La Eurocámara consuma la expulsión de los cefalopoderos de Mauritania

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

ECONOMÍA

Por 12 buques y una región afectada «no vale la pena poner en riesgo el pacto», dijo Damanaki

09 oct 2013 . Actualizado a las 12:38 h.

La Eurocámara ratificó ayer el acuerdo de pesca con Mauritania que excluye del caladero a la totalidad de la flota cefalopodera gallega. La jugada maestra de Bruselas y Nuakchot, dividiendo a la flota española, surtió efecto y funcionó a modo de espejo en el pleno. El socialista andaluz Luis Yáñez ya había anunciado en vísperas de la votación que ratificaría el protocolo, después de que la flota de su región viese satisfecha su principal demanda: mejorar las condiciones de pesca de la flota marisquera.

Galicia no se quedó sola en la votación, pero los esfuerzos fueron insuficientes. Una abrumadora mayoría (467 diputados) dieron su apoyo a un acuerdo que pone en serio peligro el futuro de muchas familias, especialmente en zonas como O Morrazo. Entre los 154 que se negaron a firmar la defunción de la flota cefalopodera gallega está el presidente de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, el popular Gabriel Mato, que lamentó «la injusticia que se ha cometido». Arremetió además contra la comisaria de pesca, Maria Damanaki, a la que acusó negociar de forma nefasta: «Siempre estuvo satisfecha con el protocolo, incluso antes de renegociarlo en las comisiones mixtas». A esa acusación se sumó el socialista gallego Antolín Sánchez Presedo, que criticó las condiciones del acuerdo por «poco transparentes, desproporcionadas y lesivas». Capítulo aparte merece el debate que precedió a la votación. Damanaki aprovechó su intervención para restar importancia al impacto socioeconómico sobre Galicia: «Hablamos solo de 12 buques y una región afectada. Por eso no vale la pena poner en riesgo un acuerdo comunitario tan importante y beneficioso para el resto de la flota».

El desprecio exhibido por la griega fue contrarrestado por algunos eurodiputados españoles que le recriminaron su actitud. Con Sánchez Presedo también saltó a la yugular de Damanaki el gallego Millán Mon, del PP: «No podemos tolerar la exclusión de cefalópodos. Busque una solución para nuestra flota en acuerdos pendientes con otros países africanos». El diputado vasco de Aralar, Iñaki Irazabalbeitia, que recogió el testigo de Ana Miranda, se sumó a las quejas por el trato discriminatorio a la flota: «No se ha contado con Galicia».

Negociación chapucera

El revés definitivo a la flota cefalopodera gallega es fruto de una renegociación larga y deficiente por parte de la comisaria de Pesca. Desde el principio se escudó en una supuesta sobreexplotación de los stocks de pulpo en las aguas del país africano, pero los científicos no tardaron mucho en contradecir sus afirmaciones: hay pulpo y está en niveles de biomasa óptimos. Poco después volvió a la carga contra la flota gallega, defendiendo la legitimidad del Gobierno mauritano al exigir que fuesen sus propias embarcaciones artesanales las que explotasen los excedentes de pulpo. De nuevo el sector aportó pruebas para convencerla de que el pastel se lo estaban llevando los chinos y rusos. Tras interminables trílogos y dos comisiones mixtas se consiguió mejorar un acuerdo por el que la UE desembolsará un total de 140 millones hasta finales del 2014 y que permitirá faenar a 102 buques de 12 Estados miembros. Todo ello bajo la sombra de la dudas sobre su rentabilidad, puesto que la mayor parte de la flota no ha ido a pescar a Mauritania, signo evidente de infrautilización.