sumó la viceministra de Exteriores, Marilisa Xaenoyannakopulu, del Pasok, siguiendo los pasos dados la víspera por su homólogo de Trabajo y compañero de filas, Yannis Koutoukos. A lo que habría que añadir más de un veintena de deserciones en los bancos del Pasok y un decena en los del conservador Nueva Democracia, según varios medios de comunicación griegos. Y, aunque, de momento, el apoyo del Parlamento parece garantizado, lo cierto es que Grecia promete, como poco, otros cinco días de infarto. Hasta que el miércoles se reúna otra vez en el Eurogrupo. Todo este caos, en la antesala del Consejo de Gobierno que anoche dio finalmente el visto bueno definitivo al acuerdo con la troika, que, mañana tendrá que ser aprobado por el Parlamento. Aunque, con Grecia, nunca se sabe.

Antes de la reunión, el primer ministro heleno, Lucas Papademos, recordó a los díscolos que «la quiebra no es una opción para Grecia». Y, amablemente, los invitó a dejar el Ejecutivo: «Nuestra resistencia está siendo puesta a prueba. Aquellos que no pueden soportar la presión, no tienen lugar en el Gobierno».

Y, mientras, los griegos, hastiados de tanto sacrificio, secundaron mayoritariamente la primera de las dos jornadas de huelga convocadas por los sindicatos contra el yugo de la troika (FMI, BCE y Comisión europea). Protestas en las que los antidisturbios tuvieron que emplearse a fondo en Atenas contra un grupo de unos 200 manifestantes violentos que lanzaron cócteles molotov y piedras contra los agentes.

«La señora Angela Merkel tiene una pareja de cincos y finge tener un póker de ases»

Yorgos Karatzaferi