Sánchez Galán: «No tiene sentido que tardes dos o tres años en hacer un parque eólico y los papeles tarden doce»

Cristina Porteiro
C. Porteiro SAINT BRIEUC

ECONOMÍA

C. Beyssier / Iberdrola Francia

El presidente de Iberdrola ha inaugurado el primer parque eólico marino de la Bretaña francesa, una infraestructura que «no se verá en España antes de diez años», según la compañía energética

19 sep 2024 . Actualizado a las 15:03 h.

Sopla fuerte el viento en Saint-Brieuc (Francia). Y eso es una buena noticia para Iberdrola porque 60 de las 62 turbinas de su parque eólico marino, desplegado a 16 kilómetros de la costa de Bretaña, están funcionando a pleno rendimiento. Lo hacen el mismo día en el que su presidente, Ignacio Sánchez Galán, se ha desplazado hasta esta localidad de poco más de 44.000 habitantes, para inaugurar oficialmente el que ha sido, desde el punto de vista de la ingeniería, «probablemente el proyecto más difícil que hemos tenido nunca». Una cita con sabor agridulce porque las mareas vivas, que también azotaron estos días a Galicia, impidieron los desplazamientos hasta la zona, en alta mar. Allí, expuestos a las feroces corrientes de aire, se elevan estos colosos de 209 metros, que han construido entre 100 empresas francesas y más de 60 españolas, incluida Navantia (Fene)-Windar. La altura casi triplica la de la Catedral de Santiago, pero ni siquiera se pudo atisbar en el horizonte.  

El proyecto -cuarto de esta naturaleza tras West of Duddon Sands (Irlanda), Wikinger (mar Báltico) y East Anglia (mar del Norte)- se vio envuelto desde el principio en una gran controversia. Una parte del sector pesquero se manifestó sin ambages en contra del despliegue del parque en sus aguas, alegando que destruiría la biodiversidad y que sería un quebradero de cabeza para los profesionales, ya que se les cerraría el acceso a zonas de captura. Sin embargo, las tornas han cambiado. Tras doce años de tramitación, construcción e instalación y unas inversiones de 2.400 millones de euros, el primer parque eólico marino de Bretaña (el segundo de Francia), con capacidad para abastecer a 835.000 habitantes, se ha convertido en un baluarte de la transición ecológica. Han ayudado, claro, las compensaciones percibidas. Ahora, la villa conocida por sus famosas vieiras (coquilles Saint-Jacques) y por tener la bahía con la quinta amplitud de marea más grande del mundo (puede llegar a subir 13 metros en solo seis horas), también explota el atractivo del parque, hacia el que parten barcos con turistas y curiosos. 

C. Beyssier / Iberdrola Francia

Ahora bien, ¿es extrapolable este modelo a Galicia? No. El parque de Saint-Brieuc está anclado al lecho marino, algo casi inviable en nuestras costas, donde los saltos de profundidad no son progresivos, sino acusados, dificultando la instalación y elevando los costes. De hecho, la tecnología más propicia en el caso gallego sería la eólica marina flotante, pero esta es de tres a cuatro veces más cara

Al margen de las cuestiones técnicas, los ojos están puestos en la publicación del real decreto que regule las condiciones de la subasta para esta tecnología, y también hay obstáculos administrativos. «Es un proceso muy largo. En la Comisión me llaman Super Permisos. No tiene sentido hacer un parque en dos o tres años y que los papeles tarden doce», denunció ayer al ser cuestionado sobre la posibilidad de que los problemas que enfrenta la eólica terrestre en la comunidad gallega, y que afectan a Iberdrola, se extiendan al mar. Es más, la compañía alega que tiene tantas oportunidades de desarrollo fuera, que no le corre especial prisa entrar en el mercado galaico. La empresa tiene comprometidas inversiones por todo el mundo que ascienden a 60.000 millones de euros hasta el 2029.

Los inversores confían en sus planes. De ahí que la energética se haya revalorizado casi un 22% en bolsa en el último año, convirtiéndose en la segunda mayor cotizada de España (más de 86.300 millones de euros), tras Inditex. «Estamos batiendo récords de capitalización día tras día. Me siento muy orgulloso de que esté entre las dos o tres mayores del mundo. Suma más valor en bolsa que todas las energéticas juntas», celebraba Sánchez Galán ante la prensa. 

En cuanto al desbloqueo del proyecto bretón, el salmantino tuvo palabras de reconocimiento para el presidente francés, Emmanuel Macron: «Ha sido posible gracias a su empeño», dijo antes de rechazar que se trate de un mero compromiso con la sostenibilidad, sino de un compromiso con la reindustrialización. 

La gran cuestión es cuánto tiempo se tardará en ver un parque de esta naturaleza en España. David López Navarro, el jefe de obra del parque de Saint-Brieuc, no es optimista al respecto: «Ahora mismo, el problema en España es la regulación, no hay un real decreto y habrá que esperar mínimo diez años, que es lo que requiere este tipo de parques comerciales entre su autorización y su construcción», desliza. Y eso que las oportunidades para la industria son ingentes. Solo en este proyecto han participado «unas 15 empresas gallegas», según Víctor Triviño, director del parque. No obstante, el gran protagonista en la fase de construcción ha sido el consorcio formado por Navantia y Windar, responsables de fabricar los pilotes y los jackets donde se apoyan los aerogeneradores. No fue sencillo su despliegue, puesto que el fondo marino es veinte veces más duro que la media. En total, se crearon 2.000 empleos, 500 en la Bretaña.

Designación de Ribera

Hubo tiempo también para que respondiera sobre la reciente designación de Teresa Ribera para ocupar el cargo de comisaria de Competencia. La hasta ahora ministra para la Transición Ecológica tuvo muchos rifirrafe con Sánchez Galán en plena crisis de los precios energéticos, que dispararon las facturas de la luz de los hogares. Sin embargo, el ejecutivo felicitó a Ribera por su nuevo puesto en la plaza europea: «España ya tuvo esa (cartera) de Competencia, con Almunia, e hizo un magnífico trabajo. Va a tener mucho trabajo. Le han dado una vicepresidencia, un rango mayor. Para España es una buena noticia. La he felicitado y seguro que va a hacer un trabajo fuerte y duro. Seguro que lo va a hacer muy bien», deslizó.