Gonzalo Gortázar: un banquero curtido en la City para pilotar el titán de los bancos españoles

c. p. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Heino Kalis

Su exitosa gestión en la conversión de La Caixa lo catapultó al más alto puesto directivo

17 sep 2020 . Actualizado a las 22:06 h.

No hay nadie que conozca mejor las entrañas de la criatura que acaba de nacer que su consejero delegado, Gonzálo Gortázar Rotaeche.

El directivo madrileño de 55 años y de origen vasco -miembro de una de las familias más ricas de España-, aterrizó en La Caixa en el 2009 para hacerse cargo de Criteria, la cartera de participaciones de la entidad. Su dilatada experiencia en la banca de inversión en la City de Londres -trabajó en Morgan Stanley (1993-2009) y en divisiones de Bank of America-, fue crucial para salir de gira por Europa en el 2011 de la mano de Isidre Fainé en busca de casi medio millar socios inversores para apoyar la conversión de La Caixa en banco. El éxito que cosechó en aquella ocasión lo situó en una posición privilegiada, hasta que en el 2014, llegó el ansiado premio: fue nombrado consejero delegado de CaixaBank.

Sobrevivió y mantuvo a flote la emblemática entidad de origen catalán durante el tsunami independentista. No le tembló el pulso a la hora de trasladar su sede social de Cataluña a Valencia para garantizar la seguridad de los depósitos y la viabilidad del banco, una decisión que calificó de «definitiva» y que le granjeó el respeto de profesionales, políticos y empresarios. Quienes lo conocen aseguran que es un tecnócrata de carácter impermeable a las presiones. Ha ocupado cargos como el de vicepresidente primero de Repsol y Consejero de Grupo Financiero Inbursa.

Tras capear la crisis financiera y aplacar la sombra del soberanismo catalán sobre la entidad, Gortázar afronta ahora su tercer gran reto: pilotar los mandos del nuevo titán del sistema bancario español. Un gigante de más de 650.000 millones de euros lastrado, como todos, por la pandemia y la política monetaria ultraexpansiva del Banco Central Europeo (BCE).