El paro de transportistas, sin apenas seguimiento, se desinfla el primer día
ECONOMÍA
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La normalidad se mantuvo en las carreteras y en los centros logísticos
14 nov 2022 . Actualizado a las 18:56 h.Normalidad y tranquilidad tanto en las carreteras españolas —y gallegas— como en los principales centros logísticos y de abastecimiento del país. Ha sido la tónica general en la primera jornada del paro de los transportistas convocado por la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte. A diferencia de lo ocurrido en marzo, no hubo ni piquetes ni incidentes en infraestructuras clave como polígonos industriales, puertos o grandes mercados mayoristas de productos frescos que entorpeciesen la actividad habitual en la flota de camiones que cubren habitualmente estos servicios. Así lo confirmaron las distintas delegaciones de Gobierno del país, como la de Galicia, que corroboró la normalidad del transporte en toda la red viaria gallega.
El respaldo al paro indefinido de ámbito nacional se ha reducido, hasta el momento, a la manifestación celebrada en Madrid, donde cientos de transportistas —se calcula que en torno a los 1.500, aunque sus promotores los elevan a decenas de miles—, en su mayoría autónomos y pymes, reclamaron que se haga cumplir la ley que prohíbe el trabajo por debajo de costes, entre otras mejoras de sus condiciones laborales, agravadas por el encarecimiento del carburante.
La calma con la que han transcurrido las primeras horas de paro se analiza con prudencia a la vista de lo ocurrido el pasado marzo, cuando también el inicio del paro se había caracterizado por un seguimiento escaso e incidentes aislados para recrudecerse en días posteriores. Si las consecuencias entonces fueron graves, con pérdidas por encima de los 600 millones de euros diarios para la industria española de la distribución solo en la primera semana, de intensificarse ahora el alcance de la movilización el quebranto resultaría mucho mayor.
La Plataforma Nacional en Defensa del Sector del Transporte es consciente de ese daño. Su presidente Manuel Hernández, baraja incluso plazos más reducidos para este paro. «No es intención del colectivo que la protesta se prolongue tanto como la del pasado marzo, habida cuenta de que se convoca a las puertas del período de ventas más intenso del año, incluidos el Black Friday y la Navidad». En ese contexto, explicó ayer, su intención no es «hacer daño a ningún sector», ya que «nosotros somos las víctimas», dijo. Aun así, a medida que avanzaba la jornada endureció su discurso, al Gobierno de que si no busca soluciones para que funcione la ley que prohíbe trabajar por debajo de costes «se avecinan unas Navidades muy oscuras».
El hecho de que la convocatoria de huelga haya tenido un seguimiento escaso se debe a la falta de apoyos por parte de las organizaciones mayoritarias del sector, patronales que Hernández calificó de «sinvergüenzas». «Son los que nos han traído a esta situación, vendiéndonos, dividiéndonos y coaccionándonos, pero esto se va a acabar», aseguró.
Lo cierto es que las agrupaciones de ámbito nacional le han dado la espalda a la protesta. También las gallegas. Las asociaciones mayoritarias del transporte confiaban en que la afectación de la actividad fuese «mínima», y eso fue lo que ocurrió. Fegatramer, la patronal que aglutina a más de la mitad del tránsito de mercancías en Galicia; Apetamcor, que cuenta con más de 1.200 socios, u otras organizaciones como Aetram o Ascentra, ya habían anunciado que se desvinculaban de este paro. De esta forma, las lonjas, los puertos y polígonos industriales de la comunidad pudieron operar con la misma dinámica que cualquier otro día.
También se mantuvo regular el movimiento del transporte internacional por carretera en puertos, nodos logísticos y pasos fronterizos con Francia, Portugal y Marruecos, confirmó la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic), que afirma que la normalidad es generalizada, en concreto, en los principales puertos del país, como el de Algeciras (Cádiz), donde incluso se desconvocó la manifestación allí prevista.
Los grandes mercados centrales y centros logísticos españoles, como MercaMadrid, MercaSevilla o la Zona Franca de Barcelona, no registraron incidentes, asegura Astic, que rechaza este paro porque considera que no hay motivos que lo justifiquen, pese a reconocer que todavía quedan «muchos temas» por resolver en el sector, pero defiende que estos deben ser tratados entre el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) y el Gobierno.
Pese al casi nulo seguimiento en Galicia, la conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, instó al Ministerio de Transportes a que «escuche» al sector y «no cometa los mismos errores» que el pasado marzo.
El sector mantendrá el descuento de 20 céntimos en el 2023
El Gobierno no quiere ni oír hablar de un nuevo colapso de la actividad productiva ni de la amenaza de un posible desabastecimiento en los supermercados por segunda vez en un año. De ahí que desde el Ministerio de Transportes, que dirige Raquel Sánchez, se apresurase la semana pasada a recibir a los representantes de la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte para conocer de primera mano los argumentos de la convocatoria de paro y evitar incluso el inicio del conflicto. No pudo ser. Pero hubo cierto alivio al confirmarse el seguimiento minoritario de la protesta. La propia ministra corroboró que «la mayoría de transportistas están trabajando y que sí ha habido algunas incidencias, aunque han sido muy pocas», señaló ayer. Sánchez recordó que ya hubo un encuentro con los representantes de la plataforma convocante y se les explicó que «la ley se está cumpliendo» para que los transportistas no trabajen a pérdidas. «Estamos del lado de los trabajadores y este ministerio es sensible con sus reivindicaciones».
Desde el Ejecutivo reiteraron ayer a los transportistas que, más allá del 31 de diciembre, serán uno de los sectores que seguirán beneficiándose de la bonificación de los 20 céntimos por litro de carburante. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, marcó el paso y expuso ayer que este descuento debe dejar de ser generalizado y reducirse exclusivamente a ciertos colectivos profesionales, como el transporte, y a las familias de rentas bajas. Ribera admitió que, dentro de la revisión de las medidas emprendidas por el Gobierno para paliar las consecuencias de la crisis energética, las rentas más altas son las que más se han beneficiado de las ayudas y previsiblemente van a dejar de percibirlas, sobre todo porque el coste fiscal ha sido más alto de lo esperado.