El presidente del BBVA asume el fracaso de la opa sin autocrítica: «No es motivo para dimitir»

ECONOMÍA
El presidente del BBVA defendió la oferta sobre el Sabadell y que no podía ser «a cualquier precio»
17 oct 2025 . Actualizado a las 16:12 h.«En todo momento hicimos lo que creíamos que debíamos hacer». Así ha resumido este viernes el presidente del BBVA, Carlos Torres, la fracasada opa lanzada por la entidad sobre el Banco Sabadell, después de que en la noche del jueves se conociera que su oferta solo logró seducir al 25,47 % de los accionistas, muy lejos del umbral mínimo del 50 % que se habían fijado para controlar el banco e incluso del 30 % que les haría posible lanzar una segunda oferta. En una rueda de prensa acompañado por el consejero delegado, Onur Genç, Torres dejó claro que no había lugar para la autocrítica, y que de ningún modo se planteaba dimitir. «No es motivo para dimitir», sostuvo, añadiendo que se siente «plenamente respaldado por el consejo de administración y la junta de accionistas» del banco.
Insistió en que, aunque el capítulo estaba cerrado y a que «asume» la decisión de los accionistas del banco vallesano, la polémica opa -hostil, es decir, en contra de la voluntad del consejo de administración del Sabadell- tenía un «claro sentido estratégico y financiero» y que era «buena» para accionistas, clientes y empleados de ambas entidades. «Ofrecimos la mejor propuesta posible, una oferta objetivamente atractiva, como han reconocido muchos accionistas relevantes de Sabadell, a quienes agradecemos sinceramente su apoyo y confianza», subrayó.
Oportunidad perdida
En ningún momento de la rueda de prensa, pese a las reiteradas preguntas, Torres quiso calificar el desenlace de la operación como fracaso. Se refirió a ella repetidamente como «oportunidad perdida» porque «nos hubiera encantado que hubiera ocurrido». Sostuvo que la opa lanzada hace más de 17 meses sobre el Sabadell era muy rentable «para todos», desde los accionistas hasta la totalidad del tejido económico.
En su defensa de la operación no dejó ni un resquicio para la autocrítica, ya que consideró que la oferta planteada por el BBVA era «la mejor posible». «No se trataba de hacer la operación a cualquier precio», defendió. Tampoco quiso pronunciarse sobre los motivos que pudieron llevar a los accionistas a darle mayoritariamente la espalda a la opa. «Da igual la causa», zanjó, pese a que admitió que pudo haber pesado, especialmente entre minoristas y fondos indexados, el mensaje -agitado desde el Sabadell y desmentido desde el BBVA- de una hipotética segunda opa obligatoria con precio mejorado.
Tampoco quiso cuantificar cuál había sido el coste para el banco de estos 17 meses de esfuerzo infructuoso para hacerse con la entidad catalana (desde campañas publicitarias hasta equipo asesor externo o personal de la red de oficinas volcado en lograr el canje de acciones). Pese a que durante la rueda de prensa se le preguntó por ello, Torres eludió la cuestión limitándose a asegurar que la inversión fue «la normal en una situación de esta magnitud», apostillando que «en el contexto global del banco, son cifras insignificantes».
«No tiene sentido mirar hacia atrás», aseguró. Y para demostrarlo, centró su intervención en el plan estratégico del banco, presentado en verano, que incluye una suculenta remuneración al accionista, producto de la buena evolución de la entidad, con una rentabilidad por activos (ROTE) superior al 20 %, a la cabeza de Europa.
Acelerar la remuneración al accionista
Por eso, tal y como anunció la víspera, tras conocerse el pinchazo de la opa, el consejo de administración acordó acelerar la retribución al accionista que, tal y como recoge el plan estratégico hasta 2028, repartirá 36.000 millones. De ellos, los primeros 1.000 millones serán en el programa de recompra de acciones que comenzará el 31 de octubre, una vez presentados los resultados trimestrales y enterrada la opa, que lo impedía.
Torres recordó que el 7 de noviembre se pagará un dividendo histórico a los accionistas: 1.800 millones, 32 céntimos por acción, a cuenta de los resultados de este ejercicio. A todo lo anterior, añadió el anuncio de una recompra adicional de acciones, de la que no dio detalles porque está pendiente de recibir la autorización del Banco Central Europeo (BCE), pero de la que avanzó que sería «significativa».
En lo que respecta a dejar atrás un proceso que, especialmente en las últimas semanas, alcanzó importantes niveles de tensión entre ambos bancos -incluso la CNMV tuvo que tirarles de las orejas-, el presidente del BBVA dijo que el jueves se comunicó con su homólogo del Sabadell, Josep Oliu, para «desearle lo mejor, tanto a él personalmente como a la entidad».