Los colegios del rural de Lugo, demandados entre los niños con necesidades educativas especiales
![Uxía Carrera Fernández](https://img.lavdg.com/sc/IpUhdEo7-sxLEo4DLQFF1_x1DUs=/75x75/perfiles/1618496101292/1639823781096_thumb.jpg)
EDUCACIÓN
![Colegio del patio de O Incio](https://img.lavdg.com/sc/QVtdlh1O3SoiGJj2Hl_yexJH3E8=/480x/2023/09/13/00121694626741782348770/Foto/M14S2001.jpg)
Varios centros del entorno de Sarria o Monforte aumentaron matrículas en los últimos años de familias en busca de clases menos masificadas
14 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Pese a la despoblación, muchos colegios pequeños del rural de Lugo mantienen su matrícula. Desde la pandemia, algunas familias de localidades más grandes se cambiaron huyendo de aulas masificadas, pero estos centros relatan que también son una salida para los niños con problemas educativos especiales. En algunos, todos los nuevos alumnos tienen este tipo de necesidades.
Donde más se nota esta tendencia es en las escuelas de los concellos cercanos al concello de Sarria o de Monforte. Son varios los que han sumado en los últimos años alumnos de padres que buscaban clases con un menor número de estudiantes que facilitasen una atención más personalizada. Son niños con algún trastorno del espectro autista, déficit de atención o algún tipo de discapacidad.
«Nada ten que ver que aprendan nunha clase con 25 nenos, que é a ratio máxima nos coles grandes, que nunha con oito», aclaran algunos directores. En los colegios pequeños, los docentes tiene más tiempo para cada uno de los alumnos, por lo que tienen más facilidades para seguir la programación curricular junto al resto de estudiantes.
«Podemos atendelos mellor», aseguran desde el colegio de Oural, en el municipio de Sarria, que recibió a tres nuevos alumnos en esta situación y ya roza los 80 estudiantes. También en O Incio sumaron recientemente un estudiante con dificultades que se trasladó de un municipio cercano para residir incluso en la propia localidad.
La relación con el alumnado por parte del equipo docente es de un trato más familiar, humano y cercano, lo que crea un mejor ambiente para los niños con alguna necesidad especial. Algo que pueden sentir también por parte del resto de alumnos. «Máis alá dos contidos educativos, tamén buscan tranquilidade». Resaltan que para los padres es un «alivio» poder preguntar por su hijo «se comeu ben, se está enfermo...» y que los docentes puedan estar pendientes de cómo está. Además, valoran que sean centros que trabajen en contacto directo con la naturaleza.
En el entorno de Monforte de Lemos se nota esta tendencia en colegios como el de Bóveda o A Pobra do Brollón. En Bóveda pasaron este curso de 34 a 38 estudiantes y la directora asegura que hay «bastantes» con necesidades educativas especiales. «Los colegios de la comarca estamos todos igual, las familias de los estos niños no quieren aulas grandes», relata la directora. Estos centros, al tener algunos cursos agrupados en muchas ocasiones son clases «multinivel», en los que los docentes tienen que asumir varios papeles al mismo tiempo para atender todas las necesidades, por lo que es una educación más adaptada.
Piden más personal
Una clase con poco alumnos no es lo único que necesitan los estudiantes sino que tienen que ser atendidos por un Pedagogo Terapeuta (PT). Es la Xunta de Galicia la que determina con cuantos de estos docentes cuenta cada centro y en algunos rurales de Lugo ya les resulta insuficiente. «Teníamos un PT a jornada completa porque había una verdadera demanda de niños con necesidades especiales, pero ahora es compartida», explica la directora del colegio de Bóveda.
El especialista acude ahora dos días a este centro y otros tres a A Pobra de Brollón, donde también hay un alumnado considerable con necesidades especiales. Este centro inicia el curso con una matrícula más que el anterior. Con el profesor PT, los niños que lo necesitan salen del aula para tener clases particulares en las que poder reforzar los contenidos, pero con la reducción de jornada van a pasar más tiempo de lo pautado siguiendo la programación curricular común.
«Así es mucho más complicado atender bien a estos alumnos mientras las familias están apostando por los centros más pequeños», lamenta la docente, que reclama más personal.