El BCE recorta de nuevo los tipos de interés ante el enfriamiento económico

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Descarta la «recesión», pese a la caída de la actividad en los países del euro

17 oct 2024 . Actualizado a las 18:50 h.

La eurozona se asoma al precipicio, pero «no se encamina hacia una recesión». Fue el mensaje al que se asió este jueves la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, después de anunciar el tercer recorte de tipos de interés en lo que va de año. El de referencia —la facilidad de depósito— se sitúa en el 3,25%, tras la rebaja de un cuatro de punto que acometió hoy el organismo.

La decisión no ha sorprendido a nadie a tenor de los datos macroeconómicos más recientes, que apuntan a un deterioro económico más acelerado de lo previsto. La actividad empresarial encadena tres meses de caída en la eurozona, con cierres de fábricas, desplome de los nuevos pedidos y expectativas de recorte de plantillas antes de acabar el año. Lo que más inquieta es el estado de salud de Alemania. La primera potencia del euro espera cerrar el año con un retroceso del 0,2% de su PIB, encadenando así dos años consecutivos en recesión por primera vez desde principios del siglo XXI. El propio Gobierno germano reconoció que la política de endurecimiento del crédito que acometió el BCE desde julio del 2022 «está pesando sobre el desarrollo económico» del país, en contraste con sus vecinos del sur —España estima un crecimiento económico del 2,7% este año—. Para evitar que la crisis industrial se enquiste, el país teutón necesita acometer una reconversión del modelo productivo y eso exige un desembolso ingente de fondos. Cuanto más bajos estén los tipos, más barata será la factura.

Precios, bajo control

El escenario es propicio para rebajar el precio del dinero. La inflación de la eurozona ha descendido al 1,7%, por debajo del umbral de seguridad del 2%. Según los últimos datos divulgados por Eurostat, en las cuatro principales potencias del euro, Alemania (1,8%), Francia (1,4%), Italia (0,7%) y España (1,7%), la subida de precios se puede dar por controlada. La única nota discordante en este flanco tiene que ver con los precios de los alimentos, que están un 2,4% más caros que hace un año. La inflación subyacente —excluye energía y productos frescos— sigue siendo alta, pero el BCE lo atribuye a las presiones salariales, que seguirán subiendo «a un ritmo elevado» hasta final de año. Paradójicamente, el aumento de la renta disponible de los hogares, no se está traduciendo en un mayor consumo: «Aunque los ingresos aumentaron en el segundo trimestre, los hogares consumieron menos, contrariamente a lo esperado», reconoce el organismo. El horizonte de incertidumbre económica ha hecho que la tasa de ahorro de las familias se sitúe en el 15,7%, muy por encima del 12,9% previo a la pandemia.

Se desinfla el euríbor

Aunque el guion estaba cantado, el euríbor —índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España— volvió a ceder terreno este jueves, hasta situarse en el 2,717%, dejando la media del mes de octubre en el 2,756%. Se trata del umbral más bajo que se anota en dos años. De hecho, en los últimos doce meses, el euríbor se ha desinflado un 34%, para alivio de los hogares que tienen que actualizar próximamente sus hipotecas variables.

También es una buena noticia para las familias que están sondeando el mercado en busca de un préstamo asequible para comprar vivienda porque la caída del euríbor y la baja remuneración de los depósitos o las letras del Tesoro, unido a los altos precios del alquiler, están estimulando la demanda de vivienda y, con ello, la guerra hipotecaria entre entidades bancarias.

Repunta la firma de hipotecas por su abaratamiento y el fuerte aumento de la demanda

La senda de bajada de los tipos de interés, que comenzó el pasado mes de junio, ya se está notando en la economía real. Los tipos medios de los nuevos préstamos a empresas e hipotecas bajaron en agosto en la eurozona al 5 y al 3,7%, respectivamente. Esta caída debería servir de carburante para el consumo y la actividad de los negocios en los próximos meses. Hay señales para el optimismo.

Competencia entre bancos

Según la última encuesta del BCE sobre préstamos bancarios, la demanda de crédito por parte de las empresas creció entre julio y septiembre por primera vez en dos años y ha aumentado ligeramente su concesión. Además, la eurozona encadena tres trimestres de relajación de las condiciones para los créditos hipotecarios debido, sobre todo, «a una mayor competencia entre los bancos». Las hipotecas para la compra de vivienda que se están firmando, lo hacen con tipos de interés más bajos que hace un año. Esto ha provocado un repunte «muy fuerte» de la demanda de préstamos para adquirir inmuebles, mejorando así las expectativas del mercado inmobiliario. Por el contrario, las condiciones de concesión de créditos al consumo se han vuelto a endurecer.

En la otra cara de la moneda se encuentran los bancos. La bajada de tipos ha hecho que las entidades financieras se anoten el primer impacto negativo en sus márgenes de rentabilidad desde finales del 2022.