Una ley educativa cada diez años

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Un alumnos de infantil en España puede estudiar bajo tres leyes educativas diferentes hasta que termina el bachillerato
Un alumnos de infantil en España puede estudiar bajo tres leyes educativas diferentes hasta que termina el bachillerato Santi M. Amil

La falta de consenso se traduce en una secuencia de normas contradictorias. Desde la democracia, en España ha habido cuatro leyes de contenido educativo, dos organizativas y tres intentos fallidos

19 nov 2020 . Actualizado a las 00:50 h.

Cuando España cambia el signo del Gobierno, la comunidad educativa se echa a temblar. Desde que en 1970 se aprobase la Ley General de Educación (o Villar Palasí) la inestabilidad legislativa ha sido un hecho. En 1980 UCD presentó la Loece, con articulado anticonstitucional, que nunca llegó a entrar en vigor. En 1985, el PSOE sacó adelante la LODE, una ley sobre todo de organización (trajo los conciertos con la escuela privada). En 1990 llegó la que seguramente es la más importante de todas, la Logse (PSOE), que amplió a los 16 años la escolarización obligatoria. En 1995 se aprobó la Lopeg, también de organización. En 1997 Esperanza Aguirre (PP) propuso una homogeneización de las humanidades que se quedó en nada porque los nacionalistas pusieron el grito en el cielo (entonces Aznar pactaba con CiU y PNV). En el 2002 Pilar del Castillo (PP) presentó la LOCE, que no entró en vigor porque cuando tenía que hacerlo ya estaba en el Gobierno Zapatero (PSOE), que le encargó una normativa propia a María Jesús San Segundo, con Alejandro Tiana como gran diseñador de la misma, y que fue la LOE (2006). Con el segundo gobierno de Zapatero, Ángel Gabilondo intentó en el 2010 un pacto de Estado de Educación, que se frustró en el último minuto; y finalmente llegó el PP al poder y José Ignacio Wert publicó en el BOE la Lomce (2013), que es una reforma de la LOE y que sigue hoy en vigor. Ahora se pretende aprobar la Lomloe (el enlace es para el borrador, antes de las enmiendas) y como todas las anteriores no contará con unanimidad en la Cámara.

Así, y a efectos prácticos, desde la democracia ha habido cuatro leyes educativas: LGE (desde 1970), Logse (1990), LOE (2006) y Lomce (2013), pero como las demás también se iban contando en la prensa, la sensación es que las nueve leyes (y la reforma de Aguirre) se han ido solapando una con otra. Ahora los titulares los ocupa la décima normativa.

Cuatro claves polémicas

Esta secuencia legislativa es un quita y pon de propuestas que tiene cuatro claves: la lengua (y la centralización en general), la Religión, los conciertos y los aprobados. En el resto, los documentos siguen todos una misma deriva hacia la educación participativa, comprensiva, inclusiva y adaptada a los tiempos; incluso en el temprano 1970 el texto de Villar Palasí es sorprendentemente moderno en ese sentido.

La lengua. Para unos hay demasiado castellano en las autonomías con lengua propia y para otros, demasiado poco. Galicia ha optado por equilibrar al máximo ambos idiomas y aún así recibe críticas de los dos extremos. La Lomce fue especialmente combativa en este punto.

La recentralización (o descentralización). Las tensiones territoriales se sustancian en la pelea sobre el castellano, pero también en el diseño del currículo o en la propuesta (que tenía la Lomce) de reválidas únicas estatales.

La Religión. Todas las leyes la aceptan como asignatura de obligada oferta porque así se exige en los acuerdos de España con la Santa Sede, pero solo la Lomce la aupó a la categoría de académica (sirve para la nota media) en bachillerato. El reverso de la moneda es Educación para la Ciudadanía, que echó a los obispos a la calle en el 2006 (aunque al final se pactó el contenido y no hubo grandes disputas).

Los conciertos. Izquierda y derecha siempre han respetado los conciertos para subvencionar una educación privada: PP y PSOE han coincidido en no aumentar el precio del módulo (así se cuantifica el dinero con que se financia), lo que hace de la concertada una enseñanza muy económica para cualquier Gobierno.

Los aprobados. Es de estos asuntos el que posiblemente afecte a más alumnos y del que menos se habla. La Lomce nació con mucha exigencia en los aprobados (después se desinfló) y con una separación de alumnos a partir de 2.º de ESO entre FP y bachillerato, y creó un cajón de sastre para los alumnos disruptivos (PMAR) en vez de compartir segundo y tercero de ESO con sus compañeros; como nota positiva, diseñó la FP básica (dos años de formación práctica que da paso a la FP de grado medio y que puede tener muy buenos resultados).