Santos González: «Lamentablemente, la morosidad aumentará en los próximos meses»

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

R.P. VIECO

El presidente de la Asociación Hipotecaria Española cree que el esfuerzo de las familias para pagar la hipoteca no será igual de duro que el de la última crisis

24 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las principales entidades financieras de España se sumarán al plan de alivio hipotecario que aprobó el Gobierno el pasado martes. Según el Ejecutivo, alrededor de un millón de hogares podrían acogerse a algunas de sus medidas: menos intereses para los más vulnerables, extensión de plazos para las clases medias y suspensión de comisiones para quienes quieran cambiar sus hipotecas de variables a fijas, en busca de más seguridad. Las asociaciones de consumidores no están del todo satisfechas y los bancos también manifestaron su malestar por las prisas y falta de consenso.

El presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), Santos González, comparte algunas críticas, pero considera que, en su conjunto, el plan es bueno porque se anticipa a los problemas de impago que están por llegar cuando a miles de familias les toque revisar sus hipotecas, referenciadas al euríbor, a finales de este año y principios del 2023. 

—¿Le convencen las medidas?

—Hubiera sido bueno que se presentara como un acuerdo y no ha sido así. Han quedado cosas pendientes. En el fondo podemos estar de acuerdo, con que se le eche una mano a las familias con problemas con los pagos por la subida de los tipos de interés y la inflación. En ese camino hay un amplio consenso. A nadie, y primeramente a la banca, le interesa que haya impagos y que pasemos a escenarios mucho más desagradables. No hemos empezado bien, pero el fondo es bueno, se ataca bien el problema. Las medidas no son malas en relación a lo que se pretende. Como crítica, se abusa del  Código de Buenas Prácticas, siendo un problema más coyuntural el que tenemos que el de otros escenarios. 

Ha habido críticas a la medida de alargar la vida de la hipoteca en siete años por el sobrecoste (se pagan más tipos de interés) para los hogares. ¿Es un regalo encubierto a la banca?

—Siempre, cuando hay actuaciones en contra de la banca, hay gente que le parece poco. En los créditos, el coste tiene que ver con el plazo. Si tenemos problemas a corto plazo y necesitamos más tiempo, lo lógico es que se paguen más intereses. Beneficio para la banca, ninguno. La banca no tiene ningún interés en aplazar créditos, quiere que se lo paguen en tiempo y forma. Esa crítica sobra. Si necesito más plazo para pagar, supone más tipo de interés. Además, este Decreto te da más plazo, pero con un interés más bajo que el de mercado. Me parece una medida perfectamente equilibrada. 

—¿Qué impacto tendrá en el mercado hipotecario? ¿Su estado de salud es bueno? 

—Es magnífico. Las medidas pretenden anticiparse a una situación de empeoramiento en los próximos meses [...] Las familias son muy serias, saben que toca apretarse el cinturón y que les subirán la hipoteca, como les han subido la luz, pero la inmensa mayoría acabarán pagándola a cargo de menos vacaciones o cualquier reestructuración de su economía familiar. Claro que habrá hogares a los que la subida de tipos les afectará a la renta disponible y a su morosidad, pero será un porcentaje que esperamos sea pequeño. No hay que alarmar.

— ¿No hay riesgos de impagos masivos?

—En absoluto. A la banca le coge en un momento de capitalización importante y con niveles de aprovisionamiento por encima de la media. Aumentará la morosidad, inevitablemente, pero esperemos que no sea mucho. Desde el punto de vista de la estabilidad del sistema financiero, no tendrá importancia. Desde el punto de vista social y de los clientes, será una situación complicada, sin duda.

—¿Han detectado un aumento en los últimos meses?

—No. Van decreciendo. Lo que ocurre es que los últimos datos del Banco de España tienen desfase trimestral.  Así que es probable que en los próximos trimestres el crecimiento de la morosidad aumente. Por eso hablamos de ayudar a gente que pueda tener más necesidad. Nos estamos anticipando a una situación que es presumible que venga. Hasta ahora, la realidad es que los impagados han ido a menos. La gente paga religiosamente y estamos en indicadores del 2,7 % de morosidad, que son históricamente bajos. Lo que se prevé es que, lamentablemente, va a subir en los próximos meses, esperemos que a un ritmo moderado y que sea perfectamente asumible.

— Algún analista alerta de que la supresión de las comisiones para cambiar la hipoteca de variable a fija podría incentivar que las familias se acojan a soluciones más caras. ¿Beneficia a la banca? 

