«Seguiré cobrando el café con churros y bollería a un euro, los sueldos no subieron y no puedes agobiar a la gente»

ECONOMÍA

El hostelero de Pontevedra Rafael Rúa no incrementará el precio de los productos básicos en sus locales. Cree que seguramente sean «de los más baratos de España»
03 ene 2023 . Actualizado a las 18:54 h.Rafael Rúa, un hostelero con negocios en Pontevedra y Marín, no suele pasar desapercibido. Es un empresario singular, de los que a veces cabrean a los demás compañeros del gremio. Lo decía él mismo hace unos días a cuenta del Fin de Año, cuando reconocía que recibió críticas por poner las entradas de su discoteca a solo doce euros, incluyendo consumición y cotillón. Ahora vuelve a la carga, pero con los precios del café. Él no los va a subir porque el calendario haya cambiado de año. Y lo curioso es que, en su cafetería de Marín, llamada Lelé, los tiene fijados bastante a la baja: «Voy a seguir con el café a un euro y con bizcochos y churros. Igual es el más barato de España», defiende con una sonrisa que se intuye al otro lado del teléfono.
Rafael, además de una discoteca, regenta el Lelé en Marín y el Lelé II en Pontevedra. En este último, curiosamente, los precios son algo más caros (1,10 el café pequeño con churros y bizcochos y 1,20 el grande) que en Marín, donde cuesta un euro. Él justifica esa diferencia por una cuestión fundamentalmente sentimental: «Hace siete años comenzamos con la cafetería en Marín, frente a la Escuela Naval, era un sitio con mucha competencia y donde nosotros no teníamos clientela. Se me ocurrió apostar por lo del café a un euro y la gente me respondió... así que decidí que de momento lo mantengo». ¿No pierde dinero? Él sostiene que no: «Ganas menos, ganas poco... pero a la larga sí le ganas dinero. Vendemos muchos kilos de café en ese local y estoy muy agradecido a los clientes», señala.
Aunque cuesta unos céntimos más, en su cafetería de Pontevedra los precios tampoco son altos: a 1,20 el café grande con el consiguiente pincho de cortesía. En la misma ciudad hay locales donde el café cuesta 1,80 euros. Rúa dice que cada uno es libre de actuar, pero que él lo tiene claro: «Los sueldos no subieron, ahora mismo no puedes agobiar a la gente subiéndole también el café. Está todo el mundo ya bastante fastidiado, yo trato de solidarizarme con el cliente y que asumamos esto entre todos», sentencia desde uno de sus locales.