Bruselas recortará la burocracia un 35 % para competir con China y EE.UU.

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MICHAEL BUHOLZER | EFE

Anuncia la creación de un marco legal único para el despegue de empresas

29 ene 2025 . Actualizado a las 20:54 h.

Treinta y dos años después de su nacimiento, y todavía con el cartel «en obras» colgado, al Mercado Único europeo ya le han salido telarañas. Lo reconocía este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: «En los últimos 25 años, nuestro modelo de negocio se ha basado en mano de obra barata china, energía barata rusa y en la subcontratación de la seguridad (EE.UU.). Europa sigue por detrás en cuanto a crecimiento de la productividad y hay que resolverlo», deslizó en la presentación del plan Brújula de la Competitividad, con el que espera frenar el progresivo declive económico de la UE.

¿Cuál es la situación de partida?

La situación es demoledora. Desde el 2008, un tercio de las empresas emergentes (unicornios) hicieron las maletas por las dificultades para crecer en casa. Solo 4 de las 50 mayores compañías tecnológicas del mundo están en la UE y las inversiones extranjeras directas en el bloque se han volatilizado, pasando del 36 al 4% de la cuota mundial desde el 2019.

Y lo que es más preocupante: la brecha de productividad con nuestro principal rival (EE.UU.) es de casi el 30%. Ni siquiera estamos cerca de competir en inteligencia artificial (IA): «Es un ámbito en el que la UE está rezagada», alerta Bruselas.

¿En qué consiste el plan?

Se trata de un compendio de medidas, inspiradas en el informe de Mario Draghi —ex presidente del Banco Central Europeo (BCE)—, para revertir la «lenta agonía» de la UE, como dijo el italiano. Se asienta sobre tres pilares (u objetivos): cerrar la brecha de innovación, crear una hoja de ruta conjunta para la competitividad y la reducción de la dependencia exterior. «Es un cambio de mentalidad para los europeos [...] Se trata de abrir más fábricas de las que se cierran, más Made in Europe», resumió el comisario de Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné.

¿Qué medidas propone de innovación?

La Comisión Europea abre tres grandes vías de actuación. La primera es el lanzamiento de una Iniciativa de Inteligencia Artificial (IA) Aplicada para su uso masivo en sectores estratégicos. Y es que solo una de cada siete empresas europeas la utiliza. Para ello, se pondrá a su disposición fábricas de IA, donde podrán utilizar sus computadoras para entrenar modelos.

Otro gran obstáculo que está lastrando la innovación es el exceso de carga administrativa —las empresas señalan a España como el séptimo país donde resulta más difícil operar—. Por eso Bruselas se ha propuesto reducir un 25% de las obligaciones burocráticas de las grandes empresas y un 35% la de las pymes para el 2029. El ahorro para las firmas ascenderá en total a 37.000 millones de euros al año. Para conseguirlo, el Ejecutivo comunitario ha dado la orden de crear un marco legal único para facilitar el despegue y expansión de las empresas europeas. En otras palabras: simplificar y reducir barreras. «Hasta ahora, los negocios tenían que lidiar con 27 sistemas jurídicos distintos. Ofreceremos la posibilidad de acogerse al sistema número 28, con un conjunto de reglas más sencillas», explicó la alemana. «Es una revolución. Una norma europea para sustituir 27 nacionales», celebró Séjourné.

Hay un tercer flanco en el que actuar: la financiación. «Tenemos el mismo porcentaje en número de patentes que China, pero solo un tercio se aprovechan comercialmente», señaló ayer Von der Leyen. El problema es que el dinero no fluye hacia las compañías, que acaban aparcando sus proyectos. En primer lugar, por la escasa financiación en I+D (2,2 % del PIB europeo) —3,6% en EE.UU. y 2,6% en China—. En segundo lugar, aunque no menos importante, porque los mercados de capitales europeos no son eficaces. Muestra de ello es que solo el 5% del capital riesgo se obtiene en la UE, frente al 52% en EE.UU. y el 40% en China.

«No es que nos falte capital. El ahorro de los hogares europeos supera el de los estadounidenses, pero no somos capaces de transformar esos ahorros en inversión», admitió la jefa del Ejecutivo europeo. Es por ello que su equipo presentará una propuesta para crear un plan europeo de inversiones y ahorros, del que podrán beber las empresas con proyectos innovadores. Todo ello de forma conjunta con la unión de capitales.

¿Qué hay de los costes empresariales?

Las compañías chinas tienen unos costes laborales más bajos. Las estadounidenses pagan entre dos y tres veces menos que las europeas por la energía que consumen. El saldo, por tanto, es negativo en términos de competitividad. Es por ello que Bruselas presentará en las próximas semanas su Plan de Acción sobre Energía Asequible, con medidas para reducir de forma estructural los precios y evitar el declive de sectores como el químico o la automoción.

Con este escenario, para Bruselas son «inamovibles» los objetivos de descarbonización. Eso sí, se dará prioridad a los fabricantes europeos, «preferencia en los contratos públicos» y más facilidades para acceder a las ayudas públicas.

¿Cómo reducir la dependencia exterior?

Bruselas quiere firmar más acuerdos de extracción y exportación con países que tienen las materias primas que necesita para la transición ecológica. A cambio, se compromete a ejecutar «inversiones locales» —la misma estrategia de China en la última década—. También se acometerán compras conjuntas de materias primas, como ya se hizo con las vacunas y el gas.

La Comisión revisará el impuesto al CO2 para evitar más deslocalizaciones

Todo ello vendrá acompañado de planes específicos para sectores como el del automóvil, el acero y la industria química, pero sin novedad por el flanco presupuestario.

También por una revisión este mismo año del impuesto climático sobre las compras de acero, aluminio, hierro, cemento, electricidad, hidrógeno y fertilizantes. Bruselas quiere evitar que un arancel demasiado elevado desencadene la deslocalización de plantas industriales cuando entre plenamente en vigor (2026) —hasta ahora solo hay obligación de declarar las emisiones en frontera para facilitar la recopilación de datos—. No son pocas las fábricas que compran en el exterior las materias primas que necesitan para sus manufacturas, reduciendo los costes y manteniendo a raya su competitividad.

La timorata estrategia europea para no apearse de la carrera tecnológica contrasta con la de su rival china. El año pasado, por ejemplo, Pekín puso en marcha la iniciativa «Pequeños Gigantes», dotada con 1.300 millones de euros en ayudas directas a pymes a lo largo de toda la cadena de valor de industrias estratégicas emergentes, como la IA. Forma parte de sus esfuerzos por desarrollar «nuevas fuerzas productivas de calidad», es decir, no limitarse como hace una década, a ser «la mayor fábrica del mundo».

También ha puesto en marcha la construcción de ocho centros computacionales y 10 clústeres de centros de datos para liderar el internet de las cosas, la IA, el big data o la computación en la nube.

«Campeones» chinos

La apuesta más fuerte la hizo en el 2020, con su nuevo Plan de Infraestructuras, para el que ha movilizado 1,3 billones de euros —el equivalente a los presupuestos a siete años de la UE—. Pekín ha dado la orden de desplegar de forma masiva infraestructuras digitales: redes de 5G, internet industrial, sistemas de transporte urbano y ferroviario, centros de datos, IA, sistemas de transición de alta potencia y puntos de recarga eléctrica. Todo ello ha hecho emerger «campeones» de estas industrias, como ha demostrado recientemente DeepSeek en la IA, o como ya ha dejado patente BYD en el sector de la automoción.