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El Tribunal de Cuentas Europeo acusa a Bruselas de permitir el abuso y manipulación del mercado eléctrico

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

STEPHANIE LECOCQ | EFE

Señala que la «falta de preparación» del sistema de fijación de precios ha dado lugar a beneficios excesivos para las energéticas

31 ene 2023 . Actualizado a las 17:20 h.

Las autoridades europeas preparan el terreno para la reforma urgente del mercado eléctrico de la Unión Europea (UE). La guerra en Ucrania ha hecho saltar todas sus costuras, dejando al desnudo las múltiples deficiencias que arrastra desde su puesta en marcha (1996). Unas deficiencias que han ocasionado sobrecostes multimillonarios a los ciudadanos y empresas europeos, quienes hicieron frente en el 2022 a la factura energética más grande de su historia. 

El Tribunal de Cuentas Europeo tiene claro que el colapso de ese mercado está estrechamente vinculado con la falta de previsión, gobernanza y de control que ejerció la Comisión Europea desde el 2015. Así lo atestiguan sus expertos en un demoledor informe que ha visto la luz este martes y en el que se señalan todas las debilidades detectadas. 

Falta de control y vigilancia

La primera de ellas, y la más controvertida, tiene que ver con la práctica ausencia de vigilancia: «La supervisión del mercado, destinada a detectar y evitar el abuso y la manipulación de este resultó incompleta», rezan sus conclusiones.

El Ejecutivo comunitario delegó toda responsabilidad en la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), cuyo sistema de recopilación de datos para detectar operaciones de compraventa sospechosas no funcionó. «El enfoque no fue exhaustivo y la evaluación de dichos datos abarcó una variedad demasiado reducida de conductas abusivas [...] Esta agencia destinó recursos insuficientes al análisis de datos y no pudo apoyar las investigaciones sobre el creciente volumen de presuntos abusos del mercado transfronterizo», explican sus expertos, quienes creen que existe el riesgo de que tanto los productores como proveedores de electricidad, así como los intermediarios, «exploten las lagunas o, lo que es peor, de que los Estados miembros compitan por ofrecer el entorno más permisivo por las sanciones y su ejecución», en detrimento de los consumidores finales, que estarían pagando más de lo que deben en sus facturas. Tanto es así, que los expertos urgen a la Comisión Europea a obligar a los países a aplicar multas adecuadas, garantizando igualdad de condiciones. 

Las cifras hablan por sí solas: ACER solo detectó 20 de los 431 casos de manipulación identificados durante el período 2017-2021. Su actividad apenas ha acarreado multas para los operadores. Y es que el equipo apenas dispone de cinco personas para procesar manualmente las operaciones, cuyo número se disparó en el 2021, colapsando su sistema informático. Pero no todo se puede imputar a la escasa plantilla: «Encontramos pruebas que sugieren que estos problemas se ven agravados por la mala asignación de recursos humanos y financieros de la ACER», señala el Tribunal de Cuentas Europeo. 

Arbitrariedad en la fijación de precios

Al igual que hizo el Gobierno español, el Tribunal de Cuentas Europeo, cuestiona el método que siguieron las autoridades europeas para establecer el actual modelo de precios en el mercado mayorista de la electricidad, el conocido como sistema marginalista. Este permite que todas las fuentes de generación, independientemente de su coste operativo, sean retribuidas al mismo precio que la fuente de generación más cara en entrar a suministrar electricidad (suelen ser los combustibles fósiles). De ahí que nucleares e hidráulicas, por ejemplo, cobren el megavatio hora (MWh) como si los produjeran con gas, cuyo precio se disparó en el último año. «La Comisión no analizó suficientemente las repercusiones de su diseño del mercado», concluyen los expertos auditores, quienes consideran que no se hizo una evaluación de impacto. 

Y la realidad así lo confirma: «La crisis energética actual muestra la falta de preparación en cuanto a las normas para los métodos de fijación de precios en situaciones de crisis», explican en el informe en el que critican la actitud de Bruselas, que en el 2014 ni incluyó análisis alguno ni facilitó ninguna alternativa al sistema de precios actual. 

Eso hizo que la UE se viera con las manos atadas en la crisis que se desató tras la invasión rusa de Ucrania. En el segundo semestre del 2021 y el primero del 2022 se observaron fuertes aumentos de los precios mayoristas de la electricidad porque el gas alcanzó cotas históricas. «Ninguno de estos escenarios había previsto estas subidas del precio de la electricidad», aseguran. 

También se vierten críticas hacia la falta de coherencia en el calendario de descarbonización fijado por la UE: «El lento crecimiento (de renovables) puede dar lugar a una dependencia a largo plazo de la volatilidad de los costes de generación basados en combustibles fósiles para los precios de la electricidad en la UE». 

Beneficios extraordinarios 

Y fruto de todas estas deficiencias, las empresas y ciudadanos de la UE regaron de beneficios extraordinarios a las grandes energéticas, a las que algunos Ejecutivos nacionales han puesto en el punto de mira. «A raíz de la crisis del 2021 y 2022, algunos Estados adoptaron medidas para gravar los beneficios imprevistos de los productores de electricidad, lo que puede introducir a su vez distorsiones en la integración de los mercados eléctricos», alertan los expertos. 

Una integración que se frenó en la última década, según los auditores. La inacción de la Comisión y los intereses nacionales han derivado en un mercado único de la electricidad fragmentado y con interconexiones deficientes. Esa falta de conexión, especialmente grave en regiones como la península ibérica, ha perjudicado a los ciudadanos. De hecho, los españoles fueron los europeos que más pagaron por la energía antes de impuestos en el 2021, según datos del propio Ejecutivo comunitario.