Los bonos españoles pulverizan récords, pero ahora para bien

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Monitor de la Bolsa de Madrid, en el que se reflejaban ayer las primas de riesgo.
Monitor de la Bolsa de Madrid, en el que se reflejaban ayer las primas de riesgo. guillÉn < / span>efe< / span>

Draghi hace un llamamiento a la «prudencia» ante la euforia de los inversores

10 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Espectacular. Ese es el adjetivo que mejor define el arranque de año de la deuda patria, que no entiende de medias tintas. Si hace solo un puñado de meses nos tenía con el agua al cuello, machacándonos a diario con sus máximos históricos y blandiendo sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de un rescate en toda regla, ahora espanta los fantasmas a manotazos. Entonces, todo eran récords. Ahora, también. Antes, todos negativos, ahora, todos positivos.

Y, como muestra, el mejor de los botones: el Tesoro pagó ayer el interés más bajo desde que existe el euro por sus bonos a cinco años: un 2,38 %. En la primera subasta del año colocó 5.300 millones en títulos a 5 y 15 años, con una demanda de 11.100.

Pero eso no es todo. En el mercado secundario -donde se negocian los títulos ya emitidos por los Estados-, y también por primera vez en la era euro, al bono español a dos años se le exigía ayer una rentabilidad de menos del 1 %. Hasta hace solo unos meses, no se le pedía tan poco ni siquiera a las letras a un año. Y los títulos a cinco también marcaban mínimos históricos en este mercado de segunda mano. Se cruzaban al 2,24 %. Hasta parece un espejismo que en julio del 2012, en lo peor de la tormenta, se llegaran a pagar por encima del 7 %.

Las alegrías se amontonan

Y el hasta hace poco tristemente famoso bono a diez años -el que se emplea para calcular el sobrecoste que España ha de pagar para financiarse en comparación con la todopoderosa Alemania: la prima de riesgo- llegó a bajar del 3,7 %, regresando a tierras del 2006, cuando todavía no se atisbaba la pesadilla de la crisis de deuda. A esos niveles, y con el bono alemán al mismo plazo pagándose por encima del 1,9 %, la brecha se estrechó hasta los 180 puntos en la primera parte de la sesión. Cerró algo peor, en los 193.

Y es que, donde antes había dolor, ahora solo hay sitio para las alegrías. Esperemos que duren porque este año el Tesoro tiene en mente pedir prestada la friolera de 242.370 millones de euros, todo un récord. Y eso elevará la deuda pública española hasta casi el 100 % del PIB. El Gobierno mantiene que es una cifra «sostenible». Pero asusta. Y no solo porque es tan grande como el PIB. También porque ha crecido como la espuma. A una velocidad de vértigo. Antes de la crisis, no llegaba al 40 %. Será «sostenible», pero como a los mercados les dé por volver a las andadas, será toda una soga al cuello. Esperemos que no lo hagan.

Draghi el cauto

El propio presidente del BCE, Mario Draghi, el hombre que en julio del 2012 evitó la voladura del euro, pidió ayer prudencia ante la euforia de los inversores. Varias veces insistió en esa idea a lo largo de la rueda de prensa que siguió al consejo de la institución. Y su mensaje acabó calando en las mesas de operaciones.

Por eso la rentabilidad de los bonos y la prima de riesgo subieron algunos peldaños en la segunda parte del día. Cuando el italiano ya había hablado.

Pincha el Ibex

Y, por eso también, se atascaron las bolsas. En el caso del Ibex 35, la llamada a la precaución del guardián del euro se tradujo en una ligera caída: del 0,19 %, hasta los 10.234,2 puntos. Y eso después de haber llegado a subir más del 1 % en lo mejor del día y de haberse paseado ufano por encima de los 10.300 puntos.