Raymond Torres: «El minifundio empresarial es un freno a la productividad, y Galicia lo sufre más»

Domingos Sampedro
Domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ANA GARCÍA

El director de coyuntura y análisis internacional de Funcas ve necesario atraer talento a la comunidad para frenar el envejecimiento

10 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La trayectoria profesional de Raymond Torres por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la OCDE o el equipo de consejeros de la Comisión Europea lo han convertido en un gran analista de las políticas económicas, y eso lo trajo hasta la reunión anual del Foro Económico de Galicia, donde deslizó que el gran desafío de la economía española, y de la gallega, consiste en aumentar la inversión y ganar productividad.

—¿Cómo es posible que España sea un referente en Europa en crecimiento económico, y en cambio baja peldaños en lo referente a la productividad?

—Es algo compatible, porque el crecimiento español se basa en la fuerza laboral, en la incorporación de más personas al mercado de trabajo, y no en el incremento de la eficacia de esta masa laboral. Normalmente hay siempre una combinación de los dos aspectos, pero en España está más sesgado hacia el modelo cuantitativo, de incorporar personas al sistema.

­—¿Y esa forma de crecer es sana?

—Por lo menos hay crecimiento del empleo, que nos hacía falta, porque la tasa de paro es superior al 11%. Ahora bien, una vez que nos acerquemos a una normalidad en el paro, es deseable encontrar la vía para ganar productividad y aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores.

—¿Son peores los trabajadores y las empresas españolas que las de países del entorno?

—En absoluto. De hecho, cuando los trabajadores emigran y acceden a otra remuneración más elevada, son muy bien valorados. No es un problema intrínseco de los trabajadores, y en cierto modo tampoco lo es de las empresas, los frenos a la productividad son de otra índole.

—¿Qué tipo de frenos?

—En primer lugar la inversión, porque para aumentar la productividad hay que incorporar, mediante la inversión, nuevas tecnologías, mejoras organizativas y otros cambios para ser más eficientes. Y vemos que la inversión se ha debilitado en los últimos tiempos, y eso es un problema preocupante.

—Hay quién señala a la polarización política como elemento que contrae la inversión.

—Es difícil determinar las causas, y la polarización política no es exclusiva de España, pasa en todos los países vecinos, en Alemania, Francia, también Portugal, y en cambio en algunos de esos países la inversión ha crecido. Puede ser un factor que influya, pero no el único. —¿Hacia dónde apuntamos entonces?

—La memoria traumática de la crisis financiera juega un papel, porque hubo una burbuja de crédito, las empresas se sobreendeudaron y lo tuvieron que pagar muy caro. Hoy la deuda privada, la de las empresas, ha caído a los niveles reducidos del 2002 o el 2003, pero el cambio de ciclo forma parte de la psicología.

—Ocurre también con la inversión extranjera, que se reduce.

—Es verdad que en el 2023 cayó en torno a un 20 %, pero lo hizo más en otros países, es decir, si miramos el conjunto 2022-2023, España es un país líder en atracción de inversión extranjera, el tercero después de Francia e Italia.

—¿Están ayudando los fondos europeos a activar la inversión?

—Ese es otro factor, en el sector de la automoción, por ejemplo, que es importante en Galicia, se está a la espera de las últimas decisiones en cuanto al desembolso. Hay planes de inversión, pero prefieren esperar a que se clarifique la situación.

—¿Cómo está situada la economía gallega en cuanto a productividad?

—Galicia tiene algunos elementos muy potentes, con presencia importante en sectores como el automóvil de la mano de todo el potencial del vehículo eléctrico, y por supuesto en el textil, pero también en otros sectores tecnológicos o relevantes.

—¿Dónde está entonces el talón de Aquiles?

—El lado negativo es el peso de las pequeñas empresas, que es más elevado en Galicia que en el resto de España, y ese es otro factor que explica la baja productividad. El minifundio empresarial es un freno a la productividad, y Galicia lo sufre más.

«La economía gallega es exportadora neta y eso le concede alguna ventaja»

Raymond Torres analiza más en detalle el modelo productivo gallego y sus ventajas competitivas.

—¿En qué espejo debe mirarse Galicia para ganar productividad?

—Tiene dos espejos, el retrovisor y el que le permite mirar adelante. El retrovisor son las cosas que se han hecho bien: era una comunidad con alto nivel de paro y ahora está por debajo dela media, y ha diversificado su tejido productivo. Y el espejo hacia adelante es que es una comunidad muy competitiva, exportadora neta tanto en bienes como de servicios y eso le concede alguna ventaja, aunque también tiene el reto de la demografía, donde pesa más el envejecimiento.

—¿Y cómo se combate eso?

—Pues atrayendo personas con talento que vengan a instalarse aquí, porque es una manera no solo de revertir el envejecimiento, sino de ganar productividad.

—¿Hay algún país del que podamos copiar alguna receta?

—Suecia es de los pocos países europeos en el que la productividad creció de forma intensa, y además ha utilizado instrumentos que no son inverosímiles vistos desde aquí. Por ejemplo, la posibilidad de formar al conjunto de los trabajadores, no solo a los que tienen un nivel educativo alto. Allí tienen todo tipo de instituciones que alientan la cultura de la formación permanente, que es esencial de cara a la productividad y al despliegue dela inteligencia artificial.

—¿Está haciendo buen uso España de los fondos europeos?

—Son la oportunidad para aprovechar ventajas naturales que tiene España, como en el campo de las energías renovables, pero el despliegue de esos fondos ha sido muy lento y eso no es suficiente para aprovechar las ventajas que tenemos.