La subida anual de los alimentos en Galicia se resiste a abandonar el 10 %

Ana Balseiro
Ana balseiro MADRID | LA VOZ

ECONOMÍA

Una mujer comprando en un supermercado, en una imagen de archivo
Una mujer comprando en un supermercado, en una imagen de archivo Juan Ignacio Roncoroni | EFE

La inflación bajó una décima en octubre, al 3,7 %, con precios moderados en la energía frente al tirón de productos como el aceite, la leche o los huevos

14 nov 2023 . Actualizado a las 20:40 h.

El rali que los precios iniciaron tras el estallido de la guerra de Ucrania lleva unos meses frenando, pero los alimentos parecen ser ajenos a ello y se resisten a dar un respiro a la economía familiar. Así lo confirman los datos del IPC del mes de noviembre, publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y es que mientras que el índice general se mantuvo en el 3,5 % en el conjunto de España respecto a hace un año, igual que el mes anterior (una décima más en el caso de Galicia), los alimentos han vuelto a escalar casi un 10 %: concretamente un 9,5 % en el promedio del país y se han quedado a una décima del doble dígito en la comunidad.

De hecho, la comida es lo que más encarece la cesta de la compra. Como muestra el gráfico que acompaña a la información, el aceite es el producto más inflacionista —casi un 50 % más caro que hace un año, con una subida del 47,8 % en Galicia y aún mayor en España, con la caída de la producción por la sequía como explicación—, seguido a distancia del azúcar (12,8 %) y otros productos básicos como los huevos (10,6 %), la leche (10,4 %) o la carne de cerdo (10,1 %). Por debajo del 10 % han subido también las patatas, la carne de vacuno, la fruta, el pescado o las legumbres y hortalizas. Sólo el pollo ha contenido su precio (-0,8 %).

Renunciar a alimentos

Esta situación ha obligado a los hogares a modificar sus hábitos de compra, sustituyendo alimentos frescos por procesados más baratos e incluso prescindiendo de algunos de ellos. Un reciente sondero alerta de que casi la mitad de la población ha dejado de poner en la mesa alguna vianda por su precio. Un ejemplo especialmente llamativo es el pescado, pues ha dejado de formar parte de la compra semanal del 52,5 % de los encuestados. Y es que, no en vano, casi cuatro de cada diez preguntados estiman que a llena el carro de la compra se va entre en 20 % y el 30 % de su presupuesto mensual, lo que coloca en una situación delicada a los segmentos de la población con menores ingresos.

Así las cosas, cabe recordar que el Ejecutivo tendrá que decidir antes del 31 de diciembre si prorroga o retira las medidas de alivio antiinflación, entre las que están la supresión del IVA o su reducción a los alimentos básicos —pese a que nunca cubrió carne y pescado, como reclamaban organizaciones de productores, consumidores y oposición—. Su eliminación golpearía aún más a los consumidores más vulnerables. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) estima que la normalización del IVA sobre los alimentos puede elevar el IPC en cuatro décimas.

 La menor subida en 18 meses

Pese a que el escenario no parece halagüeño, es posible también ver el vaso medio lleno, pues el persistente repunte del coste de los alimentos se ha moderado si se compara con meses atrás: el 9,9 % que subió en la comunidad en octubre es la tasa más baja en año y medio y está a notable distancia del 16,6 % que se dispararon en febrero y marzo de este 2023. Aún así, lo cierto es que los precios de la alimentación prácticamente triplican la tasa general de inflación, del 3,7 % en Galicia.

La energía y los carburantes, por contra, que hace un año eran la bestia negra de los consumidores, bajaron de forma notable en octubre. Los productos energéticos cayeron un 10,4 % interanual, mientras que los combustibles lo hicieron un 3,5 %. La contención también fue superior al 2 % en términos mensuales.

Por su parte, la inflación subyacente —excluye energía y alimentos frescos— también se ha moderado hasta el 5,5 % frente al 5,9 % que pronosticó el Instituto Galego de Estadística (IGE), que también esperaba para octubre un IPC general más elevado, del 4,5 %.