—En la medida en que la ley tiene reconocida la capacidad de cobrar una cancelación anticipada en términos de comisión por el incumplimiento de un contrato y este Decreto establece que no se cobra, no sé cómo se puede beneficiar la banca. Hay gente la que contra la banca, todo es bueno. Si no se cobra donde legalmente se podría cobrar no hay beneficio alguno. Otra cosa es la eficacia que tenga la medida. Efectivamente, cuando se anima a los ciudadanos a hacer cosas, habrá que decirles claramente que los tipos están subiendo y que es probable que suban un poco más porque la inflación es tozuda, pero los tipos fijos también suben, incluso por encima del variable, porque el fijo incorpora la tranquilidad de que tienes asegurado el tipo de interés a perpetuidad, y por eso siempre es más caro. 

—Pero, si la situación de alta inflación es coyuntural, como dijo, no sería recomendable el cambio de variable a fijo...

—Es difícil. Es el típico consejo que no hay que dar. No es mejor un tipo fijo que un tipo variable per se nunca. Hay que ver el escenario. ¿Quieres vivir tranquilo aunque pagues un poco más? Pues eres de fijo. ¿Aceptas vivir con un poco más de incertidumbre? Variable. Aunque siempre se puede subrogar, hacer cancelaciones, etc. Hay quien prefiere seguir con el variable porque igual dentro de dos años vuelve a bajar el euríbor. Y habrá gente que piensa: ¿Y si no baja? La percepción del riesgo depende de tu estabilidad económica y es muy difícil acertar. Es una opción personal. La hipoteca dura 25 años. Después de subidas vendrán bajadas, el tema es cuándo y si prefiero pagar un tipo de interés un poco más alto, olvidarme y que le den dos duros al euríbor.

—¿Cuál diría que es el perfil del hogar más expuesto a impagos? 

—Creo que no hay hogar tipo. Cada uno tiene sus circunstancias. Para los mismos niveles económicos hay familias que se organizan mejor que otras, son más ahorradoras, tienen un criterio mucho más claro con el gasto [...] Hay muchos factores que tienen que ver con el componente del gasto que definirán que no todos los hogares que ganen menos de 25.000 euros anuales tengan problemas con la hipoteca.

—Asociaciones de consumidores han criticado que el Código de Buenas Prácticas no se aplique de forma automática. ¿Habrá trabas para acogerse a las medidas?

—El Gobierno ha puesto las condiciones. El que crea que es vulnerable, lo tiene que justificar. La vulnerabilidad no es una cuestión absoluta. No creo que sea farragoso. Aplicarlo de oficio sería un coladero absolutamente ineficiente y discriminatorio hacia la gente que es ordenada. La carga de la prueba la tiene el vulnerable.

—La presión sobre los hipotecados, ¿se puede comparar a la de la última crisis?

—Es diferente. Después de la crisis del 2010, el escenario económico era el más lamentable de todos: una gran depresión económica y un paro galopante. Va a ser mucho más fácil ahora, trabajar, ajustarse un poco el cinturón y aguantar la subida. El primer escenario era mucho más grave y difícil de gestionar.

 —No veremos una cascada de desahucios como la de entonces, entiendo...

—Si el plan da resultado. Las medidas quieren aliviar la morosidad, pero hay otro tipo de medidas de carácter jurídico en marcha. La paralización de desahucios para este colectivo vulnerable está en vigor. La legislación restringe la ejecución hipotecaria. Pero entiendo que las medidas serán eficaces y, por tanto, la morosidad no se trasladará a situaciones de desahucio como históricamente hemos conocido. 

—Con la escasa oferta de vivienda en el mercado y la rentabilidad al alza. ¿Puede haber tentación de caer de nuevo en una burbuja del ladrillo? 

—Desde el punto de vista de la nueva construcción no solo no es razonable que ocurra sino que habrá que ver si la demanda de vivienda nueva sigue teniendo consistencia. Este año estamos haciendo menos vivienda que el año anterior. Creo que en el corto y medio plazo, iremos en la dirección contraria. La financiación es más costosa, eso hará que haya familias que quieran posponer la compra el año que viene esperando un momento mejor. El promotor tendrá dificultades adicionales para financiar sus proyectos. Eso en cuando a vivienda nueva, que es el 15 % de las transacciones que se hacen en el país. Los precios podrían caer un poco a consecuencia de que la demanda podría estar más contenida por el miedo a la subida de tipos de interés en un escenario con incertidumbre económica y evolución de tipos nada favorable.

Por eso no creo que se incremente la oferta. Si la demanda tiende a atemperarse, lo normal es que impacte en el precio. La demanda estará un poco más cauta en el 2023. Esa circunstancia hará que haya menos transacciones y los precios se ralenticen. No tendría ningún sentido en este escenario ponernos a construir vivienda por encima de lo normal.