Un ciberataque deja sin poder fabricar coches a Jaguar Land Rover: pierde 80 millones de euros al día

Iago García
I. GARCÍA LA VOZ

ECONOMÍA

Línea de montaje en una de las fábricas afectadas.
Línea de montaje en una de las fábricas afectadas. YOUTUBE | @Gommeblog

Las tres factorías de la compañía en Reino Unido, que ensamblan 1.000 coches al día, no podrán retomar su actividad hasta la próxima semana. El Gobierno británico ha ofrecido sus recursos en materia de ciberseguridad en una crisis que rebasa ya los 1.000 millones en pérdidas

22 sep 2025 . Actualizado a las 09:01 h.

El mensaje en la web oficial del fabricante de coches británico Jaguar Land Rover (JLR), hoy propiedad de la india Tata Motors, es claro y contundente. «Hemos informado a colegas, proveedores y socios que hemos extendido la pausa actual en nuestra producción hasta el miércoles 24 de septiembre de 2025. Hemos tomado esta decisión mientras continúa nuestra investigación forense del incidente cibernético y mientras consideramos las diferentes etapas del reinicio controlado de nuestras operaciones globales, lo que llevará tiempo».

Detrás de esta publicación, hay una realidad económica que supone pérdidas estratosféricas. Las tres factorías de la compañía en Reino Unido en Halewood, Solihull y Wolverhampton se han visto obligadas a cerrar tras un ciberataque que desbarató todos sus sistemas. Las fábricas en Eslovaquia, India y China, también acabaron contagiándose de una avería que deja desde hace dos semanas a los trabajadores en casa y a las líneas de producción sin coches que ensamblar. Son 1.000 vehículos diarios los que han dejado de salir al mercado. Lo que supone, según estimaciones iniciales de la compañía, unas pérdidas directas de más de 80 millones de euros al día. Unos 1.000 millones desde que hubo que parar las máquinas.

El sector del automóvil, expectante

Desde que Henry Ford popularizase a principios del pasado siglo la producción en cadena, las innovaciones en el montaje en serie de coches han alcanzado números impensables desde aquel inicial Ford T. Robots, sistemas de registro de piezas, ordenadores que procesan infinidad de datos... Gracias a la digitalización se ha logrado una eficiencia y capacidad productiva que, sin embargo, con lo ocurrido a Jaguar Land Rover, queda ahora en entredicho. Honda en 2020 y Renault en 2017 ya sufrieron episodios similares.

100.000 empleados que dependen directa o indirectamente de las otrora prestigiosas marcas británicas llevan en casa más de diez días. Al mismo tiempo que el Defender, el todoterreno más laureado de la industria desde hace décadas, no puede comprarse en ningún concesionario. Todo parado por un «simple» ciberataque que hunde la imagen y el prestigio de esta empresa icónica de las cuatro ruedas.

Según recoge Reuters, el sindicato Unite ya ha advertido de la pérdida de empleos que supondrá esta crisis, reclamando apoyo gubernamental ante la «prolongada paralización». Una ayuda que confirmaba que ya estaba en marcha el ministro del Departamento de Negocios y Comercio, Chris McDonald, quien se reunión con representantes del fabricante para discutir sus planes para «resolver este problema y reiniciar la producción».     

¿Quién ha sido?

No solo han dejado de producirse coches. Diferentes medios especializados en motor aseguran que los responsables del ataque habrían accedido a información sensible de proveedores y clientes. De momento no se ha comunicado la identidad de los ciberatacantes, aunque expertos en la materia citan a Scattered Spider, ente especializado en ofensivas de ransomware (un código malicioso que impide la utilización de los equipos o sistemas que infecta). Al parecer la investigación inicial ha detectado el modus operandi de este colectivo, que habría obtenido acceso a los sistemas engañando a los empleados para después infectar equipos y propagarse por la red. Mismo método con el que incapacitó anteriormente a otras grandes corporaciones, como la textil Marks & Spencer. 

El apagón llega en un momento muy sensible para Jaguar Land Rover, que el pasado julio informó de una caída del 11 % en sus ventas durante el último trimestre, afectadas, en parte, por los aranceles impuestos por EE.UU. a sus coches. Además la demanda en China y en Europa de sus productos se ha reducido, al tiempo que hay retrasos en el lanzamiento de modelos eléctricos que aumenten su maltrecho balance económico.