Los aciertos y los errores de los candidatos gallegos en el debate a cinco

ELECCIONES 2016

XOÁN A. SOLER

Uno a uno analizamos los puntos fuertes y débiles que mostraron Feijoo, Leiceaga, Villares, Pontón y Losada durante casi dos horas de debate

13 sep 2016 . Actualizado a las 13:48 h.

Cada vez que la cámara no enfocaba al candidato que estaba hablando, cazaba al resto de aspirantes repasando sus apuntes. Daba la sensación de que ni se escuchaban uno al otro. Y así fue. Casi dos horas de debate en las que las interrupciones se pueden contar con los dedos de las manos. Tampoc hubo apenas enfrentamientos directos y los candidatos prefirieron casi no salirse del guión.  Alberto Núñez Feijoo (PPdeG), Xaquín Fernández Leiceaga (PSdeG), Luís Villares ( En Marea), Ana Pontón (BNG) y Cristina Losada (Ciudadanos) habían llenado su atril en el estudio de la TVG con folios cargados de datos y no querían que se le quedase ninguno en el tintero. Ese fue el error compartido, al que contribuyó, una vez más, un formato de debate excesivamente pactado. Los partidos de ahora quieren debatir a medias, enfrentarse sin que salpique mucho y teniendo claro que el moderador nunca puede actuar fuera de lo marcado. De todos modos, en el que será el único debate de la campaña del 25S se pudieron observar puntos fuertes y débiles de cada uno de ellos.

Alberto Núñez Feijoo

XOÁN A. SOLER

Aciertos-  Supo manejar bien sus tiempos y consiguió incluir en sus intervenciones minutos para responder a las críticas de los otros candidatos y otros tantos para defender su gestión. Se consiguió quitar la chaqueta de candidato a al reelección en varias ocasiones, tirando de ironía cuando la candidata de Ciudadanos le reprochó el personalismo de su cartel. De hecho, fue cuando le tocaba iniciar los bloques cuando su discurso recordaba más a una intervención en el Parlamento y menos a un debate. También acertó apostando por ser el primero en salirse del guión y se anotó el primer tanto cuando tras la primera ronda reprochó al resto de candidatos que se dedicasen demasiado a la «lectura».

Errores-  Feijoo iba preparado para un todos contra uno, pero dirigió casi todos sus reproches o al candidato del PsdeG. Prácticamente no quiso contestar las acusaciones de los líderes de BNG y En Marea, agitando en demasiadas ocasiones el fantasma de un tripartito. El líder del PP quería dejar clara la máxima de que o gobernaba él o el futuro sería una incógnita, pero se notaba que usaba la fórmula cuando necesitaba ganar tiempo. Además tantas alusiones a ese hipotético escenario mostraban cierto nerviosismo, guante que supo recoger Ana Pontón y sumarse un punto. Finalmente, tras tanta insistencia sobre los pactos postelectorales, consiguió que los presentadores accediesen a incluir una ronda sobre la materia, a pesar de que no estaba pactado. La mayoría fueron más claros de lo que esperaba y su intervención final perdió algo de sentido.

Xaquín Fernández Leiceaga 

XOÁN A. SOLER

Aciertos- El candidato del PSOE, que no consiguió destacar en el debate, puede presumir de que fue uno de los más concretos y el que quizás puso propuestas sobre la mesa, algo que por cierto tampoco era difícil. Dedicó menos minutos a los reproches a Feijoo que el resto de aspirantes y coló siempre alguna promesa en su discursos. La mayoría de ellas, como la de eliminar el copago farmaceútico a los pensionistas o la de recuperar la gratuidad de los libros de texto, ya estaban anunciadas, pero gracias a este debate podrían llegar a esa gran masa de gallegos que sigue indecisa, un 13 % según la encuesta de Sondaxe.

Errores-  Uno de los principales objetivos del PsdeG en esta campaña es mostrarse como la única alternativa a Feijoo, pero en el debate no fue así. Leiceaga dejó que Ana Pontón le ganase terreno en la primera mitad del debate y que Villares fuese el azote de Feijoo en la segunda. El líder del PP buscaba el enfrentamiento directo con él,  pero el socialista entraba poco al trapo y prefería mantener su discurso en un perfil bajo. Fue el que menos se salió de lo pactado y cuando lo hizo no consiguió que se le escuchase por encima del resto.  

