
Las generaciones más jóvenes permanecen menos tiempo en un mismo trabajo
16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.A través de Linkedin llegué a una publicación de Jesús Escudero, periodista especializado en estadística, en la que se constataba que los trabajadores más jóvenes —la generación millennial y posteriores— permanecen menos tiempo en un mismo trabajo que las generaciones anteriores. Hay quien concentra en este colectivo a los trabajadores «paracaidistas» —llegan a la empresa y al poco tiempo se van sin haber podido demostrar nada—, pero en realidad los hay de todas las edades. Paco Muro, fundador y presidente ejecutivo de Otto Walter International, explica que se necesita al menos un año para aterrizar de verdad en una compañía y poder empezar a dar lo mejor de uno. En puestos relevantes el proceso se dilata en dos años, y es en el tercero cuando ya has adquirido la experiencia para poder aportar todo tu potencial. «Los que se van pronto nunca serán expertos en nada», subraya.
Pero a Muro le inquietan más los directivos, «que llegan a las empresas con visión de corto plazo, alentados por bonus resultadistas, toman decisiones sin sentido estratégico ni de futuro, solo con la intención de alcanzar a corto plazo esos números que les darán derecho a esa recompensa y se marchan antes de tener que heredar el desaguisado que han generado».
La siguiente pregunta sería: ¿por qué hay trabajadores que no son fieles o leales a sus compañías? Muro distingue a los que se van porque no encontraron lo que esperaban, —«y hacen bien en seguir su búsqueda en vez de resignarse, son los atrevidos y seguros de sí mismos»—, y los que se marchan porque cuando pasa el período de formación y empiezan a verse exigidos, no aguantan. «Estos últimos son los flojos, y pronto cualquiera de ellos será sospechoso de que nunca ha sido capaz de estar ni tan siquiera dos años en ninguna parte». Cada vez se ve más ese tipo de casos, y no es cuestión de falta de lealtad, resume Muro, es más bien de falta de cabeza.
Este tipo de trabajadores tienen habilidad para «venderse» porque suelen lograr que les contraten a pesar de que no han acabado nunca nada. También tienen la cualidad de supervivencia porque, sea como sea, «siempre acaban encontrando al siguiente incauto que les contrata. Y esa es una habilidad sorprendente en estos días, lástima que no la desarrollen en un trabajo concreto».
Ante esta situación, cabría pensar si su comportamiento estará relacionado con la búsqueda de la felicidad dentro de las compañías. Pero Paco Muro explica: «si eres infeliz en tu trabajo, o logras encontrarle la parte buena o mejor busca otro. La vida no es para sufrir en el trabajo. Los jóvenes hoy son más exigentes, porque se sienten más libres de elegir. Si no estoy bien, si no aprendo, si no me gusta lo que hago o no me tratan bien, me voy. Antes los profesionales tragábamos demasiado, y tampoco eso era tan bueno, porque había de todo».
—¿Qué es la felicidad?
—La felicidad en el trabajo está más en disfrutar con lo que haces, en estar a gusto contigo mismo y con lo que aporta tu tarea. No viene por tener más, tener un puesto más relevante o un sueldo más grande. La felicidad está en disfrutar del camino, en afrontar los retos como una aventura, en compartir con los compañeros, es decir, en vivir el trabajo como lo que es, parte de la vida. Todo es vida, laboral y personal. Recuerdo a una mujer con cierta edad que trabajaba de recepcionista en una gran empresa y le decían ¿tú para qué trabajas si eres viuda con una buena pensión y patrimonio ya podrías jubilarte? Y ella respondió: Porque me da una razón para arreglarme cada mañana y comparto mi vida con mucha gente, y eso me da vida. «Bonita lección —dice Muro— de cómo encontrar lo bueno de vivir en el trabajo».
Este es un punto de vista. ¿También es el suyo?