El Gobierno liberaliza un segmento pequeño del sector del envasado, en manos de Cepsa, y mantiene bajo llave la bombona más popular
09 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Esperaban como agua de mayo la liberalización del sector, pero la decisión del Consejo de Ministros del viernes pasado les pilló totalmente desprevenidos. «Nos sorprendió, sí», admite José Luis Blanco Garrido, secretario general de la Asociación Española de Operadores de Gases Licuados del Petróleo (AOGLP). No se esperaban que el Gobierno abriese ahora parcialmente la puerta a la libre competencia en el mercado del butano envasado, sujeto a normas y precios regulados por el Ejecutivo.
Pero lo que acordó el cónclave ministerial no es exactamente lo que esperaba la patronal. Dio solo un «primer paso» hacia un proceso que precisará muchas más medidas para que la liberalización sea completa. Así, el Consejo en realidad solo dio alas a la competencia de precios en un segmento muy concreto, y pequeño, del negocio: el de los envases que pesan menos de nueve kilos en vacío, es decir, los más ligeros y pequeños. Lo hizo así «al tratarse de un producto diferencial de mayor calidad que las tradicionales», según la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Blanco Garrido indicó que solo Cepsa comercializa ese tipo de recipientes, que representan el 15 % del mercado del butano envasado. El acuerdo del Consejo de Ministros, que es firme desde sábado, cuando se publicó en el Boletín Oficial del Estado, permite la entrada de nuevos operadores en ese nicho de negocio para competir con Cepsa, y también liberaliza los precios de ese tipo de envases.
Es una apertura a medias que, en opinión de José Luis Blanco, tendrá, de momento, pocos efectos prácticos. Por la simple razón de que si Cepsa, por ejemplo, opta por encarecer esos envases tendrá que competir con los precios regulados del resto de los recipientes, que son la mayoría.
El más popular, la bombona de butano de 12,5 kilos, cuenta ocho millones de usuarios en España, que suponen el 75 % del mercado. Y este negocio, apetitoso para cualquier operador, se mantendrá, de momento, bajo el paraguas del Gobierno, aunque la AOGLP estima que la liberalización también llegará a él. Pero, de momento, los clientes de la popular bombona -tan socorrida para cocinar o calentar una casa, por ejemplo, en la zona rural o en los lugares donde no hay gas por canalización- pueden respirar tranquilos. El precio seguirá estando regulado y el Gobierno decidió en marzo pasado que queda congelado en 17,50 euros al menos hasta ese mismo mes del 2015. Una tregua que la patronal del sector estima que será temporal.
Otro sistema de precios
El Ministerio de Industria tenía previsto ampliar en marzo el margen en que podría oscilar el precio de la bombona más popular, de modo que se pudiera mover arriba o abajo (más bien, lo primero) un 5 % como máximo cada dos meses. El fin era ajustar el coste que abonaban los usuarios a las cotizaciones de mercado del combustible e ir acabando con el déficit que está generando el sistema a favor de las empresas (30 millones a finales del 2013). Finalmente, Industria decidió aplazar ese nuevo sistema de revisión de precios al menos un año más.
La patronal es partidaria de liberalizar totalmente el sector, pero manteniendo una bombona social a un precio más bajo para las familias con menos recursos económicos.