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ECONOMÍA

Fernández Toxo reclama el trabajo asalariado frente al emprendimiento

24 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952) seguirá al frente de CC. OO. durante cuatro años más tras haber sido reelegido secretario general en el décimo congreso confederal con el 85,6 % de los votos en la única lista presentada a la ejecutiva confederal. Defensor de la negociación y el diálogo en todas las circunstancias posibles, eso no le ha impedido convocar tres huelgas generales durante su anterior mandato (dos contra las reformas laborales del PSOE y del PP y una contra la política económica y los ajustes del Gobierno de Mariano Rajoy).

En estos cuatro años ha consolidado la unidad de acción sindical con UGT, donde no se han producido fisuras («mi amigo Ignacio», dice siempre Cándido Méndez). Juntos firmaron la reforma de las pensiones con el Gobierno socialista y el segundo acuerdo para el empleo y la negociación colectiva con la patronal, donde pactaron moderación salarial para el período 2012-2014.

Comenzó su vida profesional como electricista metalúrgico a los 14 años en el astillero naval Bazán, de donde fue despedido y encarcelado por su participación en la huelga general de Ferrol. Vivió cuatro años en la clandestinidad. En 1987 se convirtió en el secretario general de la Federación del Metal de CC. OO., una de las más fuertes de la organización.

En noviembre de 1999 anunció su candidatura para dirigir el sindicato, pero el entonces secretario general, Antonio Gutiérrez, mostró su apoyo a José María Fidalgo como sucesor. Toxo dio un paso atrás para no quebrar la unidad. En el 2004, Fidalgo fue reelegido e incorporó a Toxo a la ejecutiva. La convivencia no fue fácil. En el 2008, tras una votación de infarto, Toxo salió elegido con solo 28 votos de diferencia.

Ahora, las fracturas internas se han curado. No obstante, dentro de la central sindical hay voces que le reprochan no dar más responsabilidad a miembros críticos con su gestión.

Partidario hasta la extenuación del acuerdo, ha evolucionado hacia la moderación y el pragmatismo. Algunos de los acuerdos a los que llegó (como la reforma de las pensiones del 2011), no fueron entendidos por una parte de las bases. Lo hizo, dice, para sostener el sistema público aun a costa de la incomprensión. Ayer, a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, invitada a la clausura del congreso, le advirtió: «El nuevo paradigma no es el emprendimiento», sino que «sigue siendo el trabajo asalariado».

Para los próximos cuatro años se ha marcado como objetivo «revertir la reforma laboral». Y buscará acercar el sindicato a los jóvenes, a las pymes, a los parados. «No hay que esperar a la gente en los locales, hay que salir a buscarla», insiste.

Defiende la renovación («aquí estamos de paso», señala) y ha conformado una ejecutiva con casi la mitad de caras nuevas y donde la edad media se ha reducido en cinco años. Los estatutos de CC. OO. fijan el período de un secretario general en dos mandatos, con la posibilidad de uno más. En el 2017, Toxo tendrá 64 años.

Casado y con dos hijos, sus penúltimas palabras en congreso fueron para dar las gracias a su familia («por aguantarme estos años», dijo). Las tres últimas resumieron su vida: «Viva Comisiones Obreras».