La OCDE aconseja a España que experimente la reducción de la jornada laboral

La Voz REDACCIÓN

ECONOMÍA

La reforma quiere impedir la subcontratación fraudulenta, como la de las camareras de piso o  kellys
La reforma quiere impedir la subcontratación fraudulenta, como la de las camareras de piso o kellys Miguel Barreto | Efe

Sugiere ensayar una semana laboral de cuatro días, para mejorar el bienestar y la productividad

05 jun 2024 . Actualizado a las 13:22 h.

La OCDE considera que el Gobierno español debe aprovechar la fuerte implicación de los interlocutores sociales en la regulación del tiempo de trabajo para promover la «experimentación política» de una reducción de la jornada laboral, en la medida en que pudiera mejorar el bienestar y la productividad.

En un informe publicado este miércoles para tratar de corregir las graves y duraderas deficiencias de la productividad en la economía española, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que la flexibilidad del sistema español y la negociación colectiva se prestan a esa experimentación, según recoge Efe.

Los autores reconocen que «solo hay pruebas limitadas sobre el impacto de una reducción de la semana laboral en la productividad» y que de cara al futuro es clave determinar que un recorte puede generar una mejora suficientemente grande en esa productividad para compensar a los empresarios por el aumento del coste laboral por hora o a los trabajadores por la pérdida de ingresos.

También se trata de evaluar en qué medida los efectos en la productividad dependen de la forma en que se organiza una jornada laboral más corta (con horarios de trabajo más comprimidos durante menos días o menos horas al día) y de la actividad económica de la empresa.

La organización constata que en España, como en otros países, cobra fuerza el debate sobre esa cuestión, en particular sobre la posible introducción de una semana laboral de cuatro días, para mejorar el bienestar y la productividad.

Reducir la jornada sin que disminuya el empleo

Subraya que hay «pruebas claras» de que las jornadas laborales «muy largas» aumentan los riesgos para la salud y reducen la satisfacción y la productividad por hora trabajada.

También, por las reformas que se han llevado a cabo en algunos países de la Unión Europea, que reducir la semana laboral normal puede aumentar los salarios y la productividad «con escaso o ningún efecto sobre el empleo».

Los expertos que han elaborado el estudio, que han evaluado el impacto de la reforma del salario mínimo del 2019, destacan que condujo a un aumento de los ingresos mensuales de una media del 5,8 %, mientras que solo redujo el empleo en un 0,6 %, es decir unos 7.000 puestos de trabajo.

«En resumen -concluyen- la subida del salario mínimo del 2019 tuvo un efecto positivo en los salarios de los trabajadores con salarios bajos, sin causar pérdidas sustanciales de empleo».

España partía de bastante abajo, ya que en el 2018 el salario mínimo representaba el 45 % del salario bruto, lo que lo hacía en términos relativos el octavo más reducido de la OCDE.

Una vez hecha la reforma, con un ascenso de una tacada del 22 %, que benefició al 7-8 % de los trabajadores por cuenta ajena, en 2022 era el 58 %, con lo que España había ascendido hasta la posición 20. Como está previsto que continúe subiendo hasta el 60 %, eso le hará escalar seis puestos más.

Críticas a la reforma laboral de 2012

En el informe se hace una crítica sin tapujos de la reforma laboral del 2012 del Gobierno de Mariano Rajoy que pretendía una descentralización de la negociación colectiva al nivel de la empresa para dar mayor flexibilidad y atacar el problema del desempleo masivo.

La OCDE duda de que en la práctica supusiera una mayor negociación a nivel de la empresa «posiblemente debido a la falta de representación de los trabajadores en las empresas más pequeñas».

Además, señala que «se teme que haya socavado la posición de los sindicatos a nivel sectorial, y que haya contribuido a desvincular el crecimiento salarial del crecimiento de la productividad».

Por eso, el conocido como el «club de los países desarrollados» sugiere que en España «se podrían hacer más esfuerzos para promover la representación de los trabajadores en el lugar de trabajo, especialmente en las empresas más pequeñas, como se ha hecho por ejemplo en Italia».

Y al mismo tiempo estima que hay que seguir implicando a los interlocutores sociales a nivel nacional en los acuerdos salariales entre sectores.