Mientras Hollande cumplía el programa de su toma de posesión, Nicolas Sarkozy hacía footing en el Bois de Boulogne, no lejos del domicilio de su esposa. Allí se refugió tras dejar el palacio en manos de su sucesor poco después de las 10.30. «¡Merçi, Nicolas!», le gritaron sus partidarios.
El hiperactivo Sarkozy habló vagamente de su futuro en la noche de la derrota electoral. Muchos de sus próximos dudan que rompa definitivamente con la política. Seguirá cobrando como expresidente y ha aceptado el despacho al que la ley le da derecho, muy cerca del Elíseo y de su antiguo despacho de abogado. También ha confirmado que ocupará el puesto que le corresponde en el Consejo Constitucional.
Su inmunidad presidencial expira el 15 de junio. De momento no tiene causas pendientes, pero su testimonio interesa a los jueces que instruyen los casos Karachi y Bettencourt, ambos relacionados con la financiación ilegal de sendas campañas electorales, y podrían convocarlo.
Quizá para evitar escándalos, ha prohibido a su hijo Jean que se presente como candidato a diputado. Carla Bruni piensa volver a la música y ya prepara su cuarto álbum. Pero por ahora se irán de vacaciones al sur.