Pablo Isla, el ejecutivo meticuloso y moderado que cede el testigo a Marta Ortega una década después

ECONOMÍA

 El presidente del grupo Inditex, Pablo Isla y su mujer María de la Vega.
El presidente del grupo Inditex, Pablo Isla y su mujer María de la Vega. Zipi | Efe

Tras una década al frente de la presidencia de la textil gallega, renuncia como presidente y miembro del consejo de administración y de su comisión ejecutiva

03 dic 2021 . Actualizado a las 17:42 h.

Tras diez años al frente de la presidencia de la textil gallega, Pablo Isla Álvarez de Tejera (Madrid, 22 de enero de 1964) dejará el próximo abril su puesto en el gigante Inditex para cederle el testigo a Marta Ortega. Renuncia así como presidente y miembro del consejo de administración y de su comisión ejecutiva. Para su familia seguirá siendo el tercero de los cuatro hijos de José María Isla (Monzón-Huesca, 1936) y Carmen Álvarez de Tejera -Menchu- (Ceuta, 1940), quienes, aseguran los que los conocen, nunca han hecho distinciones, ni diferencias dentro de casa.

El matrimonio Isla-Álvarez de Tejera se conoció en un pueblo de Ávila, Piedralaves. En la casa del pintor tinerfeño Cristino de Vera. Tuvieron cuatro hijos. Paloma, Fernando, Pablo y Enrique. Durante su adolescencia, las «broncas» les caían a todos por igual, y a Pablo también, principalmente cuando llegaba tarde a casa tras sus salidas de juventud. Sus lugares preferidos, la plaza de Santa Ana y toda la zona de Huertas. Era entonces -y es ahora- más un chico al que le gustan las tabernas clásicas de tapas y buena cerveza, que de discotecas.

Javier Lleó y José Palencia estaban entre sus colegas de ahora y también de su infancia, muy vinculada al colegio Nuestra Señora del Recuerdo. «Sí, estudió aquí. Es un buen chaval. También trajo a sus hijos. Luego, lo nombraron jefe de mil cosas y ...», recuerdan en el centro dirigido por los jesuitas, donde Pablo Isla tuvo una relación especial con el padre Alarcón, que años después lo casó con María de la Vega, su novia desde los últimos años de colegio. Era buen estudiante, «pero no el típico empollón de gafitas que siempre suspende gimnasia», recuerdan los que lo conocen.

Pablo Isla, al que ni de niño se le vio involucrado en una pelea, siempre fue más de letras que de ciencias. Tiene un expediente con una media de matrículas de honor. Estudió Derecho en la Universidad Complutense, y en el último curso ya comenzó a preparar las oposiciones para ser abogado del Estado. Lo consiguió un año después de acabar la carrera y con reconocimiento. Volvió a ser el número 1. ¿Dónde estudiaba? En su cuarto, y durante una temporada se iba a casa de su abuela Pilar, madre de su padre, que vivía a un portal de su casa. En este caso sí había cierta predilección.

Personalidad

En el éxito y la personalidad de Pablo Isla tienen mucho que ver sus progenitores. Su padre, persona tolerante y diplomática, nunca fue severo con sus hijos, pero sí muy estricto en el tema de los estudios. Estaba encima todo el día. Hombre de empresa (ocupó puestos de la máxima relevancia en compañías como Lactaria Española, Luis Mejía, Renfe y Grupo de Empresas Álvarez, que le llevaron a vivir en Vigo durante una temporada), destacó por su empatía y su buen humor. Con su padre, Pablo comparte un grado de timidez que es un rasgo familiar característico.

Su madre, mujer de carácter, es animada (le encanta bailar) y sociable. Su alto concepto de la justicia le impediría hacer distinciones entre sus hijos.

Pablo Isla es discreto, celoso de su intimidad, amigo de sus amigos (lo han visto marcharse de una reunión importante tras conocer que uno de sus mejores amigos estaba pasando un momento difícil), extremadamente educado y cordial. Destaca la moderación que aplica a las relaciones personales, y la que también difumina sus defectos. Nunca levanta la voz y tampoco exterioriza con énfasis sus afectos (al menos en público). Jamás pega un grito.

Dicen del todavía presidente de Inditex que se sabe inteligente (de ahí su posición de seguridad y no de humildad), tiene una gran capacidad de aprendizaje, y sus planteamientos en las reuniones de trabajo son altamente reflexivos. Como hombre de empresa es decidido y ambicioso. Si no está de viaje, llega a trabajar en torno a las 8.30 horas, pero nunca más allá de las 9. Sufre, como el resto de las 4.200 personas que trabajan en todas las firmas de Sabón, los atascos que se forman a la cola del polígono. Baja al comedor, y enseguida vuelve a su mesa de trabajo. Es meticuloso, detallista y suele sorprender con el conocimiento de «tus» temas.

Muy disciplinado consigo mismo, nunca se permite extravíos (sus más estrechos colaboradores argumentan que nunca dijo barbaridades) y se adapta a las circunstancias. 

Isla pregunta mucho y aprecia la información. Es una persona con aspiraciones y si puede, mejorará. Ya figura en el top ten de los ejecutivos del mundo, pero deja al margen cualquier excentricidad. Es austero en sus gustos: fuma ocasionalmente algún que otro cigarrillo y no es el típico que se pide tres cafés de golpe. Nunca se hará fotos al estilo Rockefeller ni se le verá de estrella en foros políticos y sociales.

Desde que llegó a la compañía su objetivo fue definir una estrategia que le permitiese mantener el éxito en el tiempo. Una y otra vez explicó a analistas y medios de comunicación que la estrategia comercial pasa por dar respuesta a las exigencias de los clientes, entender que el canal de ventas es único (tiendas y online) y tener controlado el stock en todo momento y disponer de él para hacer frente a los pedidos llegasen por cualquier tipo de canal.

 Hoy Pablo Isla se presentó tranquilo en la rueda de prensa en la que anunciaba su renuncia al cargo, uno de los actos más difíciles de su carrera profesional, que certifica haber llevado a la compañía a los niveles de capitalización más importantes de la Bolsa española, haber superado momentos difíciles como la última crisis financiera y la pandemia del coronavirus y haber llevado a Inditex a ser la primera líder mundial en el sector.