Los partidos buscan salida al laberinto político de Ourense

Miguel Ascón / Xosé Gago OURENSE / LA VOZ

ELECCIONES 28M

Cabezas (PP), Seara (BNG) y Rodríguez (PSOE), en el debate electoral de Radio Voz.
Cabezas (PP), Seara (BNG) y Rodríguez (PSOE), en el debate electoral de Radio Voz. MIGUEL VILLAR

El futuro de la Diputación y las generales complican aún más el escenario local

08 jun 2023 . Actualizado a las 16:54 h.

Cada vez queda menos para el 17 de junio, el día en que la corporación municipal salida de las urnas elegirá al nuevo alcalde de Ourense. A menos que haya un acuerdo a tres bandas entre PP, PSOE y BNG, seguirá en el cargo Gonzalo Pérez Jácome, que fue el más votado. Pero ese pacto alternativo no termina de cuajar debido al complejo escenario que el 28M dejó tanto en el Concello como en la Diputación.

El primer paso lo dio el candidato del PP, Manuel Cabezas, que convocó la semana pasada una reunión con los cabezas de lista del PSOE, Paco Rodríguez, y del BNG, Luis Seara. Ninguno de los dos asistió argumentando que las negociaciones las coordinarán las direcciones autonómicas de sus respectivos partidos. Socialistas y nacionalistas han creado una comisión negociadora a nivel gallego y ya han hablado de Ourense, pero por ahora no ha trascendido la estrategia a seguir. Sus candidatos a la alcaldía ourensana afirmaban ayer no tener novedades al respecto.

Mientras, el argumentario de la dirección del PPdeG subraya que ellos fueron la segunda fuerza más votada y, por lo tanto, en caso de pacto, la alcaldía debería ser para su candidato. Cabezas mantiene esa tesis y urge un encuentro con Rodríguez y Seara para empezar a negociar. Así las cosas, la disyuntiva estaría entre hacer alcalde a Cabezas o a un candidato del binomio PSOE-BNG, que a priori sería el líder socialista, Paco Rodríguez. El PP logró 13.609 votos, lo que se traduce en siete concejales, tres menos que Democracia Ourensana. Sin embargo, la suma de PSOE y Bloque llega a los diez ediles, los mismos que obtuvo Jácome. Además, lo superarían en votos, con 19.090 (640 más que DO).

Aunque la situación de Ourense es excepcional, la convocatoria de las elecciones generales no ayuda a resolver la ecuación. Especialmente, si se introducen nuevas variables, como la configuración de las candidaturas. En este sentido, desde el entorno de Cabezas niegan que esté actualmente sobre la mesa la posibilidad de que renuncie a ser concejal para encabezar la lista del PP al Senado, una opción con la que se especula durante los últimos días en la ciudad.

En cualquier caso, en el contexto de una precampaña que se prevé crispada no será fácil que el PSOE entregue la alcaldía de una capital de provincia al PP, o viceversa. De igual modo, también parece complicado que los votos del BNG puedan acabar haciendo alcalde al popular Manuel Cabezas. De hecho, ayer mismo la portavoz nacional del Bloque, Ana Pontón, dejaba claro que la «liña vermella» de su partido en materia de pactos es «non favorecer gobernos do PP».

Tampoco ayuda la situación en que quedó la Diputación, que puede ser otra vez fundamental para determinar lo que ocurra en el Concello. El PP se ha quedado de nuevo a las puertas de la mayoría absoluta y fue en ese mismo escenario cuando, en el año 2019, se produjo el pacto con DO que hizo alcalde a Gonzalo Pérez Jácome y permitió seguir como presidente a José Manuel Baltar.

Después de más de tres décadas de gobiernos baltaristas, PSOE y BNG verían con buenos ojos un relevo, pero para ello es necesario llegar a un acuerdo con Jácome, el mismo a quien pretenden desbancar como alcalde. El secretario provincial socialista, Rafael Rodríguez Villarino, optó por priorizar el cambio en la Diputación y propuso iniciar ya las conversaciones con el líder de DO. Sin embargo, el PSdeG desautorizó esa estrategia y Villarino ni siquiera será interlocutor en un hipotético proceso negociador toda vez que acaba de anunciarse que pondrá rumbo a Madrid como cabeza de lista del partido al Senado.

Otra vía que se baraja es que, si hay acuerdo en el Concello en favor de un bipartito de PSOE y BNG, a cambio los socialistas y los nacionalistas podrían estar dispuestos a facilitar que el PP gobierne en minoría la Diputación, quizás exigiendo la cabeza de Baltar.

Pontón subrayó ayer la línea roja de los pactos: «Non favorecer gobernos do PP»

Ana Pontón subrayó ayer la línea roja para el BNG en sus pactos con el PSOE en los ayuntamientos de Galicia: «Non favorecer gobernos do PP». Allí donde los populares no hayan obtenido mayoría absoluta, nacionalistas y socialistas unirán fuerzas para promover «gobernos alternativos».

La decisión del Bloque no es nueva, pero cobra especial relevancia tras los resultados del 28M por la situación de Ourense, donde el PP se postula como alternativa para apartar a Democracia Ourensana de la alcaldía.

Pontón añadió que, salvo ese veto a los populares, los demás detalles de los pactos dependerán de las asambleas locales y los grupos municipales, a los que el partido ha dado «liberdade» para afrontar las negociaciones.

Serán esos órganos los que decidirán la entrada del BNG en gobiernos de coalición o si se opta por ejecutivos en minoría, según lo que consideren conveniente. Aunque no sea una línea roja, sigue vigente la estrategia adoptada en el 2019 que recomienda no entrar en coaliciones cuando no alcancen la mayoría absoluta o cuando la presencia del BNG no juegue un papel significativo.

Al menos 47 concellos

Los acuerdos entre el Bloque y los socialistas facilitarán a esos partidos el gobierno de al menos 47 ayuntamientos. Entre ellos figuran las ciudades de A Coruña, Santiago, Pontevedra y Lugo. Aunque solo en las dos últimas se da por segura la formación de gobiernos de coalición. En la urbe herculina los socialistas se inclinan por gobernar en solitario, aunque necesitarán el apoyo del BNG en la investidura porque son segunda fuerza. En Compostela, el PSdeG también prefiere evitar la coalición, aunque allí el gobierno será para el Bloque, que les superó en votos.

Esa cifra de 47 concellos aumentará casi con total seguridad, porque en otras localidades los acuerdos están pendientes de terceros partidos cuya aportación es necesaria para alcanzar la mayoría absoluta.

En total, entre las mayorías absolutas que ambos consiguieron y los posibles acuerdos, BNG y PSOE podrían gobernar 150 concellos.