Los promotores eólicos recelan de las recetas de la Xunta para salvar el sector

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El conselleiro de Industria acepta que los adjudicatarios del concurso renuncien a los megavatios concedidos

05 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Va a ser difícil que se construya ahora un parque eólico en España». El secretario de la Asociación Eólica de Galicia (EGA), Íñigo Muniozguren, resume la situación del sector en Galicia de un modo hasta diplomático. Porque ese «va a ser difícil» quiere decir en realidad que ningún promotor en sus cabales se va a lanzar ahora a levantar aerogeneradores. Ya no solo por los recortes del pasado en las retribuciones a la generación de energía eólica, sino porque ni se sabe cuánto cobrarán en el futuro más inmediato por fabricar megavatios. Superado el modelo de las primas, el Ministerio de Industria trabaja en un nuevo marco retributivo para las renovables que tendrá en cuenta, en teoría, la producción anual y la inversión efectuada. Pero ni siquiera está elaborado aún. Este panorama de incertidumbre no parece el mejor caldo de cultivo para gastar millones en molinos de viento.

El parón del sector es un hecho. Y el concurso eólico (resuelto en el 2010) está en coma. No se ha construido un solo parque de los previstos. Y no parece que esto vaya a cambiar.

La Xunta, en aras de tratar de evitar la catástrofe económica y la ruina de los promotores eólicos, les ha propuesto una solución. En una reunión reciente con el sector, el conselleiro de Industria, Francisco Conde, abrió la posibilidad de que los adjudicatarios del concurso eólico puedan renunciar a los megavatios otorgados (a todos o a una parte) sin perder por ello el aval que depositaron en su momento. Es decir, a los que ya no estén interesados en el viento gallego les dará su carta de libertad para abandonar el concurso. Pero esa propuesta fue solo una idea de la consellería que aún hay que desarrollar y acompañar de informes jurídicos, aclara Muniozguren. Es decir, que la oferta no está completa.

Pero, ¿en realidad esto es lo que quieren los promotores? ¿Poner pies en polvorosa?

Muniozguren subraya que puede haber algún promotor con prisas por hacer las maletas, pero la mayoría no tiene esos planes. Quieren invertir, pero precisan para ello un marco jurídico y económico estable que proteja sus inversiones a largo plazo. Y no lo hay. Por eso, facilitar la renuncia a los megavatios adjudicados no es la principal reivindicación de la patronal eólica gallega.

¿Cuál es entonces? Precisamente, que la Xunta vele por los intereses del sector en Galicia y pueda intervenir en la elaboración de ese nuevo marco retributivo por tecnología que sustituirá al antiguo régimen de primas. Porque «¿será un modelo económico real o diseñado para instalaciones situadas en Castilla y León o Andalucía?», se pregunta el secretario de EGA.

Recurso de inconstitucionalidad

El sector también le ha pedido a la Xunta que se vuelva a enfrentar al Ministerio de Industria y que luche para que no se consolide el nuevo modelo eléctrico presentando un recurso de inconstitucionalidad contra la nueva ley del sector, en vigor desde hace una semana, que «demoniza a las renovables y al eólico en particular», según el secretario de la patronal gallega.

En una guerra sin cuartel del ministerio contra el déficit de tarifa, esta ley consagra el fin de las primas y el nacimiento de un régimen retributivo que, según el Gobierno, garantice la «rentabilidad razonable» de las instalaciones renovables sin sangrar al erario público.

Íñigo Muniozguren no defiende que sigan las primas. Ese modelo de precio de mercado más incentivo que se aplicaba hasta ahora «no nos convencía porque parecía que nos estaban dando una subvención, aunque no lo era». Lo que realmente demanda el sector eólico es competir en el mercado con el resto de tecnologías, pero en igualdad de condiciones. Esto es, que cada una venda la energía al precio real que le costó generarla. Si eso ocurriera así, la eólica saldría ganando, subraya el secretario de la asociación. Pero no es así y cada tecnología convencional recibe compensaciones por su producción por otra vía diferente al mercado. De esa manera, la eólica, sin primas, no puede competir con las fuentes tradicionales.