Los españoles se encomiendan a la lotería de Navidad

Si hay algo a lo que los españoles no renuncian —ni en época de vacas flacas como la actual— es a soñar con que la lotería les permita dejar de hacer números para llegar a fin de mes. Tanto es así, que la Asociación Española de Administraciones de Loterías (Anapal) espera igualar este año el récord de ventas para el sorteo extraordinario de Navidad que se celebra el día 22 de diciembre, y en el que los loteros repartirán más de 2.590 millones de euros en premios (70 millones más que en el 2022), gracias al aumento del 3 % en el número de décimos emitidos, que llegan a los 185 millones.

La ilusión por convertirse en uno de los agraciados con el Gordo de Navidad está detrás de las abultadas ventas de este sorteo, que —como indica Borja Muñiz Urteaga, presidente de Anapal— «suponen más de la mitad de las ventas de lotería nacional del año».

Madrid y Andalucía, a la cabeza

Por comunidades autónomas, según el reparto realizado por la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) del año pasado, Madrid es donde más se compra lotería de Navidad (537 millones de euros en total). Le sigue Andalucía (485 millones), Cataluña (424 millones) y la Comunidad Valenciana (392 millones), mientras que en Galicia se compraron casi 192 millones en lotería.

De media, los españoles se gastan 69,36 euros, lo que equivale a un poco más de tres décimos por persona, pero hay provincias que superan esta cifra, como es el caso de Soria, con una media de trece décimos por persona, Burgos, con siete décimos, o Palencia, Segovia, Hueca, Cuenca o Teruel, con seis décimos.

En lo que respecta a los gallegos, los hábitos varían de una provincia a otra, y mientras que en Ourense gastan de media 51,60 euros —por debajo del promedio del país, igual que los 63,22 euros de Pontevedra—, Lugo, con casi 90 euros por habitante, lo supera con holgura, seguido de los 77,75 euros de los coruñeses. Todo sea por el Gordo más deseado.

Un 16 % de los gallegos vive en hogares que gastan más de lo que ingresan

CLARA ALBA

Madrid | Colpisa

Un 16 % de los gallegos vivían en el 2021 en hogares que gastan más de lo que ingresan. Es uno de los datos que recoge la última entrega de la Encuesta de competencias financieras del Banco de España, publicada ayer. La cifra retrata un escenario difícil para ese porcentaje de población en la comunidad —agravado en los dos últimos años por la inflación y la lenta adaptación de los salarios a ese comportamiento de los precios—, sin embargo, es sensiblemente mejor que en el conjunto del país, donde uno de cada cuatro personas están en esa situación, la de vivir en hogares donde no se llega a fin de mes sin tirar de ahorros (en el mejor de los casos) o de ayuda económica externa, como familia o amigos.

La cifra se acerca al 30 % en los ciudadanos de entre 45 y 54 años, según la citada encuesta, que también evidencia que el porcentaje es más elevado entre los individuos con menores recursos, como aquellos con un nivel de educación inferior a bachillerato (32 %), los desempleados (43 %), quienes residen en hogares con rentas menores de 15.000 euros (43 %) o aquellos que residen en hogares que no son propietarios de su vivienda principal (37 %).

Según el Banco de España, el ahorro acumulado durante la pandemia permitió que más de la mitad de las familias financiase esa brecha entre lo que ingresan y lo que gastan. Pero la segunda fuente de financiación más importante para ellos fue el denominado crédito informal. Es decir, el que proveen amigos, familia o empleadores. En total, acudieron a este recurso una de cada tres personas (un 35 %). En menor proporción —menos del 15%— están aquellos que recurrieron a tarjeta de crédito o incluso a retrasar pagos.

Déficit de cultura financiera

Aunque los últimos años de intensas y muy seguidas crisis han obligado a los ciudadanos a estar más al día de su economía familiar, queda camino por recorrer en la cultura financiera patria. Sin ir más lejos, la encuesta del Banco de España refleja que prácticamente la mitad de los consultados respondió de forma incorrecta a preguntas sobre conceptos básicos como la inflación, el tipo de interés compuesto o la diversificación del riesgo. Sorprende especialmente el primer caso para un ejercicio, el de 2021, en el que el IPC ya pasaba a ser la principal preocupación financiera de las familias.