Díaz responde al fiasco de la reducción de jornada endureciendo el registro horario

ana balseiro / Rocío Pita REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Yolanda Díaz, en una imagen de archivo.
Yolanda Díaz, en una imagen de archivo. Jesús Hellín | EUROPAPRESS

Anuncia que el Gobierno aprobará el martes tramitarlo por vía de urgencia y carga contra Garamendi: «Non sabe o que é traballar 40 horas á semana»

29 sep 2025 . Actualizado a las 18:51 h.

Aunque todavía no se ha cumplido un mes del arranque del nuevo curso político, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, han vuelto a la guerra que los enfrenta en esta legislatura a cuenta de los cambios en materia laboral. Después de que la falta de apoyos parlamentarios hiciese fracasar la medida estrella de Díaz —rebajar a 37,5 horas semanales la jornada de trabajo sin merma salarial—, la líder de Sumar anunció ayer, durante un acto en Ferrol, que acelerará el endurecimiento del control horario.

En concreto, avanzó que en el Consejo de Ministros del próximo martes se aprobará la tramitación urgente de esta medida que, a diferencia de la reducción de la jornada, no tiene rango de ley, ya que es el desarrollo de un reglamento y se le dará luz verde por decreto, lo que evita su paso por el Congreso y otro potencial revés para el Ejecutivo.

En vigor el próximo año

¿Quiere decir esto que su entrada en vigor será inmediata? No. Porque, aunque la tramitación se hará por vía de urgencia, la cumplimentación de todos los trámites —entre ellos, informes del Consejo de Estado o de la Agencia Española de Protección de Datos— llevará al menos cuatro meses, de modo que el endurecimiento del registro horario, con el que se pretende poner coto a las horas extras impagadas, no será realidad hasta el próximo año.

Precisamente la víspera, Garamendi había sugerido que acelerar la aprobación de la nueva normativa de registro horario respondía a la «rabieta» de la ministra de Trabajo por la derrota parlamentaria para rebajar la jornada laboral. «Hay veces que vota una cosa el Parlamento y hay veces que vota otra, pero cuando no sale bien, parece que alguien se enrabieta y tiene que hacer cosas y no va a ser solo una. Va a plantear muchas, yo creo que de carácter populista», afirmó el jueves el líder de los empresarios, que también defendió la cultura del esfuerzo, poniendo como ejemplo al tenista Carlos Alcaraz, del que dijo que no trabajaba 37,5 horas a la semana.

Díaz recogió el guante y se lo devolvió. No solo calificó de «machismo» que la acusara de «enrabietarse», sino que aseguró que «non imos permitir que persoas como o señor Garamendi, que cobran 25 veces máis que o salario mínimo que un traballador ou unha traballadora do noso país nos, dean leccións de redución de xornada laboral. E o señor Alcaraz non é a maioría social do noso país», advirtió. Y abundó: «O señor Garamendi, con machismo rampante, non sabe o que é traballar 40 horas á semana, por iso se permiten o luxo de falar como están falando».

La ministra, que también anunció que el Gobierno seguirá aumentando el salario mínimo, aseveró que el registro horario es una herramienta para «defender a la clase trabajadora». Aunque no podrán endurecer las sanciones por incumplimiento —eso requeriría una modificación legal que exigiría aprobación del Congreso—, el reglamento que ahora se tramitará permitirá que la Inspección consulte en cualquier momento los registros de jornada de los trabajadores, ya que tendrán que ser digitales e interoperables. Díaz explicó que fueron los sindicatos los que le pidieron que sacara adelante esta herramienta, segregándola de la ley de reducción de jornada: «Fíxeno o día seguinte de ser derrotada parlamentariamente».

Con el alcalde de Ferrol presente —el popular José Manuel Rey Varela, del que fue compañero de corporación municipal en la ciudad durante diez años—, Díaz también criticó al PP. Recordó la «foto» de los populares hace dos semanas, tras la votación parlamentaria en la que resultó rechazada la reducción de la jornada laboral. «O normal, querido alcalde, é que o Partido Popular estivera alegre, e contento e aplaudira. E no PP as caras eran de pésame: non aplaudían, estaban moi serios». Y no lo hacían, estima, «porque sabían que estaban abofeteando a doce millóns e medio de traballadores e traballadoras do noso país. Por iso o PP non festexou a derrota».