Cañete vaticina que centenares de miles de autoconsumidores rediseñarán el mercado eléctrico

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

carlos castro

El comisario de Energía celebra el derecho de los ciudadanos a generar su propia electricidad y «sin cargas excesivas»

20 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A las afueras de la ciudad de la muralla se levanta un llamativo edificio de planta baja recubierto de madera de eucalipto. El tejado está plagado de placas solares, sobre las que se refleja la silueta de un enorme molino de viento que está pegado a la construcción. El interior es blanco, luminoso y cálido. Así es la nueva sede de la empresa lucense Norvento. La compañía dirigida por Pablo Fernández se dedica a las energías renovables y ha querido dar ejemplo: el edificio es totalmente autosuficiente energéticamente gracias al viento y al sol, y ni siquiera está conectado a la red eléctrica convencional. O sea, Norvento no paga factura de la luz gracias al autoconsumo. El edificio es tan particular que hasta el comisario de Energía, el español Miguel Arias Cañete, acudió a inaugurarlo. Cañete subrayó en Lugo que la Unión Europea tiene los objetivos de descarbonización (cierre de centrales contaminantes) más ambiciosos del mundo y que Bruselas ha reconocido por primera vez el derecho de los consumidores a generar sus propia energía eléctrica «sin cargas excesivas». De hecho, avisó de que pronto habrá que empezar a diseñar un mercado eléctrico diferente al actual para incorporar a «centenares de miles de productores».

Al finalizar el acto, abundó en esos argumentos, aunque tampoco quiso ir tan allá como para criticar el impuesto al sol aprobado por el Gobierno español (del PP, como él), que penaliza a los consumidores que producen su propia energía con el pago de peajes si cuentan con el respaldo de la red eléctrica general. Señaló que están «definiendo cómo se regula el autoconsumo y en qué condiciones. Hay que ver el nivel razonable de cargos que tienen que pagar los que usan la red».

Arias Cañete, en cambio, escurrió el bulto acerca del cierre anticipado de centrales de carbón ya en el 2020, que ha puesto sobre la mesa el presidente de Iberdrola y que tanto ha enfadado al ministro de Energía. El comisario aclaró al respecto que «la Comisión Europea no se pronuncia nunca sobre proyectos, borradores o intenciones». «Nos pronunciaremos cuando se apruebe la norma definitiva, cuando veamos el texto lo tendremos que analizar», añadió.

A la inauguración de la sede inteligente de Norvento acudió también el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, quien se felicitó por la reactivación del sector renovable. En este sentido, recordó que la Xunta ha declarado de especial interés 21 parques eólicos, que gracias a eso podrán levantarse en un tiempo récord para que empiecen a funcionar en enero del 2020. Norvento, precisamente, firma siete de esos proyectos, todos en Lugo.

Pese a que el tiempo apremia, Iván Nogueirosas, director del área de energía de la empresa lucense, avanzó que todavía no tienen fecha para el inicio de las obras de los parques. «Si podemos, empezaremos ya este año», afirmó.

La lucense Norvento invertirá 150 millones en construir siete parques eólicos La compañía tiene previsto invertir 150 millones en estas siete nuevas instalaciones. Cinco de ellas, por cierto, proceden del concurso eólico del 2010 y las otras son incluso anteriores. Los emplazamientos serán los mismos que estaban previstos, aunque cambiarán por completo los aerogeneradores que se instalarán. Norvento es también fabricante, aunque no de molinos tan grandes como los que precisará para esos parques. Nogueirosas no quiso desvelar quién será su proveedor.

El presidente y fundador de Norvento, Pablo Fernández Castro, lanzó un guiño al sector industrial para que copie el modelo de su nueva sede y avance en la plena independencia energética. De hecho, la compañía, creada hace casi 40 años, se dedica a eso, a fabricar e instalar equipos para el autoconsumo eléctrico.

Como otros muchos empresarios del sector, Fernández Castro exigió al Gobierno «estabilidad regulatoria» para que las reglas de juego no varíen cada pocos años, algo que espanta las inversiones.