Un escenario nuevo en el símbolo de la corrupción y el despilfarro

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Valencia

Fabra podría perder la Generalitat frente a un bloque de izquierdas

13 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Comunidad Valenciana se ha convertido en el símbolo de la corrupción, el pelotazo y el despilfarro. Los casos Gürtel, Brugal, Fabra, la visita del Papa, la Fórmula 1 o ahora el que afecta a Alfonso Rus, con más de 150 imputados y sobresaltos casi a diario por nuevas revelaciones de tramas de comisiones, han jalonado los últimos años. Así como también los suntuosos gastos en grandes eventos e infraestructuras como el aeropuerto sin aviones de Castellón, puesto como ejemplo de gasto injustificable por la prensa internacional, o la Ciudad de las Artes y las Ciencias, presupuestada en 300 millones, que al final costó casi 1.300 y algunas de cuyas instalaciones no se utilizan. Todas las encuestas muestran que después del 24M nada será igual en la comunidad. El PP perderá claramente la mayoría absoluta y corre el riesgo de pasar a la oposición después de veinte años en el poder. Aunque lo mantuviese tendría que gobernar de forma diferente, mediante el pacto y el diálogo.

Desplome del PP

Fabra dependería de Ciudadanos. La corrupción y el despilfarro van a pasar una factura importante al PP. En el 2011, Francisco Camps logró un éxito espectacular al obtener más de la mitad de los votos y 55 de los 99 escaños en liza. Ahora, según el barómetro del CIS, Fabra bajaría 20 puntos y un mínimo de 20 escaños, pero seguiría siendo la fuerza más votada con diferencia.

Casi seis de cada diez valencianos califican la gestión del gobierno regional como mala o muy mala frente a menos del 10 % que opinan lo contrario. La cifra mejora cuando se pregunta por Fabra, cuya labor rechazan la mitad de los encuestados. Fabra, que accedió a la presidencia tras la dimisión de Camps por el caso de los trajes de la trama Gürtel, ha hecho una limpia de imputados en las listas para tratar de desmarcarse de los escándalos que han afectado a su partido, pero ha sido tal su metástasis que el desgaste es imposible de evitar. Incluso después de todo lo que ha llovido, Rus se atreve a desafiarle, cediendo temporalmente el mando de la Diputación de Valencia, pero manteniéndose como cabeza de lista en Játiva, localidad de la que es alcalde.

Con el complicado escenario que dibujan los sondeos, el PP necesitaría el respaldo de Ciudadanos, que irrumpiría como cuarto partido con 16 escaños, pero aún así podría ser superado por un tripartito o cuatripartito de izquierdas. Sabedor de lo que se juega, Fabra ha lanzado varios guiños a la formación liderada por Albert Rivera, con la que ha dicho coincide en lo más importante.

izquierda fragmentada

Un tripartito podría superar la suma de PP y Ciudadanos. Los socialistas liderados por Ximo Puig serán, según las encuestas, la segunda fuerza política, pero a diez escaños del PP y con diez menos que hace cuatro años. El PSPV no ha encontrado un líder capaz de emular a Joan Lerma, que gobernó la Generalitat durante trece años (1982-1995). Pero, según el CIS, un tripartito junto a Podemos y Compromís -cuya líder, Mónica Oltra, es la más valorada- estaría al borde de la mayoría absoluta. También se podría unir IU si finalmente logra entrar en las Cortes valencianas. Eso hace que Puig aspire a encabezar el gobierno, aunque obtenga solo el 20 % de los votos. Tampoco habría que descartar un frente de todos contra el PP, que incluya a Ciudadanos, que podría justificarlo como una forma de regenerar la comunidad. En todo caso, ponerse de acuerdo y decidir quién sería el presidente no sería tarea fácil.

Situación económica

Una herencia pésima y síntomas del inicio de la recuperación. La gestión de Camps dejó una pésima herencia a Fabra, con la mayor deuda de España tras Cataluña (40.000 millones, que ahora ha bajado a algo más de 37.000) y la desaparición del sistema financiero valenciano formado por la CAM, Bancaja y Banco de Valencia y de empresas estratégicas. Hasta el club de fútbol Valencia ha pasado a manos de un millonario de Singapur, Peter Lim. La propuesta de la UE de multar con 19 millones a la comunidad por falsear las cifras de déficit ejemplifica el fracaso de la gestión. Fabra, por su parte, pasará a la historia por cerrar sin contemplaciones la televisión pública, que había acumulado 1.300 millones de deuda y causó 1.800 despidos. La magnitud del desastre ha sido tal que al presidente valenciano le cuesta hacer valer la mejoría en algunas cifras macroeconómicas: el crecimiento del PIB del 2,1 %, siete décimas por encima de la media nacional, el mejor dato de inversión extranjera en seis años o ser la segunda comunidad que más exporta tras Cataluña, aunque el paro sigue en el 24,2 %.

El problema

El reto de lograr una financiación más justa. Pero el gran problema de la comunidad, aparte de la corrupción y el despilfarro de los años de la burbuja, es su financiación, que hace que ingrese 1.000 millones menos al año de lo que debería. El gran reto del nuevo gobierno será arrancar un nuevo modelo más justo, ya que el actual a duras penas sirve para cubrir los gastos en sanidad, educación y servicios sociales sin recurrir al déficit. Y eso a pesar de los recortes que ha habido.