Vivir en cámpings y en habitaciones, las nuevas salidas a los alquileres de récord

La Voz EFE

ECONOMÍA

Instalaciones de un cámping en Asturias, en foto de archivo
Instalaciones de un cámping en Asturias, en foto de archivo Cámping Amaído

Requisitos como el pago de seis y ocho mensualidades complica el acceso a viviendas

07 ene 2024 . Actualizado a las 14:22 h.

La subida de los alquileres empuja cada vez a más personas a optar por fórmulas de alojamiento hasta hace no mucho consideradas marginales: desde una habitación a compartir por toda una familia en Barcelona a furgonetas o caravanas para trabajadores temporales en núcleos turísticos de playa o montaña. La escalada sin freno del precio del alquiler y la escasez de vivienda aboca a los ciudadanos más vulnerables a situaciones muy precarias y muchas veces intolerables.

«Vivo con mis tres hijos, de entre 10 y 4 años, en una habitación por la que pago 700 euros. Trabajo cuidando a personas mayores en dos casas diferentes y tengo contrato en ambas, pero no me llega para permitirme nada mejor», explica Ilsy S.M, natural de Honduras. Ilsy, que llegó a Cataluña hace ya algunos años, se alojó primero en l'Hospitalet de Llobregat y se trasladó hace unos meses al distrito barcelonés de Nou Barris para estar más cerca de sus lugares de trabajo. En su actual vivienda, habitada por una pareja, ocupa una habitación de realquiler junto a sus tres hijos y tiene derecho únicamente al uso de la cocina, sin que le sea permitido disfrutar del comedor, ni llevar a nadie al apartamento. «Además, mi hermana, que cuida de mis hijos el fin de semana mientras yo trabajo, también debe pagar por el uso de la habitación», se ha lamentado.

A 155 kilómetros de la capital catalana, en la comarca de montaña de la Cerdanya, Óscar, monitor de esquí, reside desde finales del mes de noviembre en un cámping próximo a Llívia (Girona), en territorio francés, donde paga unos 150 euros al mes por instalar su furgoneta en una parcela. «Hace ya tres años que decidí que lo mejor para no dejarme el sueldo en una vivienda era trasladarme a un cámping. Un año compartí bungaló con otros dos compañeros, pero desde el año pasado vivo en mi furgoneta camperizada y así soy más independiente. En verano soy profesor de windsurf en Tarifa (Cádiz) y allá también voy con mi furgoneta», explica. Esta temporada son dos los monitores de esquí catalanes que han decidido trasladarse a este cámping francés, más cercano a las pistas en las que trabajan (Massella, Font-Romeu, La Molina y Porté) que otros de la Cerdanya catalana. Años atrás, Óscar había compartido piso con otros temporeros en alguna población catalana de montaña, donde llegaron a pagar 1.500 euros por una vivienda de 4 habitaciones, pero ahora prefiere tener su propio espacio, aunque sea una furgoneta.

Jaume C. es otro de los monitores de la Cerdanya que se aloja durante el invierno en un cámping. En este caso, en su caravana. «Llevo un par de temporadas. El primer año busqué piso, pero eran caros y se tenían que compartir con seis o siete personas. No tenía intimidad. Con mi caravana estoy superbién. Pago unos 200 euros al mes con suministros y en el cámping hay duchas», explica. Al inicio de la actual temporada de nieve, los temporeros del sector del esquí de la Vall d'Aran (Lleida) protagonizaron marchas lentas con una treintena de autocaravanas por la C-28, en la carretera de acceso a Baqueira Beret, para protestar por la falta de vivienda en el Alt Pirineu.

«Castings» y condiciones cada vez más exigentes

Otra consecuencia indeseable de la falta de vivienda de alquiler es la competencia feroz que se genera para ocupar una vivienda, con requisitos cada vez más exigentes a los inquilinos, que se ven abocados a 'castings' ante la gran demanda. En la Cerdanya, algunos aspirantes a alquilar una vivienda explican que les han llegado a pedir el pago por adelantado de seis u ocho meses de alquiler en pisos que se ofertan como de temporada pese a ser utilizados realmente como vivienda habitual y que no es inusual que, entre las condiciones, se encuentre dejar libre el apartamento un fin de semana al mes para el disfrute de los propietarios. «Legalmente no lo pueden hacer, pero las inmobiliarias te piden un depósito que cubre toda la temporada. Venimos a trabajar y resulta que hay que desembolsar 10.000 euros antes de hacerlo. Si después te rompes la pierna o uno de tus compañeros de piso se va, nadie te devuelve nada», ha lamentado Óscar.

A la espera de que 2024 traiga consigo una posible contención de las rentas, el precio del alquiler no ha parado de subir en todo 2023, resistiéndose a la corrección que algunos pronosticaban por la caída de las compraventas, producto de la subida de los tipos de interés. Según los últimos datos de la Generalitat, correspondientes al tercer trimestre de 2023, el arrendamiento marcó un nuevo récord en la ciudad de Barcelona de 1.171 euros de media, un 9,8 % más que hace un año. Tendencia al alza que se mantiene también en el conjunto de Cataluña, donde el alquiler llegó a los 848,39 euros al mes de media, un 5,3 % más. Según datos de los portales inmobiliarios, Cataluña es la tercera comunidad con la mensualidad más cara para los inquilinos, por detrás de Baleares y Madrid, y la capital catalana fue en noviembre pasado la que contaba con los precios más altos.