Las redes sociales pueden morder a su amo

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi REDACCIÓN

ELECCIONES 2016

MARCOS MIGUEZ

La misma herramienta que sirvió para que el éxito de Podemos se propagase a una velocidad vertiginosa ha estallado en la campaña de En Marea, solapada en el tramo final por el cruce de tuits entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón

22 sep 2016 . Actualizado a las 15:16 h.

Cuando Podemos canalizó la indignación del 15M e irrumpió en el panorama político fueron muchos los que apreciaron que parte de ese éxito obedecía al buen manejo de las redes sociales. Su eclosión no se habría producido tampoco sin las televisiones, pero sobre todo sin la grave crisis económica que sacudió al país. Todo se remonta, en origen, al malestar social. Pero los mismos tuits que servían para expandir mensajes y adelantar a los partidos clásicos, con unos motores y maquinaria mucho más viejas, han ejercido ahora el papel contrario. El duelo entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en las redes, aunque se haya vestido para la ocasión con el traje del debate abierto y de la transparencia, ha estropeado el tramo final de la campaña de En Marea como si dos invitados a una boda, en pleno banquete, empezaran a tirarse trozos de tarta a la cabeza.

Las comparaciones con el 2012

Ninguna encuesta pone en duda el sorpasso. En las generales fallaron las predicciones, y el PSOE aguantó la segunda posición. Pero en Galicia todo apunta a que En Marea será segunda fuerza. Todo un éxito si se tiene en cuenta que no se trata de un fenómeno nuevo. De hecho, AGE es de alguna forma el precursor de Podemos y de todo lo que vino después. Por tanto, a la espera de ver qué dice el resultado de las urnas, convendría no olvidar algunas cuestiones; primero, el partido instrumental liderado por Luís Villares es la continuidad de AGE; segundo, su candidato no tiene el tirón de Beiras. Y en tercer lugar, la marea se presenta ahora después de haber tocado ya poder en tres ciudades. Aspectos todos ellos a tener en cuenta para ver si, finalmente, En Marea es capaz de doblar o incluso ampliar los nueve diputados que obtuvo AGE en el otoño del 2012.

 La tensión tranquila

Puertas afuera, como dicta el más elemental sentido común, el PP viene lanzando insistentemente el mensaje de que nada está ganado y de que toca pelear por cada papeleta en el último rincón de Galicia. Una estrategia para movilizar a toda su base, pero que no puede ocultar que los populares confían en revalidar su tercera mayoría absoluta. Un objetivo que pretenden conseguir recuperando el voto de Ciudadanos. Todas las encuestas apuntan a ese escenario. La última vez que el PP perdió una mayoría absoluta fue en el 2005, por pocos votos. Fraga tenía 82 años y las fuerzas de la oposición, sin tensiones internas, tenían dos liderazgos muy consolidados.

 Una imagen fresca sobre un discurso viejo

Constituye una de las grandes novedades de esta campaña. El BNG ha logrado proyectar una imagen fresca sobre un discurso viejo. Y eso ha llamado la atención. Es apreciable en el cartel de la candidata, Ana Pontón, y en toda la campaña que ha hecho el frente nacionalista. El domingo será el día para ver si es capaz de recuperar parte del voto prestado a En Marea. Todas las encuestas apuntan a que el BNG tendrá un resultado muy inferior al cosechado en el 2012. Aunque unas generales no son extrapolables a unas autonómicas, quizás la comparativa haya que hacerla con el negro escenario que surgió tras el 20 de diciembre, y que dejaba al frente fuera de O Hórreo.