Luís Villares

XOÁN A. SOLER

Aciertos- Como le pasó a Pablo Iglesias en los debates de las generales, el candidato de En Marea mostró su mejor cara cuando tocaba hablar de corrupción. Sin reproches al resto de partidos, Villares construyó dos minutos de discurso en las que sacó a relucir todos los trapos sucios del PP. Se le veía cómodo, en su terreno y aunque Feijoo sí que quiso polemizar con él en este bloque, el candidato de En Marea salió airoso, insistiendo en pedirle explicaciones por casos como el de Baltar. 

Errores- Villares tardó en entrar en el debate. Al principio no consiguió disimular que llevaba todo escrito y con sus ganas de acabar sus apuntes llegó a apurar tanto el ritmo que en momentos no se le entendía. Además, se perdió en el segundo bloque y no contaba con que además de cerrar, también le tocaba hablar después de Ana Pontón. El exjuez supo reaccionar y cuando Feijoo se ofreció a tomar su turno, le respondió con un:«Deixe falar, que leva sete anos falando e sen facer nada». Ese momento, uno de los menos guionizados del encorsado debate, marcó un antes y después en el candidato de En Marea, pero revivió cuando ya habían pasado casi 45 minutos. Después se atrevió a interrumpir a Feijoo y no permitió que nadie le cortase su discurso.

Ana Pontón

XOÁN A. SOLER

Aciertos- Como se han propuesto en esta campaña, la candidata del BNG trató de colocar en todo momento a la ciudadanía en su discurso. Non se cansó de hablar de los «galegos e galegas» y le dio cercanía a sus planteamientos.  Su experiencia en el cara a cara con Feijoo en el parlamento gallego le sirvió para situarse como voz de la alternativa y, de hecho, fue la única que se atrevió a responder desde un principio a las dudas del líder del PP sobre un hipotético tripartito. Bien preparada y sin apenas tener que leer, la líder del BNG fue directa, brilló en algunas de sus interpelaciones a Feijoo y dejó claro que está entrenada para no perder ni uno de los segundos en los que tiene la palabra. 

Errores- Teniendo en cuenta que En Marea puede robarle al BNG el 25S buena parte de su electorado tradicional, Pontón no supo aprovechar el debate para marcar distancias, ni siquiera cuando tocó hablar del modelo de Estado o cuando salieron a la luz los problemas internos del partido instrumental y las interjerncias de la cúpula de Podemos. No hizo ninguna alusión de la nacionalista a la formación de Villares y Pontón pareció dejar claro que se conforma con que Feijoo esté en la oposición y que el BNG puedan formar parte de un tripartito de izquierdas. 

Cristina Losada

XOÁN A. SOLER

Aciertos- La candidata de Ciudadanos consiguió romper esquemas al dirigir sus primeros ataques a Feijoo, criticando duramente su modelo económico y la política de empleo de la última década. Aportó datos, no acusó excesivamente los nervios de ser debutante y no arrancó del todo mal. Eso sí, todas esas críticas al PP, como ya marcó Rivera en sus actos en Galicia, son simplemente la carta que aguanta el castillo de naipes de su estrategia: reclamar puestos en el Parlamento para poder controlar a Feijoo. Su mayor acierto fue ese, mostrar que su apoyo a el PPdeG no le va a salir tan barato como se podría imaginar e intentar rascar en ese campo votos de indecisos. 

Errores- La candidata de Ciudadanos no fue capaz de separar su discurso de lo que llevaba escrito. Trataba de mirar a la cámara, pero no conectaba las ideas que llevaba preparadas con lo que decían el resto de candidatos. Se quedó aislada y fuera de la dinámica del debate. Además, Losada no consiguió convencer cuando tocaba hablar del modelo territorial, un bloque que parecía hecho a medida para que pudiese colar el discurso «constitucionalista» de Ciudadanos. Ella apostó por ejemplos prácticos y convirtió a su prima de Cádiz, esa que necesitaría «pasaporte para entrar en Galicia», en la que podría ser la nueva niña de Rajoy. Una vez más Ciudadanos quiso usar la situación catalana y el discurso que allí les funcionó para intentar arañar votos en Galicia, una táctica que hasta el momento no ha conseguido rentabilizar.