La primera bajada de tipos de la segunda era Trump impulsa el euro a máximos en cuatro años

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Jeenah Moon | REUTERS

Tras los aranceles, Estados Unidos se aferra a la depreciación del dólar para seguir reduciendo sus déficits comerciales

18 sep 2025 . Actualizado a las 08:36 h.

La Reserva Federal estadounidense (Fed) aprobó este miércoles el primer recorte de tipos de interés de la segunda «era Trump». Tras nueve meses de tensa espera —y de feroces críticas por parte del republicano—, la cúpula del banco central optó por rebajar la horquilla un cuarto de punto, hasta el 4-4,25%.

Y lo ha hecho solo un día después de que un tribunal rechazara su demanda para despedir a Lisa Cook, gobernadora en la Junta del organismo, y tras meses de insultos y descalificaciones a su presidente, Jerome Powell, como parte de una campaña para doblegar la voluntad de la Fed y abaratar el precio del dinero con más rapidez. El propio Trump reconoció sus intenciones asegurando que «deberíamos poner a alguien (en la Fed) que baje los tipos de interés».

La decisión de la Fed no ha sido unánime. El recién incorporado Stephen Miran  -designado por Trump en sustitución de Adriana Kugler- ha defendido un recorte de 50 puntos básicos frente al resto.

¿Qué es lo que ha motivado esta decisión?

Los últimos datos de empleo indican que la economía estadounidense se está enfriando a niveles que no se veían desde el 2010 (excluyendo la pandemia). «Los indicadores recientes sugieren que el crecimiento de la actividad económica se moderó en la primera mitad del año. La creación de empleo se ha ralentizado y la tasa de desempleo ha subido ligeramente, aunque sigue siendo baja. La inflación ha subido y se mantiene algo elevada», indica la Fed en un comunicado. 

En el mes de agosto tan solo se crearon 22.000 empleos —lejos de los 76.500 esperados— y la tendencia «cambia muy poco desde abril», según reveló su Oficina de Estadística Laboral. Además, en el último mes se han perdido puestos de trabajo en la Administración Pública (15.000), el comercio mayorista (12.000), la industria (12.000), la fabricación de equipamiento de transporte (15.000) —doblemente golpeado por una huelga—, y apenas hay dinamismo en las contrataciones en la construcción, el comercio al por menor, la logística o las actividades financieras.

¿Por qué ha generado polémica?

En primer lugar, por las presiones que ha ejercido Trump sobre este organismo que, sobre el papel, debe ser independiente en la toma de decisiones. El presidente de EE.UU. quiere que la política monetaria baile al compás de su agenda económica y fiscal. El republicano planea tapar los agujeros en las cuentas reduciendo sus déficits comerciales aplicando, por un lado, duros aranceles a las mercancías de sus competidores; por el otro, depreciando la divisa. De esta forma, resultará más barato exportar productos Made in USA.

El segundo lugar, porque la senda alcista de los precios aconsejaría, en teoría, no abaratar el precio del dinero. Los recortes de tipos son gasolina para la inflación, que ya volvió a escalar en agosto hasta el 2,9%, su umbral más alto de los últimos siete meses. Y «se esperan nuevas subidas pronunciadas», apunta el economista jefe de S&P Global, Chris Williamson. Las empresas han experimentado un fuerte aumento de los precios de los bienes y servicios porque se les han ido agotando los inventarios de bienes que adquirieron antes de la activación de los aranceles impuestos por Trump. El sobrecoste lo están trasladando a sus clientes. «El aumento de los precios al consumidor será aún mayor en los próximos meses [...] La inflación podría ascender hasta el 4%», indica el experto.

Quienes aplauden la bajada de tipos son los gigantes que cotizan en bolsa. El dinero barato siempre favorece a la renta variable. De hecho, tanto el índice S&P 500 como el Nasdaq han repuntado más de un 2% en el último mes.

¿Cómo afecta a las economías europeas?

Cuando los tipos de interés bajan en EE.UU., el dólar se deprecia frente al euro —se cambia ya por 1,1855 billetes verdes—. La moneda única se ha «revalorizado» un 14,5% en lo que va de 2025, situándose en máximos de los últimos cuatro años y medio.

Y eso que el Banco Central Europeo (BCE) ha bajado los tipos de interés en cuatro ocasiones desde enero, hasta el 2%, en su empeño por mantener la paridad con el dólar. El rali descendente del billete verde se ha acelerado al calor de las ventas masivas de esta divisa a manos de los países emergentes, que necesitan abaratar el coste de la deuda externa —la suelen financiar en dólares— y su deseo de reducir su dependencia de EE.UU.

Para las economías de la eurozona, la pérdida de valor del dólar —y el fortalecimiento del euro— tiene menos ventajas que inconvenientes. Los países con una mayor dependencia energética del exterior notarán que las compras se abaratan —se efectúan en dólares—, y eso supone reducir costes de producción en las regiones más industrializadas. Sin embargo, ese ahorro se puede volatilizar rápido si la debilidad del dólar frena la llegada de capital inversor a los parqués europeos en favor de Wall Street y si enfría todavía más la actividad exportadora de la UE, que ya arrastra un cepo del 15% (arancel general que ha impuesto Trump a la mayoría de las mercancías europeas).