El Gobierno cree que el saneamiento previo y los créditos fiscales, hasta 4.500 millones en capital, serán suficientes para el comprador
28 nov 2013 . Actualizado a las 02:11 h.La subasta de Novagalicia (o NCG) no debería conllevar nuevas ayudas públicas, una de las posibilidades que se planteaban en las últimas semanas desde el FROB y el Ministerio de Economía. Ese es el aviso que lanza la Comisión Europea, la encargada de supervisar la privatización de la entidad gallega tras inyectarle más de 5.400 millones en el rescate bancario comunitario. «No se deben conceder nuevas ayudas de Estado en este contexto de venta», apuntan en Bruselas fuentes próximas a la Dirección General de la Competencia, la que se encarga de estos asuntos.
El propio acuerdo entre la troika, Novagalicia y el Estado español para el rescate del banco apuntaba que el dinero otorgado era suficiente para dar viabilidad a la entidad, y en su privatización (su subasta) posterior no serían así necesarios nuevos flotadores. En caso contrario, según fuentes financieras, se tendría que volver a Bruselas a pedir una autorización expresa.
Hace apenas una semana, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, dijo que en esta operación «no está nada descartado», tras ser preguntado sobre la posibilidad de dar alguna ayuda extra al comprador, ayuda que sirviera de incentivo para la subasta. Otras fuentes, en todo caso, sostienen que en el Gobierno el planteamiento real es otro, alineado con Bruselas en que no serán necesarios esos estímulos.
Limpieza y ayudas previas
Hay varios motivos para pensar que no habrá nuevas ayudas, al menos directas: el banco ha hecho un fuerte saneamiento y aprovisionamiento de más de 8.000 millones de euros en los últimos dos años; ha traspasado a la Sareb (el banco malo inmobiliario) el grueso de su cartera tóxica inmobiliaria; y ha recibido, en tres momentos diferentes, casi 9.000 millones en fondos públicos (del Estado y de la UE). No es previsible que en esta entidad haya sorpresas de última hora que obliguen a, por ejemplo, habilitar un esquema de protección de activos (EPA), una fórmula que se ha utilizado en las ventas de la CAM, el Banco de Valencia o Cajasur. «Pero esas subastas fueron previas al traspaso de activos a la Sareb, cuando podían aparecer sorpresas para el comprador», apuntan fuentes conocedoras de la subasta de Novagalicia.
En el entorno del Gobierno creen que en este proceso será suficiente para el comprador con la golosina de los créditos fiscales que tiene Novagalicia. Son una especie de bonificaciones que el Gobierno regulará esta misma semana en el Consejo de Ministros. Se espera que esos créditos computen como capital para la banca española, de tal manera que el comprador de NCG podría incorporar entre 2.200 y 4.500 millones de euros. Un caramelo muy importante para participar en la subasta. Realmente, los más beneficiados por esta medida serían los grandes bancos españoles (Santander, BBVA y La Caixa), que son los que, por una cuestión contable, podrían recibir la cantidad máxima (esos 4.500 millones) en forma de capital para reforzarse.
Sin condicionantes
La Comisión Europea, en todo caso, sostiene que no hay condicionantes para la venta de la entidad, ni preferencias por que sea un banco español, un extranjero (compite el venezolano Banesco) o un fondo el que se lleve la entidad. Solo exige, según fuentes comunitarias, un proceso de venta abierto, transparente y no discriminatorio.