Jeff Clarke sustituye al vigués Antonio Pérez como consejero delegado de Kodak

Efe

ECONOMÍA

GONZALO BARRAL

La compañía busca continuar el proceso de renacimiento tras emerger el año pasado de la bancarrota

12 mar 2014 . Actualizado a las 21:40 h.

Kodak, el gigante de la fotografía, anunció hoy que Jeff Clarke será su próximo consejero delegado en sustitución del vigués Antonio Pérez a fin de continuar el proceso de renacimiento de la compañía tras emerger el año pasado de la bancarrota.

Clarke, de 52 años, seguirá ejerciendo su actual cargo de presidente del consejo de administración del portal de viajes por internet Orbitz, un puesto que ejerce desde 2007, según indicó Kodak en un comunicado.

La decisión llega mientras Kodak continúa tratando de asentar su actual modelo de negocio, centrado en el procesamiento de imágenes con usos comerciales, tras la profunda reestructuración que ha afrontado en los últimos años. «Esta empresa tiene algunas oportunidades extraordinarias, especialmente las que presenta la tecnología de la compañía en impresión comercial», señaló Clarke en el comunicado.

Pérez, que ejercía el cargo desde 2005, fue elogiado por el presidente del consejo de administración, James Continenza, quien destacó «su excelente liderazgo» durante la «compleja y exitosa reestructuración» de la compañía.

Clarke es un ejecutivo con experiencia en compañías digitales y hasta ahora también era socio confundador de una firma de inversión especializada en compañías tecnológicas. «Jeff Clarke es un ejecutivo con talento y experiencia que está muy cualificado para dirigir Kodak en esta nueva era», afirmó por su parte Pérez, quien se quedará en la compañía como asesor especial del consejo de administración.

Kodak emergió de la quiebra en septiembre del año pasado, tras acogerse a la ley de bancarrotas en enero de 2012 a fin de reestructurar sus operaciones y su enorme deuda. La compañía de Rochester (Nueva York), fundada en 1880 por el inventor George Eastman, no supo sacar provecho a sus propios inventos, como la cámara digital, que no explotó por miedo a afectar su negocio de película tradicional.