Primer desafío de Ana Botín: convencer

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La nueva presidenta del Santander, que no ha de ser refrendada por la junta, tiene aún que ganarse a los fondos que controlan el banco y acabar con su imagen de «la heredera»

12 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Emilio Botín era un hombre de tirantes y corbata. Roja. Su primogénita, Ana Patricia, de fulares. Y en su primera aparición pública, ayer, el color que eligió la nueva presidenta del Santander no fue casual. Rojo al cuello. La continuidad en la mayor entidad bancaria de España y de la zona euro se advierte en cosas así. Economistas y analistas financieros creen que esa señal, mantener el legado sin sobresaltos, será la que acompañe su mandato en el banco. Al menos, a corto plazo. «A los inversores no les gustan los riesgos en estos casos», apuntan los expertos consultados.

Pero Ana Botín -como le gusta ahora que la llamen, y como ya la nombra el banco en sus comunicados- tiene por delante un reto mayúsculo, más allá de pilotar directamente (es mujer de ceder poco poder) ese gigante bancario mundial que es el Santander. El primer desafío es convencer. Ganarse el lugar que muchos aún creen le ha correspondido simplemente por apellidarse Botín-Sanz de Sautuola O?Shea. Por ser la mayor de seis hermanos, la heredera de quien dirigió durante casi 30 años una entidad regional hasta convertirla en un gigante global.

La era de la nueva Botín arrancará el próximo lunes, en una junta de accionistas extraordinaria convocada tan solo para convertir acciones de Santander Brasil. Ahí, en su primer discurso público, quizá se advertirán las prioridades. Estos son algunos de sus retos:

Demostrar su peso

Aunque ha presidido Banesto (o quizá precisamente por ello, porque despertó algunas dudas) y ha dirigido Santander UK (la división británica del grupo); aunque es una mujer conocida, y reconocida, en todo el mundo financiero; y aunque habla cinco idiomas y lleva 25 años en la primera línea de la banca, Ana Botín tiene aún que demostrar que puede llevar un gigante como el Santander. Máxime en circunstancias muy diferentes a aquellas en las que, en 1986, su padre tomó la presidencia. Entonces los Botín eran los accionistas de referencia. Hoy la familia fundadora controla el banco con menos del 2 % del capital, mientras los grandes fondos extranjeros tutelan el 52 %. Y a esos inversores los relevos a dedo no les suelen gustar; prefieren a ejecutivos de valía demostrada cuando se juegan su dinero. A esos son a los que primero ha de convencer con su trabajo y su propia hoja de ruta. Al menos, los estatutos del Santander evitan que su nombramiento tenga que ser sometido a votación en la junta de accionistas porque ya formaba parte del consejo. Se salva de un paso que podía darle algún disgusto, porque algunos accionistas podían no respaldarla.

Equipo a su medida

Es, dicen fuentes financieras, una de los primeros movimientos que se visualizarán, la incorporación de directivos más cercanos a Ana Patricia. Y es posible que, con el tiempo, también se cambie un consejo -el que la eligió el miércoles por unanimidad- hecho ad hoc para su padre, y que tiene una media de edad de 65 años (hay 5 miembros por encima de los 70).

La supervisión única

A partir de noviembre, será el BCE, y no el Banco de España, el encargado de la supervisión del Santander, como de otra decena de bancos españoles y un centenar en la eurozona. La nueva Botín tiene que ganarse también a los tecnócratas de Fráncfort, a los que tampoco gustan las sucesiones porque sí.

Equilibrar el negocio geográficamente

Emilio Botín tuvo siempre buen ojo para los negocios (es obvio), y para ver que era necesario abrir horizontes para el banco. Ahora es la mayor franquicia de toda América Latina, con una presencia extraordinaria en Brasil. Este país le aporta al grupo ya el 19 % de los beneficios (España, el 13). Y eso puede ser un riesgo, coinciden todos los analistas, porque ese gigante está en recesión, y con serias dudas sobre su futuro. La reorganización exterior puede venir además por buscar nuevos mercados (China y Turquía parecen claves) y por reforzar la banca de consumo en el centro de Europa (Polonia o Alemania). Sin perder de vista España, donde ahora es el tercer operador.

Rentabilidad y riesgo

Vinculado a lo anterior. Botín padre llevó al banco a ser el primero del mundo por beneficios (casi 9.000 millones de euros de ganancia). Para volver a esas cifras hay que mejorar los márgenes, y no solo ganar tamaño, coinciden los economistas consultados. Y eso pasa por entrar decididamente en el mercado de pymes, donde el Santander no es el primer referente. Esto tiene que combinarse con esta máxima del banco: prudencia en las inversiones. En Galicia, por ejemplo, el Santander aparece en todas las grandes operaciones de financiación junto a otros colegas, pero nunca como el primer inversor. Se vio en Martinsa, Pescanova o San José. En eso se han cuidado mucho.

Adelantarse a la competencia

El Santander es lo que es, un banco global, porque Emilio Botín supo crecer marcando la pauta y adelantándose a sus competidores. Caso evidente: las supercuentas. Pero hubo más cosas: fue el primer banco en vender y alquilar como inquilino su red de oficinas; o en ir saliendo del mercado inmobiliario español. Su primogénita ha de ser pionera también en todo ello, combinando la innovación y la apuesta fuerte con la templanza. En Banesto se recuerda que tuvo una política comercial agresiva que le costó disgustos a la entidad.

Continuar (o no) el legado sociocultural

No es menor: la implicación de su padre en la cultura, la educación (Universia) o el deporte (patrocinios) fueron claves en épocas de vacas flacas.

Y ojo con las participaciones

El banco participa en decenas de empresas no vinculadas a la banca o los seguros por todo el mundo: textil, energía, electrodomésticos, inmobiliaria, abastecimiento de agua, publicidad... También en medios de comunicación, donde tiene participación, y por ello influencia, en algunos importantes conglomerados mediáticos españoles (caso del grupo Prisa, con el 5,38 %); y presencia de algún directivo en su consejo.

adiós a emilio botín