Trump sorprende al mercado mundial con un arancel a los lingotes de oro

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Denis Balibouse | REUTERS

Asesta un nuevo golpe a Suiza, el mayor centro de refinado del metal precioso

09 ago 2025 . Actualizado a las 09:51 h.

El día en que entraron en vigor los nuevos derechos de aduanas para exportar a Estados Unidos, (este pasado 7 de agosto), Tim Cook, consejero delegado de Apple, agasajó al presidente, Donald Trump, con una placa de oro de 24 quilates —junto con un compromiso de inversión de 100.000 millones de dólares en el país— para librarse de los aranceles. Si el regalo de Cook fue una señal de por dónde iban a ir los tiros de la «nueva era dorada de la economía americana» de Trump, en la que ni el metal precioso se libra de pasar por caja en la aduana, nadie se percató, tal vez por lo impensable de la medida. No en vano, según una hoja informativa publicada por la Casa Blanca en abril, el oro quedaba exento de los gravámenes de su compleja política comercial.

Pero el panorama ha cambiado tras una carta fechada el 31 de julio, emitida por la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para aclarar las dudas planteadas por una refinería suiza. En ella, se establece que los lingotes de oro de un kilo y 100 onzas deberán clasificarse bajo un código aduanero sujeto a gravámenes. La Administración estadounidense utiliza estas cartas para emitir aclaraciones sobre su política comercial.

Nada más hacerse público el citado documento, filtrado por Financial Times, los futuros del oro se dispararon hasta alcanzar un máximo histórico en Nueva York, por encima de los 3.534 dólares la onza —los precios de Londres se mantuvieron estables—, lo que desató las alertas de inversores y analistas, convencidos de que esta penalización «alterará el comercio mundial del metal dorado». Pero, además, la tasa asesta un nuevo golpe a Suiza, el mayor centro de refino en el mundo, penalizada con aranceles del 39 %, el índice más alto aplicado a un país occidental.

 Confirmación oficial

La carta explicativa de la CBP detalla que los lingotes de oro entran en el código 7108.13.5500, en lugar del código 7108.12.10, que no está sujeto a aranceles, como se esperaba. Esto significa que los lingotes están clasificados como un producto «semielaborado» en lugar de un producto bruto sin manufacturar, según confirmó la agencia aduanera de una forma ya oficial en su web, horas después de difundirse la noticia.

Los lingotes de un kilo son el formato más común que se negocia en Comex, el mayor mercado de futuros de oro del mundo, y constituyen la mayor parte de las exportaciones suizas de lingotes a Estados Unidos. Conviene aclarar que el flujo comercial mundial de lingotes suele ser triangular: las barras de oro de gran tamaño viajan entre Londres (donde suelen almacenarse en formatos más grandes) y Nueva York (donde prefieren los lingotes más pequeños), vía Suiza, donde se les cambia el tamaño.

«La decisión arancelaria asesta un nuevo golpe al comercio de oro suizo con Estados Unidos», declaró Christoph Wild, presidente de la Asociación Suiza de Fabricantes y Comerciantes de Metales Preciosos. Wild añadió que la tasa aduanera al oro «dificultará satisfacer la demanda de este metal precioso».

Los lingotes han registrado un repunte histórico este año, con un aumento del 27 % desde finales del 2024. El temor a la inflación, la preocupación por los niveles de deuda pública y la depreciación del dólar estadounidense como moneda de reserva han contribuido a la búsqueda de oro como activo refugio.

 Acopio estratégico

El temor a una guerra comercial ya provocó en febrero un movimiento acelerado del mercado de lingotes desde Londres hacia Nueva York, en previsión de los aranceles. «Fue un acopio estratégico», explican Kiran Kowshik y Filippo Pallotti, de Lombard Odier, a Bloomberg. «Los inversores aprovecharon la prima que ofrecían los futuros en Comex frente al precio spot (al contado) en Londres, lo que generó oportunidades de arbitraje, relatan los analistas. Además, según estos expertos, las diferencias en los estándares de peso en los lingotes —400 onzas, unos 12,4 kilos, en Londres, frente al kilo en Nueva York— obligó a las refinerías suizas a adaptar su producción, creando una «demanda artificial» que disparó los flujos comerciales.

Suiza exportó 61.500 millones de dólares en oro a Estados Unidos en los últimos doce meses. Ese mismo volumen estaría ahora sujeto a aranceles adicionales por 24.000 millones de dólares, como consecuencia del nuevo arancel del 39 %.