Por ello, muchos analistas han valorado el gesto de Musk con ciertas sospechas. Ya hay quien asegura que esto podría ser una estrategia del dueño de Tesla para manipular la negociación o, incluso, anularla. En caso de que esto último se llegue a cumplir, no le saldrá barata la decisión a Elon Musk. Según el contrato que firmaron ambas partes cuando hicieron efectiva la compra, en caso de que la venta no llegue a buen puerto, la parte responsable de que se frustre tendrá que pagar a la otra 1.000 millones de dólares.