La tensión arancelaria pone en riesgo a la economía española por el freno al consumo y la inversión

c. alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Consejo Europeo de Bruselas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Consejo Europeo de Bruselas. YVES HERMAN | REUTERS

Pedro Sánchez apela a la unidad europea para un «acuerdo justo» frente a la guerra comercial

12 jul 2025 . Actualizado a las 20:40 h.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no tardó en reaccionar a la carta de Trump anunciando la imposición de unos aranceles del 30 % si no había acuerdo con la Unión Europea antes del 1 de agosto. «La apertura económica y el comercio crean prosperidad. Los aranceles injustificados la destruyen», apuntó este sábado a través de su cuenta en la red social X, dejando claro que la unidad es clave para afrontar el período de negociaciones que se avecina hasta el 1 de agosto. «Unidos, los europeos constituimos el mayor bloque comercial del mundo. Usemos esa fortaleza para alcanzar un acuerdo justo», expresó el presidente del Gobierno, un mensaje que también reiteró el Ministerio de Economía.

Es cierto que España no cuenta con un gran volumen exportador hacia EE.UU. —las ventas al país suponen alrededor del 5 % del total— pero sí hay sectores vulnerables, como el agroalimentario (especialmente vino, aceite de oliva y aceitunas), así como maquinaria y material eléctrico, manufacturas metálicas o los productos químicos y farmacéuticos, tal y como explican desde la Cámara de Comercio.

Además, también hay que tener en cuenta un impacto indirecto que podría ser relevante, con las menores ventas de los sectores afectados trasladándose al resto de la economía por la vía de una menor demanda de los productos y servicios intermedios necesarios para su producción.

La ralentización en las compras de los socios europeos también puede afectar a la actividad nacional, así como la fuerte incertidumbre general que puede paralizar las decisiones de inversión empresariales. De hecho, los últimos datos de Contabilidad Nacional publicados por el INE indican que el Producto Interior Bruto (PIB) español creció un 0,6 % en el primer trimestre, una décima menos que el anterior. En tasa interanual el avance se ralentiza del 3,3 % al 2,8 %, la más baja desde hace un año, y la contribución de la demanda externa ha sido negativa por primera vez en tres años.

El consumo de los hogares, una de las palancas de crecimiento hasta ahora, avanzó un 3,7%, una décima menos que en el cuarto trimestre del 2024. En este escenario, y pese a un menor volumen exportador que sus vecinos, la economía española también se juega mucho en esta guerra arancelaria marcada por la incertidumbre y por lo imprevisible de la estrategia de Trump. Lo saben también las grandes instituciones que elaboran sus previsiones sobre el país, que hace semanas que comenzaron a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para este año en España.