Indra y Telefónica, dos caminos cruzados hacia el objetivo común de liderar Europa

José A. González MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Marc Murtra y Ángel Escribano, llevan las riendas de Telefónica e Indra, dos empresas estratégicas para España
Marc Murtra y Ángel Escribano, llevan las riendas de Telefónica e Indra, dos empresas estratégicas para España

Seis meses después del movimiento de fichas del Gobierno, las dos compañías siguen rutas opuestas para ganar peso

20 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Una llamada, una reunión en la Moncloa y un relevo silencioso en la cúpula de dos compañías estratégicas. Así empezó, hace seis meses, el mayor movimiento corporativo pilotado por el Estado en lo que va de legislatura. La SEPI ejecutó el pasado 18 de enero una maniobra quirúrgica que alteró el equilibrio de poder en Telefónica e Indra y puso en marcha una estrategia de fondo: ganar peso en el tablero empresarial europeo. Bajo el pretexto de «emprender una nueva etapa», José María Álvarez-Pallete fue apartado de la presidencia de Telefónica un frío sábado de enero. Lo supo el día antes, en la Moncloa, a quince kilómetros de la sede de la operadora.

Allí lo esperaban representantes del equipo de Pedro Sánchez, de Criteria Caixa y de STC. El ejecutivo madrileño —experimentado runner— supo que había llegado a la meta.

Ese mismo viernes comenzaba la nueva etapa de Marc Murtra, que cambió su despacho en Alcobendas —la localidad madrileña donde está la sede de Indra— por el del Distrito de Telefónica. No fue un simple cambio de nombres, sino un efecto dominó que culminó con Ángel Escribano al frente de Indra. Detrás de los relevos, un objetivo común: levantar dos gigantes empresariales con sello español en Europa. El remitente, la Moncloa; el mensajero, la SEPI. Con el 28 % en Indra y el 10 % en Telefónica, el brazo inversor del Estado trata de hacer crecer ambas compañías, pero con estrategias opuestas.

En Indra, Ángel Escribano apuesta por crecer mediante adquisiciones para hacerse con un hueco en el mercado europeo, aprovechando la fiebre por el sector de la defensa y la lluvia de millones que Bruselas y los Estados miembro prometen destinar. Escribano cuenta con un respaldo clave: el propio Estado. «Que la SEPI sea un accionista le abre la puerta a tener mayor posibilidad de acceder a muchos contratos en España», apunta Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano.

La urgencia de posicionarse en el sector no es casual. Desde la invasión rusa de Ucrania, Bruselas ha acelerado el rearme y multiplicado los mecanismos de financiación para la industria militar. Ha instado a los Estados miembro a alcanzar el 2 % del PIB en gasto en defensa (e incluso el 5 % en inversión, no solo mantenimiento). En este contexto, España sigue rezagada y el Ejecutivo mantiene una posición ambigua. «El futuro de Indra no depende solo de cuánto crezca o qué empresas adquiera», insiste el experto, «sino de que España decida estar o no en el centro de la industria de defensa europea».

Por el momento, Indra ya tiene en su grupo Hispasat. Con esta adquisición, la compañía dio un paso decisivo hacia su consolidación como actor relevante en el espacio europeo, un área considerada estratégica para el Gobierno español. Este verano añadió una segunda operación cargada de simbolismo: la compra de la planta de El Tallerón, de Duro Felguera. Esta instalación asturiana será la base de la nueva división Indra Land Vehicles, centrada en la producción de vehículos terrestres militares. En paralelo, la compañía ha intentado adquirir Santa Bárbara Sistemas y mantiene conversaciones para hacerse con Iveco Defence Vehicles. No serán las últimas. «Tenemos en el radar una veintena de empresas», avisó el consejero delegado de Indra, José Vicente de los Mozos, en la última junta.

Una de ellas es Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), propiedad del propio presidente y de uno de sus consejeros. Su integración en Indra, fue aplazada a principios de mes tras un consejo «áspero y duro». La operación, cuestionada por varios consejeros y al menos un accionista minoritario por un posible conflicto de interés, provocó la creación de una comisión independiente encargada de valorar las garantías e incompatibilidades. La tensión desembocó en la dimisión de una consejera del grupo.

Mientras Escribano e Indra salen de compras, Marc Murtra ha optado por una estrategia diferente al frente de Telefónica. A la espera de presentar su hoja de ruta —prevista para finales de año— ha centrado sus primeros meses en deshacer parte del legado de su antecesor. Las primeras decisiones del nuevo presidente han sido estructurales: destituyó a varios cargos cercanos a Álvarez-Pallete y puso en marcha un plan de desinversiones.

Ya se han cerrado las ventas de las filiales en Argentina y Perú y están en fase avanzada las de Colombia, Uruguay y Ecuador. También están sobre la mesa las filiales de Venezuela, México y Chile. En paralelo, ha acordado la compra del 50 % de FiBrasil. Estas son las primeras medidas de Murtra. Desde su llegada, las acciones de Telefónica han subido un 13 %, por encima del sector. Queda por conocer el contenido del plan estratégico que el propio Murtra ha bautizado: «Europa, Europa, Europa».