Nvidia aprovecha su músculo financiero para asegurarse el reinado en la inteligencia artificial

j. a. González MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

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Logo de Nvidia Mike Blake | REUTERS

La tecnológica realiza numerosas inversiones millonarias en empresas con una letra pequeña: ese dinero es para comprar sus productos

29 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Apenas pasaron 96 horas entre los dos anuncios de Nvidia que provocaron un terremoto en el sector tecnológico. Con tan solo cuatro días de diferencia, la compañía informó de dos inversiones por alrededor de 90.000 millones de euros (105.000 millones en dólares al cambio). Es una cifra que supone casi una cuarta parte del presupuesto total del Gobierno de España para este 2025 (380.000 millones). Dos pactos, tres nombres y un objetivo, seguir siendo el rey, como dice la ranchera.

Sin mucho eco ni repercusión, el equipo financiero de Nvidia ha ido destinando partidas a diferentes compañías, algunas de ellas creadoras de modelos de inteligencia artificial y otras proveedoras de la nube. Una inversión que vuelve a las arcas de la compañía con sede en Santa Clara (California, Estados Unidos), porque todas estas empresas usan ese capital para comprar las unidades de procesamiento gráfico de Nvidia.

En el 2024 el fabricante de chips participó en más de 50 acuerdos de inversión, según datos de PitchBook. En este ejercicio el secretismo de las inversiones se ha reducido, al igual que la magnitud de las operaciones. Con dos golpes de talonario (4.250 millones en Intel y 85.000 en OpenAI), la creadora de ChatGPT ha borrado cualquier registro en sus operaciones empresariales, pero su objetivo se mantiene invariable, seguir siendo el rey.

Las astronómicas cifras del acuerdo entre OpenAI y Nvidia alcanzan casi un centenar de miles de millones para la construcción de centros de datos con capacidad conjunta de 10 gigavatios. De ese total, alrededor de 35.000 millones se destinan —según fuentes del mercado— a la compra de procesadores de Nvidia. Similar, el anuncio de la inversión en Intel, su rival histórico, que llegó horas antes del de OpenAI.

China, en guardia frente al gran competidor

A miles de kilómetros de las ciudades donde se firmaban estos acuerdos, Pekín intentaba poner «límites» a estos designios aplicando la ley del «ojo por ojo»: «No se pueden comprar chips de inteligencia artificial a Nvidia». Tras esta decisión hay una realidad, la soberanía tecnológica de China en el sector de la IA. Un triunfalismo que está aún lejos de competir con los grandes chips que alimentan las apuestas de los gigantes OpenAI, Alphabet o Meta.