El Tesoro tiene que ofrecer una rentabilidad un 38 % más alta que la alemana
06 oct 2023 . Actualizado a las 11:48 h.Hipotecas, préstamos al consumo y la financiación de las empresas se han encarecido en el último año a lomos de los bancos. Las diez subidas consecutivas de los tipos de interés en la eurozona han puesto el precio del dinero en niveles nunca vistos en las últimas dos décadas. Cada vez cuesta más pedir prestado porque los bancos centrales están frenando la impresión de billetes para controlar la inflación. Y eso, claro, tiene consecuencias, tanto para las empresas como para los Estados.
El dinero ya no llega a espuertas como hasta julio del 2022. Al tener que pagar más por la financiación, muchas compañías están revisando a la baja sus beneficios. Y eso motiva que los inversores busquen la seguridad y rentabilidad de la deuda soberana, es decir, el salto de la renta variable (empresas cotizadas) a la renta fija (letras y bonos del Estado).
El Banco Central Europeo (BCE) no solo está cerrando el grifo a particulares y empresas, también a los países. Ha puesto fin al programa de compra neta de deuda soberana y está reduciendo de forma gradual las reinversiones en ella, dejando más espacio a los inversores privados que, a diferencia del eurobanco, exigen rentabilidades más abultadas.
Ejemplo de ello es que, desde que el BCE comenzó a restringir el crédito y las compras (julio del 2022), la rentabilidad que ofrece España para financiarse a 10 años en el mercado secundario ha aumentado casi un 50%, pasando de un interés del 2,736% a más del 4% en la actualidad. Esa diferencia se dispara cuando se compara con la de hace solo tres años, en plena pandemia. Entonces el BCE bombeaba dinero a empresas y países para evitar una depresión económica. En el otoño del 2020 España apenas abonaba intereses por financiarse (0,055%). Hoy paga casi 30 veces más (4,039%) por colocar sus bonos a diez años. La última vez que se alcanzó ese umbral fue en el 2013, en medio de una gran crisis de deuda.
«Gran vulnerabilidad» de las finanzas públicas
Sin embargo, todavía se está lejos del máximo del 2012 —desde la introducción del euro—, cuando había que abonar un 6,7% extra. Con todo, España tendrá que destinar al pago de intereses tres de cada cien euros que produzca en el 2026, según estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). El equivalente en la actualidad a 41.000 millones de euros por año. «El nuevo ciclo monetario, con el rápido e intenso endurecimiento de las condiciones de financiación, unido al elevado nivel de deuda existente (111% del PIB), sitúa la sostenibilidad de las finanzas públicas en un punto de partida de gran vulnerabilidad», advierte el organismo en su informe sobre el Programa de Estabilidad 2023-2026 revisado.
Cuanta mayor es la desconfianza de los inversores en una economía, mayor es la rentabilidad que esta tiene que ofrecer para conseguir dinero prestado. Y los datos indican que, aún con todas las debilidades que arrastra, la economía alemana sigue siendo más confiable. Los teutones ofrecen un 38 % menos de intereses (2,9265 %) por colocar su deuda a diez años el mercado. La distancia se acorta cuando se trata de deuda a corto plazo (3-12 meses).
Lo sorprendente es el rali que ha experimentado la rentabilidad del bono estadounidense. El país norteamericano paga ya un 4,72% por financiarse a diez años —no se veía algo así desde antes de la crisis financiera— y hasta un 5,5% extra por préstamos a tres meses. ¿A qué se debe? Hay varios factores que intervienen, desde la perspectiva de una alta inflación persistente hasta el hecho de que el banco central japonés haya decidido abandonar su política expansiva, atrayendo de nuevo a los inversores asiáticos que otrora pujaban por la deuda estadounidense. También existe incertidumbre en torno a la sostenibilidad de su deuda, que alcanzará su máximo histórico este año.
Apetito de los ahorradores
El Tesoro español ha ofertado en su última subasta del pasado martes letras a tres, seis y doce meses con rentabilidades del 3,45; 3,82 y 3,86 % , respectivamente. Una oferta atractiva si se tiene en cuenta que los bancos siguen remunerando los depósitos por debajo de ese umbral (2,31 % en agosto, últimos datos disponibles).
Ayer fue el turno de la deuda a medio y largo plazo: logró colocar 6.442 millones de euros con rentabilidades más elevadas que en emisiones previas, alcanzando casi el 4,5 % en el caso de los bonos verdes, vinculados a proyectos sostenibles, según el Banco de España.