En estos lugares conviven encantados con sus parques eólicos y solares

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

La Red Española para el Desarrollo Sostenible resalta varios casos de éxito de convivencia de las renovables con la población, como el de Muras

22 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las organizaciones a favor del despliegue de las energías renovables, que son mayoría, están preocupadas. Y es que están percibiendo cierta oposición social a los proyectos eólicos y fotovoltaicos en algunas zonas de España, también en Galicia. Más en los últimos meses, cuando las Administraciones están sacando adelante cientos de instalaciones que llevaban años sin tramitar, guardadas en el cajón, para cumplir unos plazos impuestos por el Ministerio para la Transición Ecológica para depurar proyectos y liberar los puntos de acceso y conexión a la red de los no viables. En Galicia, por ejemplo, en enero se emitieron declaraciones de impacto ambiental favorables para 77 de los 140 parques eólicos que estaban en tramitación. No quiere decir que se vayan a construir ya, pero sí que enfilan el camino para llegar a esa meta.

Tanto ruido en muy poco tiempo que ha alimentado las voces críticas con el desarrollo de las renovables por temor a que sea un proceso desordenado y al tuntún. La polémica se avivó cuando el laureado director de cine Rodrigo Sorogoyen, autor de As Bestas, lanzó una proclama en la entrega de los Goya: «Energía eólica sí, pero no así». Un lema ya conocido en Galicia y que utilizan los que cuestionan el bum de las energías limpias.

El caso es que las organizaciones prorrenovables están trabajando intensamente en divulgar las bondades de esas tecnologías, que sustituirán a los contaminantes combustibles fósiles, para acallar esas voces críticas. Una de las últimas en hacerlo ha sido la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), una organización sin ánimo de lucro presidida por la exministra socialista Leire Pajín.

REDS acaba de divulgar el informe Renovables y Territorio, con varios «casos inspiradores para mejorar su despliegue en el territorio». En él recopila algunas experiencias de municipios españoles de feliz convivencia entre los parques eólicos y fotovoltaicos y la población local. Entre ellas, las del concello gallego de Muras. Estas son las más destacadas.

muras (lugo)

Rebajas en la factura de la luz para el número uno en energía eólica de Galicia. El viento que sopla en la Serra do Xistral es el tesoro de los vecinos del concello lucense de Muras, con poco más de 600 vecinos empadronados, 20 parques eólicos y 381 molinos. Entre todos suman una capacidad de generación de 326 megavatios, más que ningún otro concello gallego. Desde el 2016, el Ayuntamiento da ayudas a las familias del municipio de entre 300 y 600 euros anuales, en función de la renta, para que paguen sus facturas de la luz. Las pequeñas y medianas empresas pueden recibir también hasta 1.500 euros al año. El descuento no es directo sobre los recibos —no puede serlo porque los conceptos que aparecen en él solo los puede modificar por ley el Gobierno central—, sino que se otorga como una subvención. El negocio eólico proporciona al Concello de Muras 1,4 millones anuales. 

pujalt (Barcelona)

Proyecto eólico comunitario. La Asociación Europea por las Energías Renovables (Eurosolar) en Cataluña promovió en el municipio barcelonés de Pujalt la instalación del primer aerogenerador de propiedad compartida entre un grupo de personas. Para ello constituyó la empresa Eolpop, que consiguió poner en funcionamiento el molino en el 2018. La inversión necesaria para montar el aparato era de 2.800 euros, que se recaudaron entre 600 personas. Cada una aportó lo que pudo. En la actualidad, la energía que produce ese molino comunitario se vende al sistema y los beneficios se reparten entre los pequeños inversores. Eolpol tiene en mente otro proyecto: la construcción de dos turbinas eólicas en la Serra de Collserola, que serán visibles desde la ciudad de Barcelona. Aunque los molinos se ubicarían en un parque natural, con lo cual, no se podrán levantar, según la legislación autonómica, reconoce la propia REDS. 

cedillo (cáceres)

Autoconsumo compartido. Ese municipio extremeño de 424 habitantes alberga varias plantas fotovoltaicas construidas y explotadas por Iberdrola, dueña, además, de la última central hidráulica del Tajo. Entre las compensaciones ofrecidas por la compañía a los vecinos está la ejecución de dos instalaciones para autoconsumo compartido, es decir, para suministrar electricidad producida por el sol a varias viviendas del entorno. Los paneles se colocarán en las cubiertas de dos edificios municipales y en un terreno cedido por el Ayuntamiento de Cedillo. Iberdrola asumirá la inversión y la gestión de las instalaciones. Estima que la producción reducirá a la mitad la factura de la luz de los vecinos. 

villalba del rey (cuenca)

Invertir donde digan los vecinos. En Villalba del Rey hay dos parques eólicos operados por Acciona. Durante las obras, la empresa se reunió con agricultores y propietarios para consensuar medidas que mitigaran el impacto de los trabajos. Así, se acordaron plazos para el cierre de caminos y carreteras, de manera que todos los vecinos estuvieran al tanto. Se decidió abrir un camino durante la época de cosecha y se redujo la presencia de máquinas para facilitar la logística. La empresa juntó a los vecinos de municipios colindantes para consensuar en qué invertir el porcentaje de beneficios que se comprometió a destinar a fines sociales durante un período de diez años. Acordaron que iría a una cooperativa productora de aceite de oliva.

Los vecinos pueden participar hasta en el 20 % de la propiedad del proyecto

La ley de cambio climático y transición energética de Baleares obliga a las empresas promotoras a «ofertar la posibilidad de participar en, al menos, el 20 % de la propiedad del proyecto, a las personas físicas, jurídicas, públicas o privadas, radicadas en el municipio en el que se pretende situar la instalación o en los limítrofes» si el proyecto tiene más de cinco megavatios de potencia. El objetivo, socializar la riqueza generada por las renovables. Hasta el momento se han puesto en marcha dos proyectos fotovoltaicos bajo esa modalidad. Uno tiene tras él a 288 inversores que aportaron 1.523 euros; el otro, a 168 y 1.517 euros.